Días para planear y días para ejecutar
FORBES- 22 de Abril de 2016
Planear siempre es bueno para
mejorar, para ser feliz y productivo, para que la vida valga más la pena… Sí,
planear no es importante sólo para ejecutivos y empresarios.
Planear en medio de la acción es
ineficiente. Y cuando ejecutamos planes que hicimos en medio de la acción, en
muchas ocasiones nos lanzan hacia atrás en lugar de hacia delante. Durante la
batalla diaria, la cabeza está “caliente”, y para planear de forma correcta,
para generar ideas innovadoras y definir un enfoque claro se requiere cabeza
“fresca”. Para planear se necesita ser visionario, creativo, analítico e
introspectivo. Para actuar con base en planes se requiere ser contundente,
eficiente, enfocado y estratégico. Quien pretende generar ideas mientras actúa
sólo contará con pequeñas ideas para poner en marcha, y quien ejecuta mientras
planea sólo ejecutará una fracción de sus grandes ideas.
Y aun cuando podrían parecer muy
obvias las diferencias entre planear y ejecutar, y que todos coinciden en que
hay días para hacer una u otra cosa, la mayoría vive en el día a día, en medio
de la batalla cotidiana, apagando ciertos incendios e iniciando otros nuevos,
creyendo que así les es posible planear apropiadamente.
Y esto no sólo va para los
ejecutivos y empresarios. Tener días para planear y días para ejecutar
separados es también importante para las parejas, para las familias, para los
gobiernos, para las escuelas y, en general, para cada individuo que quiera
producir valor en su paso por esta vida.
Caí en cuenta de esto, que parece
tan obvio, durante un retiro en solitario por tres días. No iba con la
intención de planificar mi vida, ni personal ni de negocios, sino en busca de
una experiencia mística, la cual, sin duda, tuve, pero al mismo tiempo planeé
como nunca lo había hecho. Una vez que regresé de mi retiro en una montaña,
llegué con las pilas más puestas que nunca, con una gran claridad de enfoque,
ejecutando con gran eficiencia los planes y lleno de un conjunto de eficaces
herramientas mentales e ideas innovadoras que antes no tenía. La actividad
diaria había nublado mi mente y no me dejaba ver, planear y generar ideas y
herramientas con nitidez. En el retiro fui honesto conmigo, acepté que no
contaba con ciertas capacidades y volví dispuesto a pedir apoyo y hacer equipo;
acepté también que ciertos miedos me obstaculizaban avanzar y logré
convertirlos en virtudes durante mi soledad.
La naturaleza oxigenó mi mente y
generé muchas y grandes ideas, que –aunque requieren esfuerzo y dedicación– son
factibles, y ya he comenzado a ponerlas en marcha. Incluso tomé la valiente
decisión de pedir disculpas a quien tenía que hacerlo, de ayudar a quien desde
hacía tiempo me lo había pedido, de invertir en donde sabía que tenía que
hacerlo y antes me daba miedo, de vender lo que ya no agregaba valor y que sólo
mantenía porque llenaba huecos inconscientes.
Tome la decisión y me planteé
lograr que cada bien que poseo tenga realmente un enfoque que agregue valor,
así como no hacer lo que otros quieren que yo haga, si eso no forma parte de mi
óptica y mis pasiones. Al volver de la montaña también llegué decidido a
llevarme de retiro a mi mujer, no de vacaciones, que es diferente, sino de
retiro de planeación, y posteriormente hacerlo con mis colegas en la consultora
que dirijo. Estoy seguro de que esto nos caerá bien a todos, que lo merecemos y
que lo necesitamos, en lo personal y en lo profesional.
¿Cuál fue la última vez que
llevaste a tus colegas a un retiro de planeación por dos o tres días, y nadie,
en ningún momento, ejecutó cosas del diario, distraído, ausente o sin
participar? ¿Cuál fue la última vez que fuiste a un retiro de planeación con tu
esposa, incluso con tus hijos, sin ninguna interrupción? ¿Cuál habrá sido la
última vez en que el presidente, su gabinete y equipo cercano se habrán tomado
el tiempo para planear con cabeza fresca?
Los días de planeación implican
un proceso de revisión tanto de lo logrado como de objetivos y enfoques, de
alineación de pasiones personales con agendas colectivas, de selección de las
prioridades, de introspección para analizar las culpas y errores, de fortalecer
virtudes necesarias para la acción, de coordinar equipos y seleccionar
responsables; de motivación, de definición de incentivos, incluso de catarsis
que aligere la carga emocional.
Los días para planear son
profundamente necesarios en la vida de cada ser humano, incluso para
preguntarse si quiere seguir trabajando en donde lo está haciendo, o si quiere
seguir con su pareja. Planear siempre es bueno, para saber cómo mejorar lo que
hoy simplemente se hace, ser más feliz, más productivo, y que la vida valga más
la pena…
Ricardo Perret-Socio Director de
Mindcode y BrainScan, empresas de Innovación y estudios del inconsciente del
consumidor. Autor de 5 libros de innovación. Conferencista y consultor
internacional.
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