¿Por qué nos atraen nuestros
compañeros de trabajo?
El Confidencial - miércoles,
28 de enero de 2015
Como se suele decir, “el roce hace el cariño”.
Tanto es así que muchas personas terminan por sentirse atraídas por sus
compañeros de trabajo y son muchas las relaciones sentimentales que nacen del
ámbito laboral.
Cada año se publican nuevos estudios que hablan
sobre el porcentaje de relaciones sentimentales que surgen dentro del entorno
laboral. Ya sean meramente de carácter sexual o con pretensiones de “llegar a
algo”, el hecho es que es bastante común terminar liándonos con compañeros de
trabajo, profesión o cercanos –electricistas que “pasaban por allí”–.
Claro está que también son muchas las personas
que encuentran demasiados inconvenientes en tener una relación con compañeros
de trabajo y huyen totalmente de ellas, o que no ven las dificultades pero
tampoco a nadie que les interese lo más mínimo.
Pero, en general, la suma de horas compartidas,
la falta de tiempo de ocio para conocer a personas externas, la intensidad de
algunas profesiones, el sentimiento de compañerismo, o incluso la erótica del
poder –si hablamos de atracciones con cargos superiores–, suelen ser algunos de
los motivos más comunes que desembocan en amor.
Amar a la hora del trabajo
Como explica el doctor Gregory L. Jantz en
Psychology Today, “cuando dos personas asociadas para lograr un objetivo común
se unen, se forma una relación única”.
Especialmente con aquellos compañeros con los
que sacamos adelante el trabajo complicado, pasamos la mayor parte de las horas
del día, y, en general, dialogamos y compartimos aspectos de todo tipo,
especialmente, algunos que no le interesan a casi nadie más (entienden mejor
que nadie cuando se habla “las cosas” de la oficina).
Jantz analiza en su artículo algunos de los
motivos por los que terminamos liándonos con otros miembros de la plantilla que
podrían resumirse en estos seis lugares comunes:
1. Esfuerzo común
Cualquier puesto de trabajo está enfocado a
cumplir un objetivo, y los compañeros pueden ser el principal apoyo para
conseguirlo de manera conjunta.
Así, es sencillo que, en ocasiones, aparezca
una persona en concreto en la que encontramos una ayuda especial para sacar
adelante el trabajo, con la que nos entendemos mejor y con la que somos más
rápidos, eficientes y efectivos.
“La duración de la tarea requiere de un
esfuerzo de dar y tomar”, explica el doctor, por lo que en ese esfuerzo común
con el compañero no sólo encontramos ayuda sino que también abandonamos el
individualismo y tratamos de aportar lo que esté en nuestra mano para devolver
esa ayuda.
2. Un equipo (de dos)
A través de ese trabajo diario conjunto, nos
convertimos en un equipo y confiamos en ese compañero con el que se crea una
especie de relación de interdependencia en la que “cada persona aprende a
confiar y depender de la otra” para sacar adelante el trabajo. Una de las bases
de una pareja.
“Al unir fuerzas, dos personas pueden trabajar
más, más rápido y lograr más de lo que podría solo”.
El amor puede surgir muchas veces precisamente
de este sentimiento de haber conseguido llegar a la meta por el trabajo
conjunto con el compañero. Muy de pareja.
3. La duración de la jornada
Si por algo no se caracterizan las jornadas
laborales, es por durar poco y permitirnos conciliar la vida laboral y
personal.
Si pasamos la mayor parte del día en la oficina
es normal que terminemos por tener más relación y cosas en común con los
compañeros de trabajo que con aquellos a los que vemos unas pocas horas al día
–aunque el WhatsApp y demás aplicaciones “ayuden” a la presencia virtual
constante–.
4. Intensidad en el trabajo
“La intensidad que se crea en la situación de
trabajo puede reflejar la intensidad que experimentamos en las relaciones
sexuales”.
Jantz plantea que las relaciones laborales que
conllevan cercanía y sentimientos de apego, se asemejan tanto a una pareja que
pueden generar confusión hasta el punto de encontrarnos de repente a nosotros
mismos “visualizando a la otra persona desde el punto de vista sexual”.
5. La comodidad de ya conocerse
Pasar tanto tiempo juntos deriva en comodidad.
Comodidad que se traduce en compartir más cosas aparte de trabajo –aficiones o
gustos personales– hasta que la otra persona termina por conocernos de una
forma más íntima.
Y “cuanto más compartimos, más comenzamos a
vernos como una pareja”. Con apenas tiempo para conocer a personas fuera del
trabajo, tener tan cerca –y tantas horas– a un compañero con el que mantenemos
una buena relación personal y laboral, puede derivar en que decidamos no buscar
más en otra parte.
6. Opiniones del resto de compañeros
Más allá de que realmente haya surgido una
atracción entre dos personas por el contacto permanente e intenso, hay que
tener en cuenta que hay muchas personas altamente influenciables.
“Los compañeros de trabajo pueden reforzar esta
percepción de los dos de que son una "pareja", a través del
reconocimiento conjunto y la alabanza dada a los socios por su logro”.
En ocasiones, la rumorología del resto de
miembros de la plantilla sobre lo bien que se lleva con su compañero, la
cantidad de horas que pasan juntos y lo mucho que se conocen, va
transformándose en una atracción diferente hacia esa persona que puede derivar
en la sensación de formar una verdadera pareja –y, gracias a los halagos
generalizados, considerarla además mejor que los demás–.
La cara B de las relaciones con compañeros de
trabajo
¿Tenemos al lado a nuestra media naranja y no
la hemos visto? No pasa nada. Si hemos llegado a este punto y, echando la vista
atrás, nos hemos dado cuenta de que nunca hemos ligado en el trabajo, podemos
consolarnos recordando algunos problemas que pueden surgir de estas relaciones
sentimentales en el ambiente laboral.
- Llevarse el trabajo a casa (y hasta a la
cama, ¡error!)
- Falta de privacidad, (¿dónde está tu espacio,
matarile rile rile?)
- Se reduce la sociabilidad (especialmente si
también salen con otros compañeros de trabajo)
- Conciliación de la vida familiar (si estáis
los dos en la oficina, ¿quién pasea al perro?)
- Acomplejarnos (comparar siempre es el mal,
pero si los elogios son constantes para tu pareja, la sensación de
infravaloración alcanza límites insospechados)
- Competitividad (intentar ser mejor que tu
pareja en base a dejarla mal… Terreno fangoso, y no precisamente porque termine
en una divertida pelea en el barro)
- Demasiado intenso todo (mañana, tarde y
noche)
De la que te has librado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario