Dieta atlántica vs. dieta
mediterránea, ¿cuál es mejor?
Cocinatis - abril
de 2016
¿Vendrá el patrón base de la
alimentación gallega a sustituir a la dieta mediterránea? Vamos a ver en qué se
parecen y en qué se diferencian.
Llevamos eones, eras enteras de
nuestro Sistema Solar escuchando que, sí, que la dieta mediterránea es lo
mejorcísimo que existe y que, de no seguir dicho patrón de alimentación nuestro
futuro será gordo, diabético e insalubre. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? ¿Es
verdad que no hay nada mejor que la dieta mediterránea? Desde hace algunos
meses, la dieta atlántica, que es la que se sigue en el noroeste de la
Península Ibérica, está empezando a competir de tú a tú con la campeona
vitalicia. Pero, ¿es una mejor que la otra?, ¿se parecen entre sí?, ¿se
diferencian?
Vamos primero con un recordatorio
de las características básicas de la dieta mediterránea. Se basa en un alto
consumo de hidratos de carbono (arroz, pasta), pero también es rica en fibra y
antioxidantes. No en vano, los cereales, las legumbres y las verduras forman el
triángulo básico. El consumo de grasas saturadas (como las que hay en la carne
roja o la mantequilla) es moderado. Prevalece el uso del aceite de oliva, con
grasas de las llamadas "buenas" y las carnes blancas (ave, conejo,
etc.). También se toman grasas pollinsaturadas, como las que encontramos en el
pescado azul y los frutos secos. Se permite el consumo de alcohol, y una copa
de vino en las comidas está aconsejada.
Ahora, con la ayuda de Rocío
Yagüe, jefa de sala del restaurante Montes de Galicia (Madrid), vamos a ver las
principales características de la dieta atlántica.
Más proteínas, menos hidratos.
Consumo de tres a cuatro veces por semana de pescados y mariscos (moluscos y
crustáceos), que constituyen la gran reserva natural del Atlántico.
"Ejemplos serían el bacalao en costra de mayonesa de su pil-pil, sobre
cama de espinacas con piñones y pasas o, en temporada, la lamprea guisada en
vino de Ribeiro tinto, que nosotros tenemos en carta", comenta Yagüe.
Omega 3 a tutiplén. Los productos
tradicionales de la zona atlántica tienen una importante concentración de
ácidos Omega 3, que están en las membranas que protegen nuestras células de la
degeneración propia de la edad y también juegan un papel destacado en la
protección cardiovascular.
Pan (pero integral) y patatas
(pero cocidas). Se recomienda el consumo de pan elaborado con harinas
integrales o de grano entero, y tomar patatas, preferentemente cocidas. Como
dice Yagüe, "un buen cachelo es el acompañamiento perfecto, de ahí que lo
utilicemos en muchos platos como el tradicional pulpo a feira o el lacón con
grelos".
Consumo alto de frutas y
hortalizas. Entre estas últimas destacan el repollo, las berzas, los grelos y
las nabizas, aunque también estarán presentes las judías, pimientos, cebollas,
zanahorias, guisantes y ajos.
Uso (también) del aceite de
oliva. Sobre todo, para aderezar en crudo.
Más lácteos. Tanto en forma de
leche, como en derivados fermentados con beneficios adicionales. Un ejemplo
serían los quesos o cualquier otra preparación en forma de postre.
Más consumo de carne roja que en
la mediterránea. Eso sí, con moderación. Yagüe pone como ejemplo "el lomo
bajo de vaca madurado en seco. Es carne que se madura durante 60 días para que
alcance el grado perfecto de jugosidad y ternura. Nosotros la servimos ya
trinchada para que se vea la veta".
Ingesta abundante de líquidos.
Especialmente agua, aunque también se toma vino para acompañar las comidas (al
igual que en la dieta mediterránea).
Sencillez en la preparación de
platos. Con el fin de mantener la calidad de las materias primas y su valor
nutritivo. Las técnicas culinarias más empleadas son la cocción y la plancha ya
que mantienen mejor las características sensoriales de las materias primas de
la dieta atlántica.
Entonces, ¿cuál es mejor? Según
un estudio recientemente difundido y llevado a cabo por el Hospital de
Santiago, en Galicia los niveles de colesterol malo se sitúan entre los más
bajos de España. Además, los marcadores relacionados con la masa corporal
muestran una menor adiposidad y una mejora del peso. Es decir, la dieta atlántica
mantiene a raya el colesterol y contribuye a no subir de peso. Por su parte, la
dieta mediterránea permite reducir el riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, previene la obesidad e incluso la aparición de la diabetes,
gracias al consumo de hidratos de carbono complejos. En definitva, podríamos
hablar de empate técnico, porque son muy parecidas y tan beneficiosa es una
como la otra.
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