Entiéndase por RECLAMO (reclamar) como el protestar contra algo, oponerse contra un fallo o sentencia. Además de pedir y exigir algo por derecho, reivindicación o justicia. Muchas personas viven oscilando entre el reclamo y la indiferencia; situaciones radicalmente opuestas pero relacionadas entre sí.
Reclamar es una acción positiva, siempre que sea un acto consciente que persiga fines altruistas como la justicia, igualdad, etc. El reclamo se torna en algo negativo cuando es utilizada para la manipulación tendenciosa u orientado a perjudicar y dañar; lo que es peor aún “reclamar por reclamar” sin conciencia y argumentos claros, por una mala costumbre, capricho, intolerancia o conducta gregaria.
El deporte no está aislado del “rasgo social” vigente y evidente llamado: “cultura del reclamo”. En el deporte, una actividad social donde todos opinan y quieren tener la razón, siempre vamos a encontrar situaciones polémicas que engendran diferentes tipos de reclamos que a continuación veremos:
- Según la fuente o protagonista: Los más comunes son del deportista hacia el juez o árbitro; seguido del aficionado a los protagonistas; del deportista hacia el dirigente, entre otros.
- Según forma e intensidad: Desde el escrito (formal) hasta la denuncia judicial. Del verbal a voz baja hasta la agresión física con gritos e insultos.
- Según la intencionalidad: Los que buscan ser favorecidos caprichosamente hasta el que desea la verdad y el altruismo. El que quiere favorecer la justicia hasta el que intenta manipular el mismo.
- Según su momento y lugar: Antes, durante y después del las competencias o entrenamientos deportivos. Fuera y dentro de los campos deportivos.
La crisis deportiva en el Perú pone en evidencia algunas áreas donde se ha consolidado la “cultura del reclamo deportivo” sustentado y manifiesto en la manipulación y el inestable nivel deportivo.
El deportista peruano reclama constantemente a jueces y árbitros, con o sin argumento o razón. En otras sociedades deportivas, el RECLAMO de deportistas a jueces y árbitros está considerado como conducta incorrecta y consecuentemente es poco percibida y manifiesta.
El reclamar es un gran derecho; pero a veces, cuando se “pone en juego” muchos intereses personales, grupales e institucionales, el reclamo puede transformarse en el mejor instrumento de manipulación y justificación de los propios errores (SDP).
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