Vigilados por el jefe; cuando la tecnología
ponible rastrea a los empleados
Sin Embargo - miércoles, 14 de enero de
2015
La tecnología ponible cada vez es más frecuente
en las empresas, pero su uso despierta muchas dudas.
Una de las mayores preocupaciones de la
vigilancia extrema es aquella que implica (muy al estilo de 1984 de Orwell) a
un mandatario supremo. No hay duda que las nuevas tecnologías, además de
brindar facilidad de comunicación, también ponen en evidencia las actividades y
gustos de cada persona, por lo que el temor a ser espiados en todo momento es
una preocupación más que lógica. Sin embargo, en un aspecto mucho más
rutinario, pocos son los que piensan que la vigilancia también puede darse en
un entorno laboral e impulsada por los mismos empleadores.
Así, mientras algunos empleos (la gran mayoría)
tienen un uniforme o código de vestuario característico, es probable que dentro
de poco el hecho de laborar en alguna empresa lleve implícita la
responsabilidad de portar un distintivo que le permita a cada trabajador ser
rastreado por sus jefes.
De acuerdo con New Scientist son varias las
compañías que actualmente alientan a sus empleados a utilizar tecnología
ponible o wearable con diversas intenciones. Sin embargo, la presencia cada vez
más generalizada de estos dispositivos llena de dudas a muchos, sobre todo a
aquellos que tienen el potencial de ser vigilados por medio de esta vía.
“La gente va a tener que decidir qué tanto de
sus vidas es accesibles y disponible para su lugar de trabajo”, dice Chris
Brauer de Goldsmiths, University of London. “Lo que siempre pensamos como una
dicotomía entre el trabajo y la ‘vida’ se convierte en su lugar en algo así
como un estilo de vida.”
De esta forma, compañías como BP, eBay y
Buffer, por ejemplo, se defienden argumentando que al pedir que sus empleados usen
rastreadores de actividad como las pulseras FitBit, con el fin de que estos
obtengan a cambio descuentos en sus seguros médicos. Se trata, después de todo,
de una buena medida: una fuerza laboral más saludable ahorra dinero a la
empresa a largo plazo.
Desde las actividades diarias hasta el nivel de
rendimiento pueden ser monitoreados con estos dispositivos. Foto: EFE
Así mismo, el uso inteligente de los ponibles
se complementa con estrategias para mejorar la salud y la productividad general
de los empleados como el hecho de hacerlos competir entre ellos en línea. Algo
similar a lo que los equipos deportivos efectúan de manera más incisiva. Sin
embargo, ¿qué sucede cuando en realidad esta tecnología no sirve sino para
controlar cada movimiento de los trabajadores?
“Es inteligencia amplificada”, dice Bill
Briggs, oficial en jefe de tecnología de la consultora Deloitte en Kansas City,
Missouri. “Tarde o temprano, el ‘hartazgo digital’ de todo va a estar
disponible. Es sólo cuestión de quién puede tomar ventaja de ello dentro de los
límites éticos adecuados”, dice.
Hay quienes ven esto como una buena medida para
aumentar la productividad. Para comprobar lo anterior, Brauer le pidió el año
pasado a los empleados de la agencia de medios Mindshare en Londres que usaran
uno de tres rastreadores a elegir: una pulsera acelerómetro, un monitor de
ondas cerebrales portátil o un entrenador de postura. Después de un mes de uso,
la productividad aumentó en un 8.5 por ciento y la satisfacción laboral en un
3.5 por ciento en general.
La mayor mejora se observó en los empleados que
eligieron dispositivos pasivos que recogen datos en silencio en lugar de
aquellos que interrumpen sus actividades con retroalimentación continua. “La
gente reconoce que efectivamente están en observación, que están siendo
rastreados y, como resultado, elevan su desempeño”, dice Brauer.
Expertos advierten que hay cuidar la
privacidad, sobre todo fuera del espacio de trabajo. Foto: Shutterstock
No obstante, esta medida también puede ocasionar
lo que Ethan Bernstein de la Escuela de Negocios de Harvard denomina “paradoja
de la transparencia”, en la que algunos trabajadores pueden obsesionarse con
alcanzar los objetivos relacionados con los sensores y dejar de lado su
trabajo, volviéndolos más dados a hacer trampa y menos propensos a tomar
riesgos potencialmente útiles.
De igual manera, los wearables también abren
nuevos dilemas acerca de las políticas de privacidad empleadas por las
empresas, especialmente si estos métodos se mantienen cuando los trabajadores
salen de su lugar de trabajo.
“Creo que cuando se tiene la capacidad de
monitorear, la pregunta obvia es: ¿en dónde termina tu trabajo y comienza tu
vida en el hogar”, dice Arthur Caplan, bioético de la Universidad de Nueva
York.
En este caso, la vigilancia no se limita
solamente al nivel de actividad y rendimiento registrado por la tecnología
ponible, sino también a otras características de la comunicación móvil como las
aplicaciones de mensajería instantánea que permiten detectar a toda hora,
mediante el GPS, la ubicación de los usuarios o incluso el historial de
actividades como Path o la ya clásica Foursquare.
Tiene que haber reglas bien establecidas para
evitar que los empleadores utilicen esta tecnología en detrimento de los empleados,
agrega Caplan. Uno podría imaginar un futuro en el que los jefes deciden a
quien ascender y a quien despedir basados en los datos de seguimiento, o
alentar a los empleados a tomar drogas suaves como la melatonina o la cafeína
para aumentar su rendimiento laboral.
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