Cinco controversias en la carrera de Winston
Churchill
BBC Mundo - sábado, 24 de enero de 2015
Durante las horas más oscuras de Gran Bretaña
en la Segunda Guerra Mundial, el liderazgo de Winston Churchill fue vital para
mantener la moral y llevar al país hacia la victoria final contra la Alemania
nazi.
En 2002, Churchill ganó a Shakespeare, Darwin y
Brunel y resultó elegido el mejor británico de la historia.
Pero durante una carrera que duró cerca de 70
años, Churchill tuvo más que unos pocos momentos de controversia.
“Existe el peligro de que Churchill adquiera un
estatus puramente icónico, porque esto le resta humanidad”, dice Allen
Packwood, director del Centro de Archivos de Churchill.
“Es un ser humano increíblemente complejo,
contradictorio y con un aura de grandeza, y luchó con estas contradicciones
durante su vida”.
Estos son cinco de los debates más frecuentes y
acalorados sobre el legado de Churchill.
Opiniones sobre la raza
En abril del año pasado, el candidato laborista
Benjamin Whittingham tuiteó que Churchill fue “un racista y un supremacista
blanco”.
Sir Nicholas Soames, nieto de Churchill, se
enfureció. Y el oponente conservador de Whittingham, Ben Wallace, calificó los
comentarios de “ignorantes” e “increíblemente insultantes”.
Churchill ha sido tachado de racista.
El tuit fue borrado, y el Partido Laborista
dijo: “No representa la opinión del Partido Laborista. Él (Whittingham) se
disculpa sin reservas si ha ofendido a alguien”.
Pero no era la primera vez que alguien sugería
que Churchill tuvo creencias racistas.
En 1937, Churchill declaró lo siguiente a la
Comisión Real para Palestina: “No admito, por ejemplo, que se haya infligido
una gran injusticia contra los Indios Rojos de América y el pueblo negro de
Australia. No admito que se haya cometido una injusticia contra estos pueblos
por el hecho de que una raza superior, una raza de grado superior, una raza con
más sabiduría sobre el mundo por decirlo de alguna manera, haya llegado y haya
ocupado su lugar”.
Definitivamente, Churchill creía en las
jerarquías raciales y en la eugenesia, dice John Charmley, autor de Churchill:
The End of Glory (Churchill: el final de la gloria).
En la visión de Churchill, los cristianos
blancos protestantes estaban en la cumbre, por encima de los blancos católicos,
mientras que los indios estaban por encima de los africanos, añade.
“Churchill se veía a sí mismo y a Gran Bretaña
como los ganadores en una jerarquía darwiniana”.
“Un atenuante sería que sus ideas no eran muy
singulares”, explica Richard Toye, autor de Churchill´s Empire (El imperio de
Churchill), “aunque había muchos otros que no las compartían”.
Soames cree que es ridículo atacar a Churchill.
“Estamos hablando de uno de los mejores hombres que el mundo ha visto nunca,
hijo de la época eduardiana y que hablaba el idioma de su época”, dice.
Y las ideas de Churchill sobre la raza no
admitían comparación con la interpretación homicida que hacía Hitler sobre la
jerarquía racial, dice Toye.
“Aunque es verdad que Churchill pensaba que los
blancos eran superiores, esto no significaba necesariamente que pensase que era
aceptable tratar a los no blancos de forma inhumana”.
Gas venenoso
Churchill ha sido criticado por defender el uso
de armas químicas, sobre todo contra los kurdos y los afganos.
“No puedo entender esta aprensión sobre el uso
de gas”, escribió en un memorándum cuando era ministro de la Guerra y el Aire,
en 1919.
“Estoy totalmente a favor de utilizar gas
venenoso contra las tribus incivilizadas”, continuó.
Estas frases han utilizada por críticos como
Noam Chomsky para atacar a Churchill.
Pero la controversia es inapropiada, dice
Warren Dokter, autor de Winston Churchill and the Islamic World (Winston
Churchill y el mundo islámico).
“Lo que Churchill proponía usar en Mesopotamia
era gas lacrimógeno, que no es gas mostaza”.
El memorándum de 1919 continuaba: “El efecto
moral debería ser tan positivo, que la pérdida de vidas debería reducirse al
mínimo. No es necesario usar uno de los gases más mortales: se pueden usar
gases que causan mucha molestia y crean un agitado terror y, al mismo tiempo,
no dejaría ningún efecto grave permanente en los afectados”.
El escritor Warren Doker asegura que lo que
Churchill proponía usar en la guerra de Mesopotamia era gas lacrimógeno, no gas
mostaza.
En otro memorándum sobre la utilización de gas
contra los afganos, dice Dokter, Churchill se preguntaba por qué un soldado
británico podría morir, herido y tirado en el suelo, mientras que era
supuestamente injusto “disparar un proyectil que haga estornudar a los llamados
nativos. Es, verdaderamente, muy estúpido”.
Pero algunos todavía critican los ataques
aéreos británicos utilizados para reprimir a las tribus rebeldes de la región.
Y es importante destacar que Churchill defendía
el uso de gas mostaza contra tropas otomanas en la Primera Guerra Mundial, dice
Dokter, aunque esto sucedió en un momento en el que otros países lo estaban
utilizando.
Frases sobre Ghandi
Churchill tenía sólidas opiniones sobre un
hombre que hoy en día es muy respetado por su trabajo en defensa de la
autodeterminación de India.
“Es alarmante y nauseabundo ver al señor
Gandhi, un abogado sedicioso, posando ahora como un faquir…dando zancadas medio
desnudo subiendo las escaleras de la casa del virrey”, dijo Churchill sobre su
adversario anticolonialista en 1931.
“Ghandi no debería ser liberado por la simple
amenaza del ayuno”, Churchill le dijo a su gabinete en otra ocasión. “Nos
desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Imperio si muriera”.
"Ghandi no debería ser liberado por la
simple amenaza del ayuno", dijo a su gabinete en una ocasión.
Hoy en día suena pasado de moda cuestionar las
tácticas políticas no violentas de Gandhi. Es venerado de la misma forma que lo
es Churchill en Reino Unido.
Pero, durante años, Ghandi supuso una amenaza
para la visión que tenía Churchill sobre el Imperio Británico.
“Se puso a sí mismo a cabeza de un movimiento
de románticos imperialistas irreconciliables”, escribió Boris Johnson en su
biografía reciente de Churchill.
“Duros defensores del Raj y del derecho divino
de todos los ingleses respingados de sentarse en su porche... y regodearse en
su posesión de India”.
“Churchill estaba más bien en la extrema
derecha en cuanto a la política británica sobre India”, dice Charmley.
“Incluso para la mayoría de los conservadores,
por no hablar de los liberales y laboristas, las ideas de Churchill sobre India
entre 1929 y 1939 eran bastante aberrantes”.
Churchill era vociferante en su oposición a
Gandhi, dice Toye, y no quería que India hiciera ningún movimiento hacia el
autogobierno, hasta el punto de oponerse a los líderes de su propio partido y
de ser generalmente bastante hostil al hinduismo.
La de Churchill era la postura del imperialismo
tardío, añade Charmley.
"Estaba terriblemente alarmado",
dice. "Creía que dar autonomía a los indios conduciría al imperio británico
a su caída y sería el fin de la civilización".
Miembros más jóvenes del Partido Conservador,
como Anthony Eden, vieron a Churchill con desconfianza durante la década de
1930, debido a su asociación con la línea de derecha más dura de la formación,
explica.
"La gente a veces se pregunta por qué
diablos no se hizo caso a las advertencias de Churchill sobre Hitler a finales
de 1930", dice Charmley.
"Y la respuesta corta es que había
utilizado para él (Hitler) el mismo lenguaje que para Gandhi a principios de la
década".
La actitud hacia los judíos
En 2012 hubo objeciones a la propuesta de
construir el Centro Churchill en Jerusalén.
El argumento era el siguiente:
"(Churchill) no es extraño al latente antisemitismo de su generación y su
clase".
El biógrafo oficial del político, Martin
Gilbert, contó en su momento que "estaba familiarizado con el ideal
sionista y apoyó la idea de un estado judío".
Pero ser antisemita y sionista no son
incompatibles, matiza Charmley.
"Churchill, sin lugar a dudas, era un
ferviente sionista", dice. "Un ferviente creyente en el derecho de
los judíos a tener un Estado propio y de que este estuviera en lo que entonces
se llamaba Palestina".
Sin embargo, el que fuera primer ministro de
Reino Unido también "compartía el antisemitismo de bajo nivel e informal
de los de su clase", añade.
"Si juzgamos a los que vivieron en aquella
época con los estándares de corrección política del siglo XXI, son todos
culpables", señala.
"Esto no debería impedirnos ver la imagen
general".
En 2007 se descubrió un artículo de 1937 sin
publicar, supuestamente escrito por Churchill, titulado Cómo pueden combatir
los judíos la persecución.
"Puede ser que, sin quererlo, estén
invitando a la persecución. Puede que sean responsables en parte del
antagonismo que sufren", decía el texto.
"Existe la sensación de que el judío es un
forastero incorregible, que su lealtad siempre estará con los de su raza".
Sin embargo, hay historiadores que aseguran que
el artículo en cuestión fue escrito por el periodista Adam Marshall Diston y
que podría no representar con precisión el punto de vista de Churchill.
"El antisemitismo informal era
rampante", concuerda Dokter. "Pero es inconcebible señalarlo como
antisemita".
Prueba de ello podría ser lo que escribió en
1920: "A alguna gente le gustan los judíos y a otra no. Pero ningún hombre
serio puede dudar del hecho que son, sin duda, la más formidable y notable raza
que ha habido en el mundo".
La postura para con el islam
El presidente del partido británico Liberty GB,
Paul Weston, fue arrestado el año pasado por sospechas de acoso racial después
de que leyera en voz alta algunos de los pensamientos de Churchill sobre el
islam.
Weston leyó pasajes del libro The River War, de
1899.
En esta obra, el político escribió: "¡Cuán
terribles son las maldiciones que el mahometismo establece sobre sus devotos!
Además del frenético fanatismo, que es tan peligroso en un hombre como la rabia
en un perro, está esa apatía fatalista".
Y también: "Existen hábitos impróvidos,
sistemas agrícolas descuidados, métodos de comercio lentos e inseguridad de la
propiedad allá donde vivan los seguidores de las reglas del profeta".
Fragmentos de estas citas circulan ahora
acompañados de retratos de Churchill en internet, con la intención de demostrar
su postura anti islam.
"Ese era quizá el punto de vista más común
y compartido por los británicos de la época de Churchill y no tengo ninguna
duda de que él creía exactamente eso", dice Charmley.
Pero el que fuera primer ministro tenía una
postura mucho más matizada sobre esa religión, asegura Dokter.
El libro de 1899 fue escrito en referencia a
los mahdistas de Sudán, inmediatamente después de una guerra colonial
(1881–1899) en la que participó Churchill.
Además, según revelaciones recientes, el islam
fascinaba tanto a Churchill que en un momento su familia temió que se
convirtiera.
Y en 1940 su gabinete destinó US$150.000 para
la construcción de una mezquita en Londres, como reconocimiento a los
musulmanes indios que lucharon por el imperio británico.
Respecto a eso, dijo en la Cámara de los
Comunes, la cámara baja del Parlamento: "Muchos de nuestros amigos de los
países musulmanes ya han expresado su aprecio ante este regalo".
"Su relación con el islam era más complejo
de lo que la gente cree", sugiere Dokter.
Y recuerda que cuando Churchill estuvo de
vacaciones en Estambul y jugó al polo con musulmanes en India.
Dinero a cambio de influencia
"Dos compañías petroleras, Royal Dutch
Shell y Burmah Anglo-Persian Oil Company (la que después sería British
Petroleum, BP), a cambio de un pago de US$7.500 le pidieron que apoyara su
propuesta de fusión", escribió Gilbert en la biografía oficial.
David Lloyd George y Winston Churchill en 1915,
cuando los estándares políticos eran otros.
De acuerdo a los estándares políticos actuales
de Reino Unido, aquél pago sería considerado altamente inapropiado en 1932.
Churchill, cuya "carrera política estaba
de capa caída" en aquél tiempo, según el historial de BP, estuvo de
acuerdo en usar su influencia parlamentaria en el tema a cambio del dinero.
"Pero yo tendría cuidado sobre llamarlo
soborno", advierte Toye.
"Aceptó todo tipo de regalos, lo que con
la cultura actual de total transparencia sería expulsado inmediatamente de los
Comunes. Pero esas reglas no existían en aquél tiempo".
El Registro de los Intereses de los Miembros se
introdujo en 1975.
"Puedes argumentar que hubo conflicto de
intereses, incluso que estuvo mal, pero no puedes llamarlo soborno en el
sentido actual, como algo ilegal", explica Toye.
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