Cumbres diplomáticas, ¿sólo buenas intenciones?
Forbes - viernes, 23 de enero de 2015
La evolución que ha sufrido la economía
global ha hecho que cumbres como el Foro
Económico Mundial, el G-8 y G-20, obedezcan a necesidades específicas en
materia de diplomacia internacional.
Más de 1,500 líderes empresariales, 40 miembros
de la élite política, incluso, 14 premios Nobel, participan en la reunión anual del Fondo
Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) 2015, que arrancó este 21 de
enero en Davos, Suiza.
En el marco de la cubre, ¿este tipo eventos
funcionan como espacios para alcanzar acuerdos entre naciones o son, pese a los
esfuerzos, paliativos para el progreso económico a nivel global?
El WEF es un foro donde se cierran grandes
contratos, se firman cooperaciones, pero
es, al final, un espacio de negocios, explica Leticia Armenta Fraire, directora
del centro de análisis económico del Tecnológico de Monterrey, en entrevista
con Forbes México.
“No es el foro donde se establecen compromisos
de tipo político que involucren a las naciones representadas ahí. En su base,
al no tener esas características, no podríamos exigir un cumplimiento de
acuerdos a nivel ministerial”.
En cuanto a
cumbres como el grupo de los ocho (G8), —donde participan Estados
Unidos, Japón, Canadá, Francia, Alemania, Rusia y la Unión Europea—, o el G20
—que incluye a México—, que sí son foros
gubernamentales, Armenta explica que hay una serie de condiciones que limitan
los acuerdos, pues “no hay una autoridad
que pudiera ejercer presión a los distintos gobiernos. Cada una de las
entidades son soberanos con estados nacionales que, en sí mismos, son
autónomos”.
“Se buscan estas asociaciones para lograr
acuerdos entre naciones independientes. No hay un organismo supranacional que
sancione el cumplimiento o no de los compromisos”.
Aunque el grupo de los siete (G-7) y el G-20
prometió mejoras en la transparencia sobre datos de sus países, la información
permaneció oculta al dominio público en 90% de las 86 naciones encuestadas para
un estudio realizado por la Web Foundation —entre las que participaron Reino
Unido, Estados Unidos, Alemania, Chile, México, entre otros—.
No sólo se reúnen para problemas generales,
sino para temas más específicos como las estrategias de empresas como Apple,
Amazon y Google para gravar menos impuestos. En junio de 2013, el grupo de los
ocho prometió medidas más severas contra
estas prácticas. Y las propuestas fueron pocas al final de esta cumbre en
Irlanda del Norte.
Sin embargo, en noviembre de 2014, la Comisión
Europea suscribió una propuesta para modificar la legislación en Europa con normas que reduzcan “drásticamente el
nivel de elusión fiscal”.
“La Directiva sobre matrices y filiales se
concibió para evitar que sociedades del mismo grupo ubicadas en diferentes
Estados miembros fueran doblemente gravadas por los mismos ingresos. Sin
embargo, hay empresas que han utilizado las disposiciones de esta Directiva y
las disparidades existentes entre los regímenes fiscales de los Estados
miembros para no tener que tributar en ninguna parte”, expresó la Comisión
Europea en un comunicado.
Aunado a la regulación empresarial, otro punto
que frena los acuerdos es que los gobiernos difícilmente pueden tomar por
cuenta propia el crecimiento económico de una nación, puntualiza la catedrática
del Tecnológico de Monterrey.
“El crecimiento económico es la suma de las
voluntades de la sociedad. Depende tanto de los productores como de los
consumidores. Aunque el gobierno tiene
una fuerte influencia y puede, a través
de sus políticas económicas, alentar un cierto desempeño, difícilmente está en
sus manos lograrlo”.
Ocurre lo mismo con los niveles de la pobreza,
que, según la académica, es el resultado de las decisiones que toman las
sociedades en sus países. También recuerda que existen instrumentos fiscales
que pudieran buscar resultados diferentes, pero es la sociedad quien tiene la
capacidad de transformar sus condiciones.
“Sería deseable, ideal, que las grandes
corporaciones atendieran los grandes conflictos mundiales a nivel
económico. No obstante, su razón de ser,
su móvil, está motivado a su ganancia. Davos es ideal para sensibilizar, tanto
a las empresas, como a los gobiernos que es necesario actuar en conjunto, a
nivel global, en términos sociales”.
Prórroga a la contaminación
Cerca de 3,000 millones de personas en todo el
mundo viven sin acceso a combustibles y tecnologías menos contaminantes para
cocinar, calentar espacios y alumbrarse.
Más de 7 millones de personas —una de cada ocho
del total de muertes mundiales—, murieron a causa de la exposición a la
contaminación atmosférica o del aire de interiores, dijo la Organización
Mundial de la Salud (OMS) al inicio de 2014.
Además, según sus estimaciones, 4.3 millones de
personas mueren cada año en el mundo a causa de la contaminación del aire en
los hogares emitida por fogones rudimentarios de biomasa y carbón.
La catedrática recuerda que existen cumbres
específicas para el tema de la contaminación, como el protocolo de Kioto,
propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que vio la luz en
1997 y al que se han sumado más de 180 países —entre ellos Estados Unidos,
Alemania, China y México— para reducir las emisiones de gases invernadero en
los países industrializados.
Y este acuerdo tampoco ha sido suficiente, ya
que durante la Puerta climática de Doha en 2012, los países participantes
aprobaron una prórroga de ocho años (es decir, hasta 2020) para cumplir con los
lineamientos de Kioto.
Varias delegaciones reconocieron, según una
nota de la ONU, que el acuerdo final en Doha no satisface las recomendaciones
de los científicos, que pedían “medidas drásticas para evitar un calentamiento
que está provocando olas de calor, inundaciones, sequías o la subida de los niveles
del mar”.
“Hay naciones que se niegan a firmarlo porque
impacta a su desempeño económico”.
En diciembre de 2011, Canadá se retiró del
protocolo de Kioto para evitar las multas que se le impondrían por no cumplir
con los acuerdos para reducir la contaminación ambiental, pues Canadá es la
tercera nación con mayores reservas de petróleo en el mundo.
Muchos de estos acuerdos dependen en gran
medida de la voluntad, reconoce la académica. Un elemento que podría
perfeccionarse, serían los grandes mercados de carbono en donde las empresas
reciben algunos bonos por disminuir el impacto ambiental, sin embargo, ella
insiste en que Davos tal vez no sea el foro adecuado para ello.
Diplomacia, siempre necesaria pese a frenos
A pesar de las limitantes que enfrentan estos
eventos internacionales, el espacio para el diálogo entre países y empresas
sirve para exponer problemas actuales que aquejan desde hace mucho tiempo a los
países, y cuyos líderes actuales, no son, en algunos casos, directamente
responsables.
“Tenemos muy presente la crisis financiera de
la que el mundo no termina de salir. Queremos juzgar con ese cristal a estos
grupos. Lo cierto es que ellos obedecen
a conflagraciones mundiales del pasado y buscan acuerdos entre grandes
potencias. Sobre esas es que se trata de avanzar temas actuales. Pero su razón
de ser no es pronosticar”.
Además, Armenta comenta que, cuando surgen
estas cumbres, hubo una conformación de la economía mundial, y hoy, las
naciones emergentes están buscando otro tipo de diálogo en el que ellas mismas
están tratando de realizar, como grupo,
otro tipo de acciones y acuerdos.
En julio de 2014, el bloque de países
emergentes conocido como BRICS —compuesto por Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica —, acordaron la creación de un banco de desarrollo con un desembolso
inicial de 10,000 millones de dólares por parte de cada entidad para
capitalizarlo.
Según la catedrática, mucho tiene que ver en
temas diplomáticos la evolución que ha
sufrido la economía global y organismos como el G8 y G20, van obedeciendo a
ciertas necesidades.
“La práctica diplomática es algo siempre
necesario, no solamente cuando existen conflictos, sino todo el tiempo.
Finalmente, en el mundo, la interrelación es más estrecha y más ágil. No
podríamos dejar de lado ese tipo de prácticas”.
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