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jueves, 6 de septiembre de 2018

redes sociales



   Regulación de las redes sociales y libre expresión



FORBES- 6 de septiembre de 2018
Ni la autoregulación, ni los esfuerzos estatales por contener a las redes sociales están funcionando para frenar a las fake news y malas prácticas. Se requiere de un esfuerzo titánico para lograrlo.

La Asamblea del Pueblo Egipcio aprobó esta semana una ley propuesta por el presidente Abdel Fatah al Sisi que sancionará fuertemente los rumores en redes sociales. Entre las disposiciones, se encuentra que el Estado podrá monitorear cualquier cuenta de redes sociales que tenga más de 5 mil seguidores y podrá bloquearse cualquier cuenta que difunda noticias falsas o incite a violar la ley.

La propuesta suena bastante dura y, por lo menos en el contexto mexicano, iría en contra de la libertad de expresión y derechos humanos, ya que se violarían flagrantemente garantías individuales o el espionaje digital sería autorizado por decreto.

Basta recordar el caso de los dos tuiteros en Veracruz detenidos por supuestamente difundir noticias falsas sobre ataques a escuelas en el perímetro de Boca del Río. La entonces administración de Javier Duarte cambió el Código Civil después de apresarlos para acusarlos de terrorismo, aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación echó para atrás la modificación y bajo la presión de medios y redes sociales, el gobierno veracruzano tuvo que dejar en libertad a los ciudadanos.

Por otra parte, las redes sociales y en particular Facebook han declarado que no intentan calificar la información de los usuarios y, mucho menos, establecer políticas sobre la libertad de expresión o lo que significa la verdad. Por el contrario, afirman que en su plataforma cualquier expresión es correcta y no les corresponde discernir si es verdad o no.


Facebook se guía por los principios de la Global Network Initiative (GNI), una ONG que promueve la libertad de expresión, los derechos humanos, la libertad de prensa y la privacidad digital entre empresas, gobiernos y otras ONG’s.

Aunque Facebook hace la acotación de que existen excepciones: “no permitimos contenidos que puedan poner en riesgo físico o económico a las personas, que intimiden usando discurso de odio, o que pretendan ganar dinero en Facebook mediante engaños”, explican en su comunicado.

Facebook explica que la seguridad y la lucha contra las noticias falsas son importantes y hace un resumen de la forma en la que en a lo largo y ancho del mundo ha bloqueado portales falsos. De acuerdo con el portal, la red social con la mayor participación en México, hasta la fecha han removido 652 páginas que violaban sus políticas de seguridad.

Sin embargo, México no aparece en dicha lista o por lo menos no fue mencionado.

Las noticias y tendencias falsas en México durante el pasado periodo electoral se difundieron masivamente y compañías como Victory Lab enarbolaban la bandera de las fake news y las tendencias falsas.

A través de diversas entrevistas, Carlos Merlo, director de Victory Lab, explicaba que colocar una sola noticia falsa implicaba una enorme cantidad de esfuerzos técnicos y humanos; además de presupuestos que superaban los millones de pesos.

Memes, tendencias artificiales y fake news corrieron como pólvora en redes sociales durante el pasado proceso electoral. Y también el dinero que se necesitaba para construirlas, lo que detona la pregunta si las plataformas no se dieron cuenta de la enorme cantidad de capital que se invertía para promocionar sitios con información falsa.

La ausencia de una normativa electoral clara sobre la comunicación política digital en procesos electorales y la actitud pasiva de las redes sociales al respecto, provocó que, al menos en México, las noticias falsas tomarán un carácter de industria y crecieran de forma exponencial, guiando la opinión pública digital a través de memes, tendencias falsas y comentarios artificiales en periódicos y revistas digitales.

Los esfuerzos que existen al respecto para regular la comunicación en redes sociales van a extremos opuestos: por una parte, se habla de espionaje y coerción, afectando directamente a los usuarios. Y por la otra, se habla de una autoregulación, que hasta el momento tampoco ha funcionado. Al parecer, se requiere de un esfuerzo titánico para lograr que las audiencias mantengan su derecho a estar bien informados a través de sus redes sociales en un entorno equitativo y libre de malas prácticas.

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