El Estado policiaco y la guerra contra el
efectivo
Forbes -
enero de 2015
Bajo el pretexto del combate a operaciones
financieras ilegales, el Estado comienza a criminalizar a los ciudadanos que
bajo sus criterios carguen consigo, guarden o gasten “demasiados” billetes y
monedas. Un atentado contra la libertad y la dignidad de quienes se supone,
deberían servir.
En la entrega pasada dijimos que el mundo
atestigua una tremenda lucha entre los partidarios de la libertad y los del
sometimiento. En particular, nos referimos a uno de los frentes de esa guerra
en la que los todopoderosos banqueros y sus fieles cómplices intervencionistas
estatales, pretenden forzar que toda transacción financiera y crédito se
realice por medio del sistema bancario. Así, estos aliados ganan por partida
doble: unos, recibiendo “depósitos” de los que –gracias al sistema de reserva
fraccionaria, se apropian para hacer jugosos negocios con dinero ajeno; y los
otros, vigilando cuánto ganan y en qué gastan sus contribuyentes para quedarse
con la mayor cantidad posible de tributo.
De manera que para dichos fines resulta
fundamental limitar cada vez más el uso de medios de pago que resguardan la
confidencialidad de los negociantes, muy en especial, el dinero en efectivo y
los metales preciosos. Bajo el pretexto del combate a operaciones financieras
ilegales, el Estado comienza a criminalizar a los ciudadanos que bajo sus
criterios carguen consigo, guarden o gasten “demasiados” billetes y monedas. Un
atentado contra la libertad y la dignidad de quienes se supone, deberían
servir.
Pruebas de que esa tendencia intervencionista
global continúa con ímpetu, las hay por doquier. Suecia por ejemplo, según
reportes publicados en octubre pasado, es ya una economía en la que cuatro de
cada cinco transacciones se pagan electrónicamente o con tarjeta. Se estima que
los suecos podrían tener la primera sociedad “libre de efectivo” –y de
privacidad en movimientos financieros, hacia 2030. Por supuesto, políticos y
banqueros lo ven como el modelo a seguir.
Pero de este lado del planeta, Estados Unidos y
México tienen ya sus propios “avances”.
Simon Black relató hace unos meses en su portal
sovereignman.com, cómo a John Anderson –un
turista californiano que circulaba por una autopista estadounidense,
tras ser inspeccionado por un oficial de policía éste le confiscó más de 25 mil
dólares en efectivo que llevaba en su auto. Cuando el agente vio el dinero le
dijo a Anderson que lo tomaría y amenazó con arrestarlo si protestaba. Un robo
estatal con todas las de la ley. Anderson no tuvo de otra que dejar que se
cometiera este atraco para poderse ir. Black explica que durante dos años la
víctima ha tratado de forma infructuosa de recuperar su dinero. Anderson es
solo un afectado más por la Confiscación de Activos Civiles. Según Black, desde
el 9/11 fuerzas policiales han realizado más de 62 mil confiscaciones sin
siquiera imputar cargos, por un monto superior a los 2.5 mil millones de
dólares en efectivo. El costo de emprender acciones legales contra el gobierno
americano es tan elevado, que solo el 17 por ciento de las víctimas las inicia,
y de ellas, solo el 41 por ciento ha tenido éxito. Una tragedia en una tierra
de supuesta libertad, que no existe más. El Estado pretende controlar y saberlo
todo.
En nuestro país la misma presunción de
culpabilidad, y no de inocencia como debería ser, se aplica para determinadas
actividades consideradas como “vulnerables”. Estas se encuentran señaladas en
la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos
de Procedencia Ilícita. Para las actividades vulnerables hay requisitos y
prohibiciones que se deben cumplir. Aquí reproducimos un cuadro ilustrativo
publicado en el Portal de Prevención de Lavado de Dinero de la Secretaría de
Hacienda, sobre los umbrales vigentes de restricción al uso de efectivo y
metales preciosos (continúa después de la imagen) en las siguientes
operaciones:
Por cierto, que se restrinja en la ley el pago
con metales preciosos es un reconocimiento implícito de su condición de dinero real.
Ahora, para quienes realicen actividades
vulnerables, la ley aludida establece obligaciones como: darse de alta y
registro ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), identificar a los
clientes y usuarios –con todo y copia de su documento oficial, presentar los
Avisos e informes a la Unidad de Inteligencia Financiera por conducto del SAT y
custodiar, proteger, resguardar y evitar la destrucción u ocultamiento de la
información. Son ya un policía más.
A propósito de los Avisos, se presentan por la
simple realización de la actividad en unos casos, mientras que en otros hay un
umbral para tal efecto. Se sugiere consultar aquí.
Jorge García Villalobos, Socio líder de
Servicios de Investigación Forense de Deloitte México, aclara que no está
prohibido comprar artículos suntuosos, pero que la ley establece los límites al
pago con efectivo. Como quiera, con tarjeta o transferencia electrónica las
operaciones se deben reportar a la autoridad. El especialista explica que
México se puso al día con los requerimientos del “Grupo de Acción Financiera
contra el lavado de dinero” (GAFI) y que el mero aviso, no implica en
automático que la autoridad investigará al cliente, “simplemente es el
procedimiento con el cual sabe qué, quién y cómo se están comprando los
bienes”, señaló. Eso sí, el experto concluye que “no se debe ver a esta ley
como la panacea con la que se acabará el lavado de dinero”. Tiene razón.
De hecho, como comentamos en el artículo
previo, el combate a ese tipo de delitos es solo la justificación perfecta para
avanzar en el control estatal sobre la vida de las personas.
La buena nueva es que cada día son más los que
abren los ojos a esta innegable realidad que, al atentar contra la libertad,
pone en riesgo no solo a sus derechos sino al progreso de la economía misma. Y
es que el intervencionismo estatal implica, como es obvio, vulnerar a
conveniencia la propiedad privada desde múltiples frentes –confiscaciones,
corrupción monetaria, impuestos, etc., y sin ella, el mundo de avances que
conocemos, ahorra correrá hacia atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario