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jueves, 31 de agosto de 2017

El sacrificio

El sacrificio de quien al final fue el ganador



FORBES- 31 de agosto de 2017
Dos años, dos meses, doce días y una presidencia de Estados Unidos después, descubrimos los principios de soberanía y dignidad nacional.

l pasado domingo, en medio de la catástrofe que estaba comenzando a vivir Texas, Donald Trump se dio el tiempo de twittear a las 7:44 y 7:51 de la mañana los siguientes mensajes: ‘With Mexico being one of the highest crime Nations in the world, we must have THE WALL. Mexico will pay for it through reimbursement/other’ (Con México, siendo una de las naciones con el nivel más alto de criminalidad, tenemos que tener EL MURO. Mexico pagará por el vía reembolso/otros); y: ‘We are in the NAFTA (worst trade deal ever made) renegotiation process with Mexico & Canada.Both being very difficult, may have to terminate?’ (Estamos en el proceso de renegociación del TLCAN (el peor tratado jamás realizado) con México y Canadá. Ambos están siendo difíciles, tendremos que darlo por terminado?). Ambos tuits los envió entre dos mensajes concernientes a la catástrofe de Texas, a las 7:25 y las 8:31.

A las 14:14 del mismo domingo 27 de agosto la Secretaria de Relaciones Exteriores emitió, por la misma vía, Twitter, un comunicado en español -la versión en inglés la enviaría hasta las 16:41- que por fin manifestaba en un lenguaje firme y con carácter el rechazo a las manifestaciones de Trump. Un lenguaje que todo México estaba esperando se aplicara a la vulgar y mentirosa forma como Trump se ha referido a México utilizándolo como ‘gag’ político, centrando la atención victimista del pueblo norteamericano en México, convirtiéndolo así en la amenaza necesaria para la dialéctica populista que desarrolló a lo largo de la campaña, y que sigue utilizando desde la presidencia. Argumento utilizado desde el mismo momento en que anunció el inicio de su campaña por la presidencia, el 16 de junio de 2015 cuando dijo: “When do we beat Mexico at the border? They’re laughing at us, at our stupidity, and now they are beating us economically. They are not our friend, believe me. But they’re killing us economically. The U.S. has become a dumping ground for everybody else’s problems. When Mexico sends its people, they’re not sending their best, they’re not sending you. They’re not sending you. They’re sending people that have lots of problems, and they’re bringing those problems with us. They’re bringing drugs. They’re bringing crime. They’re rapists. And some, I assume, are good people.” (Cuándo hemos vencido a México en la frontera? Se están riendo de nosotros, de nuestra estupidez, y ahora nos están venciendo económicamente. No son nuestros amigos, no te están enviando a tí, o a tí -dirigiéndose a la concurrencia, mayoritaria, si no es que únicamente blanca-. Están enviando gente con muchos problemas, y están trayendo esos problemas con nosotros. Están trayendo drogas, están trayendo crimen. Son violadores, y algunos, supongo, son buenas personas).

Dos años, dos meses, doce días y una presidencia de Estados Unidos después, México reaccionó con un listado clarísimo y puntual:

Como ha sostenido siempre el gobierno de México, nuestro país no pagará, de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia, un muro o barrera física que se construya en territorio estadounidense a lo largo de la frontera con México. Esta determinación no es parte de una estrategia negociadora mexicana, sino un principio de soberanía y dignidad nacional.
Respecto a la violencia generada en México por el tráfico ilícito de drogas, armas y dinero entre nuestros países, reiteramos que es un problema compartido que sólo terminará si se tratan sus causas de raíz: la alta demanda de drogas en Estados Unidos y la oferta desde México (y otros países). Las organizaciones criminales internacionales han causado la muerte de miles de mexicanos, incluyendo miembros de las Fuerzas Armadas y policías, y de miles de estadounidenses. Sólo con base en los principios de responsabilidad compartida, trabajo en equipo y confianza mutua podremos superar este reto.
La posición de México en la mesa de renegociación del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) continuará siendo seria y constructiva, siempre poniendo el interés nacional por delante y buscando un resultado en el que los tres países norteamericanos ganen.
México no negociará el TLCAN, ni ningún otro aspecto de la relación bilateral, por medio de las redes sociales o los medios de comunicación.
La reacción de la opinión publica en general en ambos lados de la frontera fue vista con buenos ojos toda vez que el ‘timing’ político de Trump para una declaración sobre asuntos secundarios ante la hecatombe que estaba viviendo Texas fue fatal. Sin embargo, y en el contexto de la relación Trump-migrantes mexicanos, fue el detonante que siguió al grosero, impertinente y obviamente dedicado a México, perdón otorgado a Joe Arpaio, cuya imagen más reciente en la memoria mexicana fue cuando recibió arrogante, supremacista y violento a Javier Sicilia, en agosto de 2012, durante la marcha de la Caravana por la Paz.

Con la característica insensibilidad del actual gobierno mexicano, una relación cargada de dislates y ocurrencias poco afortunadas que tuvo su punto culminante con la visita a Mexico, a Los Pinos, de Donald Trump en plena campaña electoral, con una posición más firme, pero muy tarde, los negociadores del TLCAN dejan ver su influencia en los trabajos de rescate de un acuerdo que desde su mismo inicio ha sido una desperdiciada oportunidad para México. Si bien ha habido beneficios en algunas áreas del desarrollo del país, el proyecto comercial que de haberse ejecutado eficientemente nos hubiera dado tasas de crecimiento superiores a las registradas en los últimos 20 años, se ha convertido en otro falso argumento del repertorio de características del ‘amenazante’ México que Trump ofreció destruir a sus votantes. Al no responder de manera adecuada, en su momento, y de manera tan directa como lo hizo ahora la SRE -dos años, dos meses, doce días, y una presidencia de los Estados Unidos después-, la falta de determinación y claridad en la política externa del país nos ha colocado en una situación precaria en la que, en un mundo financiero de apariencias que sobrevalora las expectativas y futuros de los entornos presentes, estamos negociando cuesta arriba cuando tenemos todos los elementos a la mano para negociar con eficiencia en beneficio del futuro económico mexicano en el entorno de la globalización y la geografía, sin la dependencia de un solo mercado.

El problema al que se enfrenta el populismo cuando intenta domesticar la realidad, es la realidad misma. Las amenazas de monstruos y enemigos comerciales, políticos, culturales y sociales se diluyen cuando quedan expuestas en su simpleza y carácter inofensivo, las razones artificiales que el exceso de demagogia usa. Problema de carácter sistémico que ha colocado a México en desventaja en las negociaciones del TLCAN y a Estados Unidos en desventaja potencial si el gobierno mexicano hubiera sido uno recto, coherente, honesto y dinámico -comercialmente hablando- en beneficio de su país. Los mensajes que con motivo del quinto Informe de Gobierno se transmiten insistentemente hoy en día dan la razón a estos argumentos. El presidente aparece frente a empresarios, trabajadores, padres de familia explicándoles su labor diaria asumiendo un papel de adoctrinamiento que es inexistente en nuestra realidad nacional. Los éxitos que presume el gobierno para el quinto informe son éxitos de carácter independiente, lejanos a la política y subsistentes a las estructuras de gobierno. Vamos, trabajan aun a pesar del gobierno. Esa ilógica en la comunicación, cargada de demagogia populista sin reflexión social, solo de carácter político, es la que mantuvo una actitud pasiva en torno al problema Trump como para estar ahora en esta zozobra que, al final, intentaran utilizar a su favor los sobrevivientes políticos del actual gobierno. Esto es: en caso de no sobrevivir el TLCAN se endurecerá el discurso y la balanza de valor del enemigo al sistema -que hoy en día somos nosotros para el sistema norteamericano- pasara a ser EU en contra del ‘principio de soberanía y dignidad nacional’ que dos años, dos meses, doce días y una presidencia de Estados Unidos recuerda México que tiene.

La derrota en estas negociaciones está inclinada hacia nuestro lado cuando los principios morales y de representatividad, quedaron mermados por las probadas muestras de corrupción que limitaron las capacidades de liderazgo del gobierno mexicano. Muestras que explotaron en las redes, esas mismas redes que insiste en minimizar el gobierno, pero que son, en la discusión de hoy en día, el terreno protagonista de la arena política internacional.


Sin claridad en la imaginación de país que queremos, estaremos siempre en estas luchas, cuesta arriba. Y en el caso de nuestra relación con Estados Unidos, como antes hemos estado en los siglos XIX y XX, atrapados por un discurso populista y conveniente para los fines de ilustración política que si, siglo y medio después, tiene el mismo origen oportunista y conveniente que tuvo entonces con la consecuencia de la repartición de nuestro país.

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