Las calificadoras de riesgo les
aguan la fiesta a los mercados emergentes
The wall
street journal- marzo de 2016
Los mercados emergentes
repuntaron en el primer trimestre después de tres años de letargo, pero el
deterioro de la calificación crediticia de muchos gobiernos y empresas es una
señal de posibles problemas en el futuro.
Las políticas de estímulo de los
bancos centrales de las mayores economías del mundo, así como un
fortalecimiento de los precios del petróleo y otras materias primas durante la
mayor parte del trimestre, impulsaron las bolsas y los bonos de los países
emergentes.
Los principales indicadores
bursátiles de Brasil, Turquía y México lideraron la tendencia, con alzas de 15,5%,
16,1% y 6,8% en el trimestre, respectivamente, en comparación con un aumento de
0,8% del S&P 500.
Las monedas emergentes también
ganaron terreno frente al dólar. El real se ha apreciado 10,3% y el rublo 7,5%
en lo que va del año.
Las firmas de calificación
crediticia, no obstante, se han enfocado más allá de la reciente recuperación y
perciben indicios más nefastos para los países en desarrollo: un menor
crecimiento mundial, precios de commodities que siguen muy por debajo de sus recientes
máximos y la perspectiva de un fortalecimiento del dólar, lo que elevaría el
costo de la deuda denominada en esa divisa.
El contexto económico ha llevado
a las agencias a recortar la calificación de los bonos denominados en dólares
de los mercados emergentes a su nivel más bajo en más de seis años. En el
primer trimestre del año se rebajaron las deudas soberanas de más de 10 países
emergentes, entre ellos Azerbaiyán, Bahréin y Polonia. Los bonos de Sudáfrica y
Arabia Saudita fueron colocados bajo revisión para una posible reducción.
El J.P. Morgan Emerging Markets
Bond Index Global Diversified, el más utilizado, ha caído recientemente por
debajo del grado de inversión si se tiene en cuenta las calificaciones de
Standard & Poor’s y Fitch Ratings, según el banco.
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“Creo que veremos un período de
deterioro en los balances de los mercados emergentes”, señala Rashique Rahman,
jefe de mercados emergentes de Invesco, que supervisa una cartera de US$4.000
millones en bonos de esas economías. “Estamos al comienzo de esa etapa”.
Una menor calidad crediticia
indica una mayor probabilidad de cesación de pagos. Una reciente encuesta de
J.P. Morgan Chase entre sus clientes mostró que casi la mitad de los
encuestados anticipaba que la tasa de incumplimiento entre las empresas de
mercados emergentes calificadas con grado especulativo supere 5% en 2016, muy
por encima de las previsiones del banco, de 3,5%.
Algunos inversionistas opinan que
las calificaciones pueden exagerar el riesgo de cesación de pagos. Muchos
países emergentes han eliminado la vinculación de sus monedas con el dólar,
acumulado reservas en moneda extranjera y emitido más deuda en divisa local.
Tales medidas han reducido su vulnerabilidad ante el alza del dólar.
“Dada la debilidad que hemos
observado en los precios de las materias primas y la fortaleza del dólar, el
hecho de que no se haya producido un aumento importante de la tasa de
incumplimiento es probablemente un indicio de que las economías emergentes son
más fuertes de lo que se pensaba”, manifiesta Luca Paolini, jefe de estrategia
en Pictet Asset Management, que gestiona activos por US$185.000 millones. “Las
rebajas de calificación suelen producirse al final de las caídas del mercado”.
De todos modos, los cambios en
las calificaciones pueden tener un mayor impacto en los bonos de los mercados
emergentes que en la deuda de Europa y Estados Unidos, porque en el mundo en
desarrollo puede ser más difícil obtener otra información confiable.
Un descenso a territorio
chatarra, es decir deuda especulativa o por debajo del grado de inversión,
también puede desencadenar la venta forzada de grandes inversionistas como los
fondos públicos de pensiones y las aseguradoras, que a menudo tienen
directrices que exigen que un cierto porcentaje de sus inversiones tenga una
calificación de grado de inversión.
La deuda de Brasil fue una de las
últimas víctimas de las rebajas tras caer en terreno especulativo. Fitch
Ratings redujo la nota al nivel de chatarra el 16 de diciembre, siguiendo una
medida similar de Standard & Poor’s. Los bonos del gobierno de Brasil
perdieron 4% de su precio ese día, de acuerdo con MarketAxess.
La rebaja dio lugar a la
exclusión de la deuda soberana brasileña de los índices de deuda con grado de
inversión de Barclays PLC, causando la venta forzada de bonos brasileños por
aproximadamente US$5.200 millones, mientras que los fondos de alto rendimiento
compraron sólo US$1.400 millones de estos instrumentos, según estimaciones de
Barclays. Los bonos brasileños recuperaron parte de las pérdidas en el primer
trimestre, pero siguen por debajo de los niveles previos a la rebaja.
Azerbaiyán, un país exportador de
petróleo y cobre, perdió su grado de inversión de las tres calificadoras de
riesgo durante el primer trimestre. Su moneda, el manat, se debilitó 2% frente
al dólar, mientras el precio de sus bonos subió 0,8%.
Las crisis golpearon a los
mercados emergentes con frecuencia en los años 90, cuando las salidas de
capital masivas forzaron a México, Tailandia y Rusia a poner fin al anclaje de
sus monedas con el dólar, lo que llevó a una ola de cesaciones de pagos
empresariales sobre la deuda en dólares.
La deuda se ha disparado de nuevo
en los últimos años. La emisión de bonos en dólares por parte de los mercados
emergentes ha crecido más de 50% desde 2008, para rondar US$1,9 billones, según
el Banco de Pagos Internacionales.
Se espera que nuevos recortes de
calificación golpeen a las economías en desarrollo en los próximos meses: 31,4%
de los emisores evaluados por S&P en los países en desarrollo tienen una
perspectiva negativa o están en la lista de vigilancia para posibles rebajas,
el nivel más alto en más de seis años. Muchos de los emisores de deuda están en
Brasil y Rusia.
Los gestores de inversión
especializados en mercados emergentes pueden tener tanto deuda con grado de
inversión como chatarra, pero los precios de los bonos los hace susceptibles a
la venta forzada. Rahman, de Invesco, está atento tanto a bonos de alta calidad
como a los especulativos. “Es difícil estar en el medio, cuando todavía estamos
viendo algunas cosas que gravitan hacia grado de subinversión”, asevera.
Algunos inversionistas
institucionales de largo plazo apuestan a la deuda de mercados emergentes a
pesar de la incertidumbre. Los fondos de fideicomisos y planes de pensiones del
estado de Connecticut tienen 4,8% de sus activos de US$27.900 millones en bonos
de países emergentes. “Creemos que las economías en desarrollo tienen la
capacidad de crecer, y que a medida que maduren, es probable que también
mejoren las calificaciones de crédito”, señaló Denise Nappier, tesorera del
estado de Connecticut, en un comunicado.
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