La mujer detrás del poder de
Xerox
Forbes -enero
de 2015
Ursula Burns baja de su jet
privado y charla con Forbes México acerca de cómo una mujer, afroamericana y de
bajos recursos, ha logrado mantenerse al frente de Xerox pese a las críticas y
a la falta de crecimiento.
Ella nació y creció en Baruch
Houses, un barrio salvaje de Manhattan que es sinónimo de pobreza y guarida de
los Blocc Boyz, una banda acusada de traficar cocaína y crack en cualquier
lugar que toma bajo su control por la fuerza y con el respaldo de las armas
automáticas.
Ursula Burns tiene un hermano
mayor y una hermana más pequeña. “Mi madre nos crió a los tres, era madre
soltera y éramos pobres, muy, muy, muy pobres”. Hurga en su memoria más
profundamente. Dice que no estaban sucios ni hambrientos, solamente no tenían
suficiente dinero. Todo era limitado.
Ursula recuerda que su madre se
dedicaba a trabajar para que ellos tuvieran las mejores oportunidades, a pesar
de no tener los recursos económicos suficientes para conseguir todo lo que
deseaban del mundo material. Enfocaba sus energías en la educación de sus
pequeños y en su seguridad. “Tuvimos lo mejor que era posible tener, bajo los
criterios de mi madre y sus recursos”.
Los tres fueron a muy buenas
escuelas, principalmente instituciones católicas privadas. Ella estuvo a punto
de meterse a un convento, de monja; también estuvo a punto de ser enfermera,
pero resultó muy buena en matemáticas y se aventuró al mundo de la ingeniería.
Gracias a sus habilidades, fue contratada por Xerox como estudiante en
prácticas antes de graduarse, en 1980.
Después de entrar a la empresa
como ingeniera mecánica para un puesto de becaria, en un verano, comenzó a
escalar todos los puestos que tenía por delante. Estuvo a cargo de Desarrollo
de Productos y Planeación. Fue la asistente ejecutiva de Paul Allaire, cuando era
CEO, en 1991. Lideró varios equipos de negocios hasta que fue nombrada, en
julio de 2009, Chief Executive Officer.
Además de ser admirada en Estados
Unidos por su tenacidad dentro de la compañía, ostenta el honor de ser
reconocida como la mujer que alejó del precipicio a una empresa que la mayoría
relacionamos con fotocopias y oficinas. Una industria que, en el mundo de la
tecnología, suena a obsoleto, huele a viejo. Ursula Burns consiguió hacer
rentable y viable una empresa que sólo tenía tecnología para fotocopiar
documentos, en un futuro que se antoja sin papel.
* * *
Ursula Burns ocupa el sitio 22 de
nuestra lista de las mujeres más poderosas del mundo (“Most Powerful Women
2014”), que encabeza la canciller de Alemania, Angela Merkel. En 2013, la CEO
de Xerox tuvo un salario de 13 millones, 70 mil dólares, convirtiéndola,
también, en una de las ChiefExecutive Officers mejor pagadas. Es muy admirada,
pero también muy criticada, principalmente por accionistas molestos con el
desempeño de la compañía que tripula.
Como recuerda Matthew Daneman,
del Democrat & Chronicle, quien en noviembre del año pasado escribió un
texto que dice que 2014 era supuestamente el año del “turnaround” de Xerox
Corporation: “Después de resultados decepcionantes en 2013, se suponía que 2014
traería ganancias, aunque sea planas, si no es que arriba; mejores ganancias, y
el negocio de servicios creciendo robusto, lo suficiente para anular las caídas
en el mundo de la impresión que se está encogiendo”.
Pero el mensaje para los esquizofrénicos
analistas financieros de Wall Street fue: esperen hasta el próximo año. Los
ingresos totales de la empresa ascendieron a 5,100 mdd en el tercer trimestre
de 2014 (57% del negocio de servicios), esto fue 2% menos de lo que registró en
el mismo lapso de un año antes.
Daneman dice que Xerox, una marca
global de copiadoras e impresoras, hoy hace 57 centavos de cada dólar que
recibe en el negocio de los servicios. (Se espera que para 2017 sean 66
centavos de dólar.)
En marzo del año pasado, Douglas
Mcintyre sugería —en un artículo que circuló en internet— que era tiempo de que
Ursula Burns fuera despedida. Citaba un reporte de Barclays, que recortó la
calificación de Xerox, luego de que la firma presentó sus resultados de 2013.
El autor del texto argumentaba que los investigadores del banco estaban
ansiosos por el costo de las reestructuras en la firma. Y que el problema era
peor, pues a Ursula se le habían acabado los trucos ligados a los recortes.
Douglas Mcintyre argumenta que
Ursula Burns no ha hecho nada por sus accionistas y, al contrario, se ha hecho
muy rica a costa de Xerox. Hay muchas críticas y también muchos halagos
alrededor de la figura de Burns. Es todo un caso.
Ella es hábil con las palabras,
esquiva los golpes, igual que los cumplidos. Dice que están concentrados en
crecimiento y expansión de los márgenes. Están enfocados en los dos, y están en
esa aventura, cabalgando el caballo que los lleve a ese fin. Asegura que han
visto un crecimiento muy importante en su negocio de tecnología y han mejorado
mucho en servicios.
Entre los grandes cambios que han
observado en los últimos meses, piensa que está el hecho de que el mercado
tiene una percepción diferente de lo que hacen. No todos saben lo que hacen, pero
cada año son mejor comprendidos. Los tomadores de decisiones son su objetivo y
ellos los entienden, dice Burns. No necesariamente están enfocados en que 7,000
millones de personas sepan qué hace hoy Xerox.
Cuando le mencionamos el
“turnaround” cambia de tono. Se pone más seria la charla. Dice que en la
empresa ya no están en un proceso de cambio radical. Explica que son una
empresa de servicios y tecnología. “Eso somos”.
Le recordamos que hace cinco años
no se veía mucho futuro en Xerox. Menciona que no se trata de “re-regresar” a
hablar de lo que pasaba hace un lustro, pero asegura que dentro de la compañía
siempre pensaron que tenían futuro.
“Lo que hicimos hace cinco años
fue expandir el uso de nuestra experiencia, a más y más procesos de negocios, eso
fue lo que hicimos hace cinco años”.
Agrega que le metieron la
velocidad turbo a lo que ya hacía, y ya. “La única forma en que realmente
puedes asegurarle un futuro brillante a tu compañía, es continuar adaptándote a
lo que el mercado necesita. Y si crees que puedes hacer cualquier cosa que
hagas hoy, en cinco o diez años, estarás fuera de los negocios, porque la
tecnología literalmente causa que todo cambie”.
* * *
¿No es suerte? Cuando una persona
sale de un barrio pobre y triunfa, la gente habla a su alrededor. Murmura que
tuvo suerte. Atribuyen a la casualidad los éxitos de los otros, en medio del
propio fracaso. ¿Tuvo suerte esta mujer?
“Absolutamente no fue suerte,
absolutamente no, estoy 100% segura de que no es suerte. Mi madre nunca supo
que me convertiría en ceo de una compañía, mi madre ni siquiera sabía lo que
era el ceo de una empresa. Mi madre esperaba que fuera un exitoso miembro de la
sociedad. Pero no es suerte, es crianza, educación, es una sistemática forma de
pensar; ésa es mi madre”.
Acepta que para convertirse
alguien en ceo deben alinearse algunas cosas, pero ser una buena persona,
reitera, no es cuestión de suerte.
“Si tienes hijos asegúrate que
sepan que esto no es cuestión de suerte”, dice irritada esta mujer, una de las
más poderosas del mundo. Una mujer a la que el mismísimo presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, le habla para consultarle problemas relacionados con la
educación y la ciencia. Una mujer que está dentro del círculo más poderoso de
American Express y de Exxon Mobil Corporation.
Vaya, reniega de la casualidad.
¿Y los otros ceos la tuvieron más
fácil? ¿Los ricos y con buena educación llegan más fácilmente al poder? “No
conozco a mucha gente así, soy seria, la mayoría de los ceos que conozco
trabajan, no tienen el mismo background que yo, pero trabajaron mucho para
encabezar sus compañías”.
Dice que la mayoría de la gente
que conoce fue a buenas escuelas y trabajó muchos años en sus empresas para
ascender. “Riqueza o la escuela a la que fueron no son los principales factores
de su éxito”, asegura. Pero acepta que la mayoría fue a las mejores
instituciones (menciona Harvard y Columbia).
En su caso, desde el primer
trabajo que tuvo, encontró opciones, y esas opciones no se presentaron por el
hecho de que fuera rica o pobre. Era porque estaba muy bien preparada. Entró al
mercado laboral por la preparación que tenía.
“Básicamente trabajas muy fuerte,
entras a una empresa que te gusta, te gusta lo que haces, tus compañeros, y si
te gusta te quedas. Aprendes y continúas moviéndote. Básicamente es eso,
continúas agregando valor. La mayoría de la gente es exitosa y feliz, y no se
convierte en CEO”.
Si no estás feliz, no avanzas. No
contribuyes. El matrimonio entre la empresa y el individuo es corto. Dice que
hay muchos clichés en la prensa, se idolatra la figura del director general.
Pero al final, el equipo es el que importa.
Ursula Burns recuerda que su
madre siempre le decía que era rica en cierto sentido, porque era inteligente.
El lugar en el que nació y creció no debía influir en su futuro, le recordaba,
ni tampoco representaba quién era.
¿Y qué es lo mejor de ser rica y
famosa? “Opciones, no estoy segura de ser famosa, pero las opciones. La mejor
es tener opciones”, dice Ursula Burns.
“La razón por la que creo que mi
historia es interesante es porque en el mundo podrías encontrar muchas
historias parecidas a la mía, muchas personas en el mundo no nacen ricas, pero
logran convertirse en miembros que contribuyen a la sociedad. Mi historia es
interesante porque terminé como ceo de una empresa grande, y porque soy negra y
mujer. Pero es interesante porque no crecí con una cuchara de plata, no tuve
una. Pero tuve una gran madre”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario