El marketing de lo imposible
Forbes - miércoles, 28 de
enero de 2015
Hacer marketing de lo imposible
es poner nuestra mirada y pensamientos más allá de los problemas actuales, y
ubicarnos bajo un sueño refrescante y retador.
En Estados Unidos acaba de pasar
el día feriado de Martin Luther King Jr., y, pues, como yo reporto a ese país
en la Asociación que presido, por ende me detuve a considerar: ¿Por qué hacer
un día feriado para conmemorarlo? Y la respuesta fue casi inmediata y me parece
que en México tenemos mucho que aprenderle a don Martin, y todo emana de su
discurso más conocido, que comenzó con el famoso “I have a dream…” (“Yo tengo
un sueño…”). Como mercadólogos, eso debería ser nuestro pan de cada día, ya que
vendemos sueños, pero a veces no reparamos en que todos, en mayor o menor
medida, hacemos marketing, y es que en ningún momento el señor Martin Luther
King Jr. comenzó diciendo “Tengo unas reformas…” o “Tengo un plan estratégico…”
En cambio, él compartió un sueño que proporcionaba una visión de igualdad y
esperanza para una nación que luchaba por ello. Su sueño no era para ser
elegido en una delegación, para luego pasar a una diputación, y mucho menos era
llegar a ser rico en poco tiempo y sin trabajar, con megasueldos, más bonos,
más corruptelas en su curul… Lo que él “vendía” era un sueño, que no sólo era
un sueño individual, sino uno compartido con todo el mundo y uno destinado a
elevar la conversación nacional proporcionando un objetivo que en el momento
parecía imposible, pero valdría la pena lograr para todos cuando eso se diera.
En los meses, los años y ahora
décadas que siguieron a ese discurso increíble, su sueño se convirtió en el
sueño de toda una nación y grandes avances ocurrieron y siguen ocurriendo todos
los días.
Los mercadólogos precisamente
debemos vender sueños, no beneficios o razones presentes evidentes para todos;
los mercadólogos tenemos que tener la habilidad de prever el futuro y venderlo
de la manera más atractiva a nuestro público objetivo, debemos tener la
capacidad para proyectar nuestro producto o servicio hacia el futuro, y luego
mirar hacia atrás en nuestra posición actual para comenzar a trabajar desde ese
punto de vista. Vender el futuro no es lo mismo que trazar un objetivo, o un plan
de mercadeo; es dar a desear la ambición, o la aspiración que se relaciona con
el beneficio principal de nuestro producto o servicio. No es algo que esperamos
o trataremos que se dé; es la razón por la que debemos trabajar a pesar de la
imagen que tengamos (para bien o para mal) de lo que se espera y crea acerca
del futuro de nuestro cliente con relación a nuestra empresa.
Mi preocupación es que para
muchos mexicanos hoy en día, el futuro es sombrío. Pero en India y China, a
pesar de sus gobiernos y sus obvias carencias, la visión que prevalece es
positiva. Jóvenes y viejos por igual están realmente entusiasmados con su
futuro. El ambiente vibra con optimismo, que nutre de energía.
Basta con ver cualquier
publicación de esas zonas y veremos contenido publicado por los empresarios que
permiten ver sus sueños y logros. No publican conteos de muertos –que no
conducen a nada–, ni críticas despiadadas de sus semejantes. Comparten sus
sueños en todas partes, con la seguridad de convertirlos en realidad.
¿El resultado? Estas personas se
están moviendo hacia adelante, construyendo de manera proactiva su propio
futuro. No están esperanzados en que el gobierno les otorgue una plaza. Ellos
ven un futuro brillante. y el dinamismo de la economía lo demuestra con crecimientos
récord, porque los individuos así lo están creando y creyendo.
Así que, para mí, créanlo o no,
México es el país más creativo del mundo; entonces, a riesgo de ser tachado de
cursi e idealista, y padecer como Mafalda en su llamado a la paz mundial, desde
este humilde espacio comparto mi sueño: mercadólogos, hagamos el marketing de
lo imposible, pongamos nuestra mirada y pensamientos más allá de los problemas
actuales, y ubiquémonos bajo un sueño refrescante y retador para construir, a
través de nuestros productos o servicios que ofrecemos, el México que todos
queremos y soñamos. ¿Alguien quiere unirse?
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