Reputación empresarial: 7
recursos para construirla
FORBES- 25 de Abril de 2016
Construir una buena reputación es
un reto permanente. Y para que la mantengas y mejores estas recomendaciones te
serán de gran ayuda.
En un mundo de negocios globalizado,
la competencia es el signo de cada día. Supervivencia, expansión,
diferenciación y posicionamiento en el mercado, valor de marca, lealtad del
consumidor, todo está en juego, y las redes sociales añaden intensidad y
profundidad a esa competencia y hacen cada vez más complicado el manejo de la
comunicación estratégica empresarial.
Construir una buena reputación,
mantenerla y mejorarla es un reto permanente para las empresas; una tarea de 24
horas, 365 días al año que ha ido ganando terreno como metodología, filosofía,
cultura y sistema de trabajo. Clientes y consumidores ya no se conforman con un
sistema de respuesta en tiempo real, sino que demandan una relación directa
basada en la confianza.
En las preferencias del público
influyen ahora factores subjetivos, tendencias, estilos, nuevos formatos de
comunicación que pueden detonar un crecimiento explosivo o una crisis con sus
efectos negativos colaterales. Más aún, estas crisis pueden ser alentadas por
los competidores, públicos totalmente ajenos a la empresa y hasta “consumidores
inconformes” y “conflictos” creados artificialmente.
Ante tal contexto, las
principales recomendaciones que tenemos en esta materia son las siguientes:
1. Compromiso ético
La piedra fundamental de la
reputación de una empresa son los valores, la protección responsable de su
patrimonio y la conducta intachable en sus operaciones de negocios,
particularmente en lo que tiene que ver con el combate a las diversas formas de
corrupción, protección del medio ambiente, derechos humanos, responsabilidad
social, prácticas comerciales y servicio al cliente.
No se debe pasar por alto que los
escándalos de un ejecutivo pueden pesar sobre la compañía y marcas para las que
trabaja. Una caída abrupta en los indicadores, una renuncia inesperada son el
caldo de cultivo de rumores y contingencias. Una consideración que hacemos a
nuestros clientes es subrayar que la tipología de conductas rechazadas
socialmente se extendió exponencialmente; nada puede dejarse al descuido dentro
del protocolo de conducta ética empresarial.
2. Entorno y prácticas laborales
A nivel organización, la empresa
debe ser un referente de realización humana, atracción y desarrollo de talento.
Debe existir congruencia entre los beneficios salariales, las prestaciones
materiales y el ánimo, la cultura organizacional y el sentido de pertenencia de
sus empleados. Todo suma para crear un ambiente, instalaciones, logotipos,
equipamiento, tecnología, todos estos elementos alineados para generar
impresiones favorables, productividad, motivación y seguridad. Temas
específicos en este rubro son la erradicación de todas las formas de
explotación, discriminación, acoso, maltrato e iniquidad.
3. Competitividad y liderazgo
El sistema de comunicación debe
reflejar a nivel interno y externo, que la empresa es innovadora, influyente,
con una visión y misión claras cuyo cumplimiento se ratifica diariamente y se
refleja en buenos resultados que, a su vez, significan estabilidad y
crecimiento, lo que estimula a sus accionistas y le representa fortaleza
financiera.
La empresa se mantiene atenta e
incluyente de todas sus audiencias, hace alianzas con sus proveedores, se
involucra y responsabiliza por temas trascendentales y su posicionamiento en el
mercado ofrece también un alto grado de congruencia con las aspiraciones de sus
consumidores. Cada parte y cada integrante de la organización saben su función,
lo que aportan al valor agregado de la misma y la contribución de su trabajo
diario para la satisfacción del cliente.
4. Calidad y valor de oferta
Cuando los consumidores
insatisfechos se acumulan y no reciben la atención debida, la reputación
comienza su decadencia. Con la velocidad que ofrecen las redes sociales para
expandir rumores, videos y materiales que afectan la imagen de una empresa, sus
instalaciones, ejecutivos, marcas, productos y servicios, es imprescindible
disponer de un sistema para el manejo de crisis, control de daños y
administración de la reputación.
De cada 5 comentarios y posturas
en redes, en promedio 3 son de tendencia negativa, 1 neutral y solamente 1
positiva. Por cada centavo invertido, el cliente exige actitud, calidez,
servicio, compromiso. Simplemente, las audiencias invierten más tiempo
quejándose, acosando, exhibiendo, espiando, denigrando y leyendo objeciones
(haciéndolas más virales); para colmo, la secuela e impacto de éstos también
suele superar –por mucho– las recomendaciones, reconocimientos y opiniones
favorables.
Los centros de atención al
cliente deben ser muy eficientes, pero sobre todo disponer de toda la atención
y apoyo de las áreas responsables. El alineamiento interior es vital para
responder ante un imprevisto y, sobre todo, darle la debida, efectiva,
calificada, total y pronta respuesta al público.
El lado bueno de este activismo
es que obliga a las empresas a exigirse una mayor atención en sus procesos de
producción y en la prestación de servicios; lo malo es que muchas veces esto
sólo sucede cuando han sido sacudidas por una crisis.
5. Lealtad basada en credibilidad
Es fruto de todos los puntos
anteriores sumados, un ciclo permanente de experiencia-satisfacción que permite
fijar en la mentalidad y emocionalidad del cliente que puede confiar plenamente
en la empresa, haber disfrutado de una estancia relajada y plena, un
espectáculo memorable, un vuelo sin contratiempos, un servicio integral, una bebida
con todas las propiedades esperadas, una solución justa en precio. Todos
queremos clientes leales, que se reproduzcan, nos recomienden y se conviertan
en el mejor canal de comunicación sobre la reputación de nuestra empresa.
Más allá de los programas de
recompensa, nada supera a la relación personalizada que podamos construir con
nuestros clientes. Las caras, voces y manos amables que ofrecen valor
atendiendo los detalles y garantizando un esfuerzo adicional.
6. Comunicación estratégica
El uso extendido de redes
sociales aumenta el valor relativo de la comunicación, con el añadido de su
intencionalidad estratégica: comunicar eficientemente de manera oportuna,
puntual, precisa, proactiva, contundente; administrar audiencias, dirigir
percepciones, influir en el estado de competencia, identificar y analizar
tendencias para generar inteligencia de mercado.
Dirigir los mensajes en las
cantidades y frecuencias necesarias por todos los medios accesibles, costeables
y disponibles, entender, sentir, monitorear los medios, explorar la
personalidad y estimular la interacción con nuestras audiencias.
7. Responsabilidad social
Cada día la empresa debe aportar
algo al bienestar y desarrollo social, responder solidariamente ante desastres,
ser parte de acciones y contribuir a las causas comunitarias sin afán de lucro,
comercialización o publicidad indirecta. El fomento de estas actitudes,
conductas y mecanismos de trabajo también representa mayor productividad,
beneficios económicos y ahorros para las empresas. De la misma manera, en el
ciclo de construcción de reputación hay que tener presente que al final del
ciclo cosechas lo que siembras.
Alfredo Paredes-CEO de Capitol Consulting&Communication. Experto
en comunicación estratégica. Consultor y académico internacional. Asesor de
empresas y gobierno.
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