El trabajo fuera de oficina
Forbes - domingo, 25 de enero de 2015
El trabajo virtual, el teletrabajo, es una
opción para tener mejor rendimiento y mayor productividad, y debería ser
contemplada cada vez más por las empresas.
Hace algún tiempo, un conocido me dijo que su
sueño era estar “en la casa de bolsa”. Contrario a lo que supuse, él no se
refería a estar en el mundo financiero, sino a permanecer en su casa sin
trabajar. Otro amigo me decía que quería mantener su oficina en la entonces
todavía glamorosa Zona Rosa de la Ciudad de México para poder recibir (y
presumir) a sus clientes; la realidad es que ningún cliente lo llegó a visitar.
Estas anécdotas vienen a colación porque, por
un lado, cada vez son más los ejecutivos en distintos países que hacen su
trabajo fuera de la oficina, ya sea desde su propio hogar o en sitios públicos
donde pueden disponer de conexión a Internet, y, por otro, la atención al
cliente siempre ha implicado el estar presente en sus oficinas y no al revés.
La idea de trabajar fuera de una oficina, o
realizar “trabajo virtual”, que significaba trabajar en casa (literalmente), en
principio no fue del todo bien recibida, especialmente porque se encontró
resistencia a ello por parte de los empleados. No obstante, sí había interés
por tener trayectos más cortos y disponer de más tiempo para pasar con la
familia o los amigos.
Un estudio realizado a principios del año
pasado por la empresa ShoreTel reveló que uno de cada cuatro empleados en
Estados Unidos trabaja desde su hogar al menos una parte de su jornada,
principalmente porque evitan traslados, generalmente largos. Una investigación
similar, realizada en 2013 por Microsoft, señala que México es el tercer país
con el mayor número de personas que trabajan desde el hogar, sólo por debajo de
Argentina y Brasil. En su estudio, efectuado en la Ciudad de México, pone de
manifiesto que una persona gasta aproximadamente 60 horas al mes únicamente en
trasladarse de su casa al trabajo.
No sé si esta tendencia en México tuvo su
origen cuando se declaró la emergencia por el brote de influenza por el virus
AH1N1, que durante varios días paralizó la actividad económica, especialmente
de la Ciudad de México, cuando miles de mexicanos tuvimos que trabajar desde
nuestros hogares. En lo particular, la experiencia me dejó ver que el trabajo
en casa puede resultar más productivo, entre otras cosas porque:
Se aprovechan los tiempos, generalmente
empleados en traslados, en realizar trabajo productivo.
Se tienen menos distractores que en la oficina
(conversaciones con colegas, paso continuo de gente, pláticas de terceros en
voz alta, etcétera), mejorando la concentración y, por tanto, la calidad del
trabajo.
Menor estrés (principalmente el producido por
el tráfico de la ciudad y la lucha contra el reloj para llegar a tiempo),
además de mayor comodidad.
Aunque en México aún existen muchas empresas
que buscan la presencia física de sus colaboradores, estoy convencido de que el
trabajo fuera de oficina produce mejores resultados para las empresas, sus
trabajadores e inclusive para los clientes: la empresa se beneficia al eliminar
o reducir instalaciones, a veces grandes y costosas, lo que disminuye sus
gastos operativos; para los colaboradores representa menores consumos
(combustible, desgaste del automóvil, taxis, etcétera), y para los clientes
significa la valiosa posibilidad de tener respuesta a sus requerimientos en
menor tiempo. Todo ello entra en la llamada “agilidad en el trabajo”.
Las relaciones públicas virtuales
Cierto que hay funciones y profesiones para las
que es inevitable la permanente asistencia del trabajador, pero en las
relaciones públicas los ejecutivos pueden trabajar desde cualquier sitio, sobre
todo con las facilidades tecnológicas de que hoy disponemos, que nos permiten
conectarnos con el mundo en cuestión de segundos. Ello implica algo muy valioso
para los clientes: pronta respuesta, es decir, agilidad en el trabajo.
La investigación VWork: Measuring the benefits
of agility at work (Trabajo virtual: medición de los beneficios de la agilidad
en el trabajo), que se realizó en 2011 entre 600 líderes de negocios de
organizaciones globales, estableció de qué manera las empresas son cada vez más
ágiles. Explica la fórmula del “dividendo de la agilidad” para medir el éxito
de la rapidez en términos de: costos reducidos, incremento del bienestar de los
empleados y aumento de la productividad. Asimismo describe las etapas por las
que las organizaciones probablemente tendrán que pasar en el camino que las
llevará a convertirse en realmente virtuales.
Sin mencionarlo expresamente, el informe
presenta una idea muy afín al trabajo en relaciones públicas: desafía la idea
del lugar de trabajo fijo tradicional para introducir la del trabajo martini,
es decir, aquel que se ejecuta en cualquier momento y con las condiciones más
del agrado del ejecutivo. Un publirrelacionista que sabe que puede confiar en
tener a su alcance, en cualquier lugar y momento, las herramientas necesarias
para trabajar, puede destacar por la prontitud de sus servicios para con los
clientes.
Las relaciones públicas virtuales permiten
realizar y enviar propuestas, comunicados de prensa, documentos en general,
imágenes, audios y videos, así como realizar llamadas o entrevistas
telefónicas, entre junta y junta, sin llegar tarde a ninguna de éstas. Eso es
productividad a favor de la imagen profesional del ejecutivo y de la de su
propia agencia.
Lo anterior no implica el abandono total a las
instalaciones de la empresa, sino un uso más racional de las mismas, sobre todo
para la realización de juntas en los horarios más convenientes para todos los
involucrados.
Visto desde otro ángulo, las relaciones
públicas virtuales también pueden ser una contribución a la sustentabilidad al
reducir los niveles de contaminación en urbes como la Ciudad de México, en
donde los continuos embotellamientos, las obras viales, los cortes a la
circulación y el avance lento, cuando no la plena inmovilidad, incrementan
sustancialmente los niveles de contaminación.
Las empresas en la actualidad están realizando
cambios en respuesta a la necesidad de reducir costos, a las preocupaciones
relacionadas con la sostenibilidad asociadas a los desplazamientos y al uso de
la energía en los edificios grandes, y al aprovechamiento de los desarrollos en
las tecnologías de la información que son cada vez más rápidos.
El trabajo virtual, el teletrabajo, es una
opción para tener mejor rendimiento y mayor productividad, que debería ser
contemplada cada vez más por las empresas, particularmente por las agencias de
relaciones públicas. De hecho, esta aportación fue totalmente redactada fuera
de oficina o casa.
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