Cómo sobrevivir a la competencia
en la oficina
The wall street journal- abril de
2016
Cada oficina tiene al menos uno:
el empleado supercompetitivo que quiere ganar a toda costa.
Este tipo de personas va más allá
del esfuerzo normal por conseguir el éxito. Intencionalmente o no, dicen los
psicólogos, convierten cada labor en una competencia. Y generan una fuerte
reacción en sus colegas, desde responder activamente hasta simplemente querer
evitarlos.
Por cierto, la competencia es a
menudo saludable y alentada en el trabajo. Las personas que compiten de forma
sana lo ven como una vía para desarrollar sus habilidades, alcanzar metas
comunes, permanecer motivados y prosperar laboralmente.
Estudios realizados sobre las
personas hipercompetitivas las colocan en una categoría especial. De acuerdo
con un estudio de 2010 de la Universidad de Harvard, una rivalidad intensa está
ligada a una mentalidad de ganar a cualquier costo y a una tendencia a ignorar
las perspectivas y decisiones de otros. Otras investigaciones muestran que las
personas altamente competitivas se concentran en obtener estatus por encima de
realizar su trabajo, y fácilmente anteponen sus intereses sobre los de otros.
La forma en la que reaccionamos a
la competencia varía ampliamente. Las personas pueden estar condicionadas por
experiencias de la niñez a ver a un colega supercompetitivo como un reto —y a
responder haciendo un esfuerzo mayor— o como una amenaza, activando un
repliegue hacia el miedo y la ansiedad.
La raíz está en parte en la
genética: Según un estudio de 2015 realizado por investigadores de la
Universidad Eötvös Loránd de Budapest, los científicos han identificado una
variante de “guerrero” en un gen ligado al desempeño bajo presión que da una
ventaja en situaciones amenazantes, y una variante de persona aprensiva, ligada
a un desempeño pobre.
Estas tendencias configuran la
toma temprana de decisiones. Los estudiantes universitarios que son
competitivos por naturaleza suelen apuntar hacia empleos competitivos, como
entrenadores, según un estudio de 2015 liderado por John M. Houston, profesor de
psicología en el Rollins College, de Winter Park, Florida. Aquellos que son
menos competitivos se inclinan por empleos más colaborativos, como los
consejeros escolares.
¿QUÉ TAN COMPETITIVO ES USTED?
Estas preguntas puede ayudar a
determinar su nivel de competitividad. Responda con “verdadero” o “falso”:
1. Ganar en una competencia me
hace sentir poderoso como persona.
2. No veo a mis oponentes en una
competencia como enemigos.
3. Me gustan las competencias
porque me enseñan mucho sobre mí mismo.
4. No soporto perder una
discusión.
5. La competencia puede llevar a
formar nuevas amistades con otros.
6. Fracasar en una competencia me
hacen sentir menos como persona.
7. No me molesta que alguien me
pase en la carretera cuando voy conduciendo.
8. La competencia no me ayuda a
desarrollar mis habilidades.
9. El éxito en una competencia
atlética no me hace sentir superior a los demás.
10. Si puedo perturbar a mi
oponente en alguna forma hasta el límite, lo haré.
Puntaje: Respuestas de
“verdadero” a las preguntas 1, 2, 4, 6, 7, 9 y 10 revelan una tendencia hacia
la hipercompetitividad. Aquellos que respondieron “verdadero” solo a las
preguntas 3, 5 y 8 suelen tener una actitud saludable hacia la competencia.
Fuente: Richard Ryckman y
colaboradores, Journal of Personality Assessment (Diario de evaluación de la
personalidad).
Las personas que se ponen
ansiosas y evitan a los hipercompetitivos en el trabajo a menudo perjudican su
propio desempeño, dice Shelley Reciniello, psicóloga y autora de “El líder
consciente”. Después de que un rival criticara fuertemente a una ejecutiva por
sus habilidades oratorias, esta “perdió el equilibrio. Empezó a afectarla” y
empezó a equivocarse durante las presentaciones, dice Reciniello.
Confrontaciones de este tipo
pueden causar una respuesta visceral tan poderosa que pueden cegar a la gente,
dice. “Saben que están enojados, se siente enfermos, tristes. Empiezan a
imaginar fantasías de venganza”, señala Reciniello.
Igualmente en riesgo en el
trabajo están los que prefieren mantenerse al margen de cualquier competencia.
“Algunas personas ni siquiera quieren competir”, dice Steve Sims, jefe de
producto de Badgeville, desarrollador de herramientas de motivación laboral con
sede en Redwood City, California. Si usted le muestra un listado de los 10
colegas con el mejor desempeño en la oficina, esa persona probablemente tirará
la toalla.
Patti Johnson detectó el
comportamiento supercompetitivo de una colega cuando competía con ella por un
ascenso. La mujer retuvo información que Johnson necesitaba para hacer su
trabajo y asumió el crédito ante el jefe por un trabajo que habían realizado
las dos, dice Johnson, presidenta ejecutiva de PeopleResults, una firma
estadounidense de asesoría en recursos humanos y cambios de gestión.
“Me di cuenta que parte de mi
trabajo era manejarla”, señala Johnson. Empezó a pedirle a su jefe que la
incluyera en las reuniones de proyectos conjuntos, y le informó personalmente
de todas sus contribuciones, dice. “Le hice cada vez más difícil [a la otra
empleada] que pusiera piedras en mi camino”.
Algunas veces, la presencia de
personas supercompetitivas puede llevar a otros a lograr más cosas. Jay Bower
dice que el haberse sentido superado al comienzo de su carrera por colegas del
tipo “guerrero” con maestrías en administración de empresas de universidades
prestigiosas lo llevó a estudiar en las noches por cuatro años y medio para
obtener su propio título de MBA. Bower es hoy presidente de la firma de
servicios de marketing Crossbow Group, en Connecticut.
Decidir confrontar un colega
ultracompetitivo puede tener sus desventajas. “Depende de la situación. Tiene
que evaluar lo que podría perder”, dice Susan Packard, autora de New Rules of
the Game (algo como Las nuevas reglas del juego), un libro sobre la forma en
que las mujeres pueden competir en el lugar de trabajo. Puede que unas cuantas
maniobras políticas de un rival no lo perjudiquen mucho. Pero si los
supercompetidores empiezan a interferir con sus metas laborales, o con la
financiación de recursos que necesita para hacer su trabajo, tiene que actuar,
dice.
El primer paso es estar al tanto
de sus propias reacciones. Luego, practique confrontar a colegas, si es
necesario, para insistir en que dejen de socavar a sus compañeros o las metas
comunes.
Reúna ejemplos específicos del
mal comportamiento del supercompetitivo y las reacciones que causó en los
demás. Una persona hipercompetitiva no entenderá qué le está pidiendo que haga
a menos de que le explique los comportamientos que necesita cambiar, dice
Jessica Bigazzi Foster, socia de RHR International, firma de asesoría en
liderazgo y psicología empresarial con sede en Chicago. Prepárese para
explicarle cómo ese comportamiento perjudica a la empresa o al equipo.
Empiece con una actitud positiva,
dice Elaine Varelas, socia gerente de Keystone Partners. Dígale, por ejemplo,
“Usted es muy exitoso y aprecio eso. Pero encuentro difícil trabajar con usted
porque no comparte información”. Luego dé ejemplos y describa el comportamiento
que le gustaría ver en el futuro, dice Varelas.
Puede que los empleados que están
atrapados con un colega hipercompetitivo no consigan mucha ayuda del jefe, al
menos al principio. El lado oscuro de una persona altamente competitiva a
menudo pasa desapercibido porque el jefe “ve a esta persona como alguien
activo, orientada a lograr resultados”, dice Ralph Roberto, presidente de
Keystone Partners, una consultora de gestión de carrera de Boston.
Las personas hipercompetitivas
tienden a ignorar su impacto en los demás, así que lograr que cambien requiere
a menudo indicarles que se están perjudicando a sí mismos. David Hoffeld alguna
vez supervisó a un vendedor de buen rendimiento que acosaba a compañeros de
trabajo, diciendo: “Tal vez debería trabajar más duro, porque me he dado cuenta
que siempre estoy por encima de usted en el tablero de ventas”, recuerda
Hoffeld, presidente ejecutivo de una firma de entrenamiento en ventas de
Minneapolis. “No estimulaba a sus compañeros a trabajar más duro. Los hacía
enojar”.
Hoffeld le dijo al vendedor que
estaba alienando a sus compañeros de trabajo, haciendo que estuvieran menos
dispuestos a ayudarlo en proyectos futuros. El vendedor cambió su
comportamiento.
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