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miércoles, 12 de agosto de 2009

Grupos

“PONER EL PARCHE…”
Ps. Franz Rivera Mansilla

El ejercicio profesional del psicólogo deportivo siempre está sujeto a adversidades e inconvenientes en nuestro medio, principalmente en la labor con grupos deportivos de adultos y más aún cuando se trata de deportistas destacados (élite) cuya predisposición de laborar con un psicólogo es inexistente.

Recuerdo alguna vez, durante el ejercicio profesional, transitando inconvenientes (ambiente, día, hora, predisposición y otros) para programar una reunión con un grupo de destacados futbolistas, fue que después de sortear varias adversidades se logro concertar la reunión.

La reunión buscaba cohesionar esfuerzos en aras de lograr objetivos; además que se produzca la “descarga de tensión psicológica” previa a la competencia. La labor del psicólogo muchas veces no es aceptada, principalmente en deportistas o entrenadores cuya “experiencia” y “autosuficiencia” le ha enseñado que lo pueden y lo saben todo.

Ya en la reunión se les recordó el compromiso con los objetivos personales e institucionales, permitiéndoles renovar su compromiso ante ellos mismos y el grupo de compañeros. Los “experimentados” opinaron que no tienen que renovar ningún compromiso, pues su compromiso está presente, opinión a la que se sumaron uno a uno, todo el grupo de deportistas.
Finalizada la reunión y habiendo descargado su opinión, puntos de vista y reflexiones hubo quien dijo: “Le pusimos el parche al psicólogo”. Poner el parche es una expresión empleada en el “mundo del fútbol” que simplemente significa: “tener la razón y con ello callar o silenciar a otras personas”.

Expresión que me causo gracia. Ellos pensaban que habían manejado la situación y que habían salido vencedores en su opinión. Pensaron ser vencedores de la nada (no hubo guerra) y en vez de manejar fueron ellos los manejados (empujados por la misma situación).
Se logro recordar el compromiso interno asumido, al margen de su opinión externa y además pudieron exteriorizaron su malestar en referencia al momento deportivo que se vivía, creando un ambiente de cohesión.

Así fueron ayudados sin requerir o aceptar la ayuda; pensaron oponerse y tener la razón sin darse cuenta que se cohesionaban y fortalecían en busca de sus objetivos; y lo más gracioso es que quizá ellos no lo saben, ni lo sabrán nunca; ya que así actúa algunas veces la psicología deportiva.

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