Catar, país diminuto con grandes ambiciones
Associated Press - domingo, 18 de enero
de 2015
Los líderes de Catar parecen tener una sencilla
fórmula para el desarrollo del país en la próxima década: dinero + deportes =
prestigio mundial.
Jamás en la historia del deporte un país ha
invertido tanto, tan rápida y ostentosamente, como este pequeño emirato que
está usando la riqueza de sus hidrocarburos y el alcance global del deporte
para cumplir una vieja ambición y colocarse en el centro del mapa mundial.
Gastando dinero a manos llenas, esta nación
desértica con 282.750 ciudadanos —aproximadamente el 10% de la población de
Buenos Aires— ha utilizado el deporte para convertirse en una potencia en
Europa. Y ahora le sigue el resto del mundo.
Lionel Messi y sus compañeros llevan la
inscripción "Qatar Airways" en la parte frontal de sus camisetas del
Barcelona, a cambio de 40 millones de dólares al año. Catar ganaba esa cantidad
en apenas tres horas con la exportación de hidrocarburos antes de la reciente
caída en el precio del petróleo.
Paris Saint-Germain, uno de los clubes
históricos del fútbol francés, costó otros cientos de millones y salió campeón.
Agregue más dinero para una cadena de
televisión deportiva que opacó a competidores internacionales, un hospital de
categoría mundial al que van los deportistas más famosos del mundo, la compra de
otro equipo de fútbol en Bélgica, el auspicio de la carrera hípica más rica de
Europa, convertir a Catar en sede obligada de grandes eventos y, por último, un
centro de entrenamiento en Doha que asombra a los deportistas más renombrados.
Y ese es sólo el principio. Crear las
condiciones para que se juegue aquí la Copa Mundial del 2022 requerirá una
inversión astronómica: 160.000 millones de dólares.
No debe sorprender, por lo tanto, que cuando el
ministro de deportes de Catar ingresa a una sala, algunos lo único que ven es
dinero. Una pila de dinero.
Toda persona que se topa con Salah bin Ghanem
bin Nasser al-Ali le hace la misma pregunta: ¿Por qué no invierten en nuestro
deporte, o nuestro equipo?
"La mayoría de mis encuentros con dirigentes
son así", confirmó el ministro de deportes en una entrevista exclusiva con
la Associated Press.
"Aquí en Catar buscamos buenas
oportunidades. Me encuentro con mucha gente y nos ofrecen comprar clubes,
fundar clubes en todo tipo de deportes y traer deportes nuevos a Catar. Hay
muchas oportunidades. Y nosotros estamos a la expectativa. Escuchamos lo que
tienen que decir".
Los esfuerzos de Catar por mostrarse en el
mundo del deporte no tienen como único objetivo ganar prestigio,
reconocimiento, alimentar el ego o crear nuevas fuentes de ingresos para cuando
se acaban el petróleo y el gas natural. Los cataríes consideran que el deporte
es una forma de motivar a sus ciudadanos, que gracias a las riquezas
subterráneas son la segunda población más rica del mundo per cápita pero tienen
problemas de salud como la obesidad y diabetes típicos de la buena vida.
"Hay que crearles desafíos", dijo
al-Ali. "Algunos países inventan desafíos políticos para que la gente se
concentre o inventan otro enemigo".
A comienzos del siglo XX esta tierra más
pequeña que Puerto Rico saboreó por primera vez la prosperidad al convertirse
en el centro de la industria de las perlas. Eso duró hasta que Japón comenzó a
cultivar perlas y el mundo se le vino abajo a Catar.
Ese derrumbe es mencionado hoy como un ejemplo
de por qué Catar debe pensar a largo plazo, prepararse para la era
post-hidrocarburos y construir una economía basada en una población educada e
ingresos derivados de las numerosas inversiones en todo el mundo, como el Barclays
Bank, la tienda Harrods de Londres, su bolsa de valores y la villa olímpica del
2012, por mencionar algunos.
"Uno siempre piensa, 'ok, ¿qué puedo hacer
para sobrevivir en circunstancias difíciles?'. Una de las cosas que hay que
hacer es tener buenas relaciones con los países grandes", expresó al-Ali.
"Tienes que hacerte ver, hacerte escuchar".
Es así que aficionados de todo el mundo
sintonizan beIN Sports, filial de la red catarí Al Yazira, que está adquiriendo
derechos de transmisión no solo en el Medio Oriente sino también en las
Américas, Australasia y Francia. Esa operación es uno de los vehículos más
visibles de Catar, cuyo soberano sediento de adquirir empresas tiene una
fortuna superior a los 100.000 millones de dólares.
En París Saint Germain los aficionados están
festejando de nuevo tras la adquisición del club por parte de los cataríes en
2011. La compra de jugadores de cartel puso fin a 19 años sin títulos en la
liga nacional.
Para cuando se dé el puntapié inicial en la
Copa Mundial del 2022, Catar ya habrá organizado campeonatos mundiales de
atletismo, natación, hándbol y vóleibol en instalaciones espectaculares.
También dispondrá de una camada de ejecutivos y trabajadores experimentados que
podrán retar a las empresas occidentales acostumbradas a organizar y
comercializar los grandes eventos deportivos.
"Cualquier evento que montamos en el Medio
Oriente es llevado a cabo por organizaciones o firmas de Occidente, de América
del Norte o de América del Sur", dijo Mushtaq al-Waeli, director ejecutivo
del instituto Josoor de Catar, que está capacitando gente del Medio Oriente y
Africa del norte con miras a la Copa Mundial.
"Ganan experiencia, regresan y hacen algo
en algún lugar del mundo", dijo al-Waeli a la AP.
Pero Catar quiere más.
"Tenemos un equipo especial para analizar
inversiones", dijo el ministro de deportes. "Son gente de negocios
capaz. Están aprendiendo y mejorando día a día. Estudian todas las
oportunidades... En Estados Unidos, en Inglaterra, en todos lados".
Un fallido intento por conseguir la sede de los
Juegos Olímpicos del 2020 podría haber dejado enseñanzas para otra intentona.
El deporte en Gran Bretaña, donde Catar financia parte de la actividad hípica y
donde estudió el actual gobernante catarí, son otras posibilidades.
"Somos muy, muy buenos a la hora de
hacernos cargo de algo y transformarlo", expresó el ministro. "No
creo que eso vaya a cambiar".
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