Ocho increíbles maneras en las
que el cambio de tiempo influye en tu salud
El Confidencial - jueves, 21 de
abril de 2016
No cabe duda de que en los
últimos días lo has escuchado en más de una ocasión. El argumento perfecto para
dar explicación a tus repentinos dolores de cabeza; a cualquier tipo de
molestia ósea o muscular; la razón por la que de pronto estornudas o te sientes
apático; y, por qué no, el motivo de que tengas un sueño atroz cada mañana.
Hay quienes incluso bromean con
el tema y culpan al cambio de estación de sus desajustes económicos o de las
roturas en sus pantalones. Pero, ¿realmente influyen las alteraciones
climatológicas en nuestra salud y comportamiento? ¿Es el tiempo el que está
'muy loco' o somos nosotros? La ciencia responde, y quizás ahora te resulte más
interesante prestar atención al parte meteorológico antes de salir de casa.
Para bien o para mal, siempre
afecta al sueño
Si eres de los que sin
explicación aparente se siente aletargado, luce unas ojeras insólitas y se va
durmiendo por las esquinas, aquí la tienes: el invierno acabó. Según los
expertos, las bajas temperaturas pueden ayudarnos a dormir mejor y disfrutar de
sueños más agradables.
Mientras que en verano no dejas
de sudar y te sofocas con cada vuelta que das en el colchón, en invierno la
habitación suele estar en la temperatura ideal para dormir: entre 15 y 20
grados centígrados. De esta manera, nuestro cuerpo se enfría lo suficiente como
para que el cerebro pueda descansar adecuadamente y nos despertemos llenos de
energía. Eso sí, nada de tormentas. Tal y como explica la investigadora Natalie
Dautovich en 'The Huffington Post', los climas húmedos y con lluvias alteran la
calidad del sueño como consecuencia de las perturbaciones de ruido e
iluminación.
Depresiones estacionales
Quizás lo hayas escuchado alguna
vez pero no le prestaste importancia: en los países con climas extremos los
porcentajes de personas con problemas psicológicos, depresiones y traumas
mentales son mayores. Incluso la tendencia al suicidio aumenta en lugares como
Finlandia, donde apenas ven la luz del sol durante seis meses al año. Ejemplo
parecido aunque algo más lejano es el de estados como Florida u Oklahoma. En
ellos los ciudadanos viven expuestos a fenómenos meteorológicos intensos como
huracanes o tornados, y los expertos llevan tiempo advirtiendo que las secuelas
de estos eventos atmosféricos puede tener un impacto psicológico duradero.
No hace falta cambiarnos de país,
ni tan siquiera de ciudad, para que las alteraciones meteorológicas nos
trastornen la cabeza. Según un informe elaborado por la National Wildlife
Federation el cambio climático causará problemas de salud mental directos en la
población mundial, vivan donde vivan. Los investigadores alertaron que
aproximadamente 200 millones de personas pueden estar expuestas a un aumento de
problemas psicológicos como ansiedad o abuso de sustancias químicas debido a
las alteraciones del clima.
Alergia primaveral: ¿lluvia sí o
no?
La lluvia, definitivamente, es la
responsable de que tu alergia se convierta en un sin vivir. Los molestos
síntomas de la alergia estacional aumentan en los climas húmedos en los que hay
tormentas regularmente ya que éstas hacen que las partículas del polen y los
alérgenos explosionen por el ambiente. Ojo, que algo de lluvia es de agradecer.
Si no llueve absolutamente nada tampoco estamos a salvo porque los culpables de
tu alergia se acumulan y en cuanto sople algo de viento, en medio del calor
primaveral, invadirán la ciudad.
Inesperados brotes de felicidad
Ni aun siendo de esas personas
que en cuanto sienten algo de calor huyen a refugiarse, puedes negar que cuando
el cielo está despejado te sientes mejor. Los días de sol están vinculados con
una mejoría del estado de ánimo. La exposición a rayos solares aumenta los
niveles de endorfinas –unas de las principales hormonas de la felicidad– y se
regulan los niveles de vitamina D en nuestro cuerpo, elemento que, según
demostró un reciente estudio elaborado por un equipo médico de la Universidad
Queen Margaret de Edimburgo, es fundamental para acabar con esa sensación de
cansancio permanente.
No sólo eso. Aunqu
e la comunidad
científica insiste en que la exposición al sol sea siempre moderada y tomando
las precauciones necesarias, cada vez hay más evidencias que ayudan a
relacionar el buen tiempo con la felicidad. Otra investigación llevada a cabo
en la Universidad de Michigan encontró que las personas que pasan al menos
media hora al aire libre en climas agradables muestran estados de ánimo más
felices que quienes se ocultan en las sombras.
Bajo el sol abrasador
Claro que tampoco podemos abusar
del sol. En nuestro país estamos acostumbrados a las olas de calor veraniegas
que azotan especialmente las zonas del sur de la península alcanzando niveles
naranjas e incluso rojos en los peores momentos. Como bien sabemos y nos
informan cada año, el calor intenso puede traducirse en desagradables riesgos
para la salud como deshidrataciones, golpes de calor e incluso, en situaciones
extremas, daños cerebrales. El verano influye en nuestro comportamiento, y no
solo porque sudemos por cada poro de nuestra piel, puede tener consecuencias a
nivel mental serias.
La primavera, la sangre altera
Una vez más el refranero no
enlaza las palabras sin ton ni son. Claro que en este caso no podría
relacionarse, como hacen muchas personas, con que nos suba el ánimo y nos ponga
frenéticos. Al contrario. Por lo general, en primavera y verano nos baja la
presión arterial.
Ese cansancio que incluso te hace
sentir mareos se debe a que nos baja la tensión y, según demostró un estudio,
es por la influencia de la presión atmosférica: “Esto se debe a que las altas
temperaturas hacen que los vasos sanguíneos se dilaten, lo que podría conducir
a una bajada de la presión arterial”, explicaban los investigadores.
Afecta a tu creatividad
El concepto lluvia de ideas
debería renovarse. La realidad es que nuestra capacidad inventiva mejora cuando
hace calor. Tal y como explicó otra investigación realizada en la Universidad
de Michigan, estar al aire libre en un día agradable de primavera podría estar
relacionado con una mejora del pensamiento creativo.
“Estar al aire libre a una
temperatura media nos ayuda a restablecer nuestra forma de pensar”, asegura
Matthew Keller, autor principal de la investigación, quien explica que hay dos
variables importantes que influyen en nuestra capacidad creativa: la cantidad
de tiempo que pasamos en el exterior y la estación en la que nos encontramos.
“Si pones a prueba tu mente saliendo en invierno o en primavera y pasas
bastante tiempo al aire libre, notarás que hay un cambio notable en la cantidad
de ideas nuevas que brotan en tu mente”.
Resfriados, ¿solo en invierno?
Aunque la mayor parte de las
gripes y catarros se dan en los meses de más frío –como consecuencia, entre
otros factores, de que nuestro sistema inmunológico está de capa caída y
pasamos más horas en lugares cerrados por lo que la exposición a gérmenes,
virus y bacterias es permanente–, no te olvides de que en verano aumenta el uso
de una extendida herramienta culpable de cerca del 20% del total de resfriados
que padecemos al año: el aire acondicionado. No se trata únicamente de la
temperatura, sino también de la calidad del aire que genera. Cuando éste
circula menos, el ambiente de las estancias puede secarse y causar problemas en
las mucosas de la nariz y las vías aéreas, lo que deriva en infecciones de
garganta, irritación en los ojos, dermatitis, dolores de cabeza o, en casos más
severos, neumonías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario