Yahoo, un paradigma de
oportunidades perdidas en la web
The Wall Street Journal. - julio
de 2016
La propuesta venta de Yahoo Inc.
a Verizon Communications Inc. pone un punto de exclamación a un agitado período
de dos décadas que empezó con su éxito como un organizador de la web y terminó
con una seguidilla de líderes fallidos y errores estratégicos.
La dilatada caída de Yahoo podría
servir como un caso clásico de negocios en el que varios presidentes ejecutivos
no lograron responder a una pregunta existencial: ¿Qué es Yahoo?
Tras nacer en un dormitorio de la
Universidad de Stanford en 1994, la empresa pasó su primera década acumulando
escala como portal de internet. Luego, a medida que Google Inc. y Facebook Inc.
—dos empresas que estuvo cerca de comprar— afianzaron posiciones lucrativas en
motores de búsqueda y redes sociales, Yahoo quedó rezagada ante la velocidad de
la economía de internet que ella ayudó a crear. Los visitantes y los ingresos
se redujeron mientras la empresa se esforzaba por innovar en un millar de
servicios.
“Si eres todo, como que no eres
nada”, dice Brad Garlinghouse, un ex ejecutivo de Yahoo, quien en 2006 escribió
el Peanut Butter Manifesto (algo así como Manifiesto de manteca de maní), un
memorando interno criticando a la empresa por expandirse demasiado. “La triste
realidad (…) es que nunca resolvió su crisis de identidad central”.
Garlinghouse afirma que la
estrategia fluctuante de Yahoo a menudo confundió a los empleados. El ejecutivo
recuerda que durante un retiro de 2006 les preguntó a los gerentes la primera
palabra que se les ocurría cuando escuchaban el nombre de una compañía. Google,
eBay y otros produjeron respuestas claras: “búsqueda” o “subasta”. Yahoo no.
Los gerentes dijeron “correo”, “noticias”, “búsqueda” y otras cosas. Un desfile
de presidentes ejecutivos durante dos décadas amplió la confusión, oscilando
entre tecnología y medios.
Los cofundadores, Jerry Yang y
David Filo, crearon inicialmente un índice de sitios web, llamado Guía a la red
mundial de Jerry y David, mientras dejaban para más tarde un proyecto de tesis.
Su primer presidente ejecutivo,
un ex rockero de cabello plateado llamado Timothy Koogle, cuenta que se
incorporó a la empresa en 1995, cuando aún no registraba ingreso alguno y tenía
seis empleados, luego de que un reclutador le dijo que “tenían una necesidad
desesperada de supervisión adulta”.
Dos años después, Yahoo estaba
entre los sitios más visitados. Clasificaba 735.000 sitios web y ofrecía correo
electrónico gratis, noticias y salas de chat, con 25 millones de usuarios
únicos al mes.
El uso de internet se disparó y
alimentó un crecimiento a 100 millones de usuarios, 2.000 empleados y un valor
de mercado de cerca de US$125.000 millones en 2000. A diferencia de empresas
similares, Yahoo era entonces rentable, en parte porque fue pionera de la
publicidad en línea.
Luego estalló la burbuja
puntocom. Desde su punto máximo el 3 de enero de 2000, las acciones de Yahoo se
desplomaron 93% en un lapso de 20 meses. Koogle renunció en 2001 y la empresa
emprendió su primer esfuerzo de reestructuración.
El siguiente jefe, Terry Semel,
ex ejecutivo de Warner Bros., se esforzó por convertir a Yahoo en una compañía
de medios. Apuntó a conseguir más comisiones por servicios premium, incluyendo
una línea de astrología que cobraba US$14,95 por pregunta. Yahoo también dejó
de invertir en búsquedas a medida que la extensión de la web llegó a ser
demasiado para un índice compilado por humanos.
Entre tanto, otro par de
estudiantes de Stanford había construido un motor de búsqueda potenciado por
computadora que llamaron Google. Sería la ruina de Yahoo.
Yahoo contrató a Google en 2000
para que potenciara sus búsquedas e incluyó el logotipo de su rival en la caja
de búsqueda. Semel negoció la compra de Google con sus fundadores, Larry Page y
Sergey Brin, por US$1.000 millones, pero no pudieron llegar a un acuerdo sobre
el precio. Para 2002, la mayor influencia de Google sobre el comercio en
internet hizo disparar sus ingresos.
Semel cambió de estrategia. Yahoo
pagó US$1.900 millones por dos firmas de tecnología de búsquedas y en 2004
empezó a potenciar sus propias búsquedas. Sin embargo, Yahoo no logró ponerse
al día. En 2007, cuando Semel renunció, las ventas de Google eran más del doble
de los US$7.000 millones de Yahoo.
Semel también perdió otra
oportunidad de adquisición, una que le habría dado a Yahoo un activo bandera en
redes sociales y una codiciada audiencia joven. En 2006, Yahoo debatió pagar
US$1.000 millones por Facebook, pero las conversaciones no prosperaron debido a
la falta de acuerdo sobre el precio. El valor de mercado de Facebook supera hoy
los US$340.000 millones. Semel y otros antiguos ejecutivos de Yahoo no
quisieron comentar o no respondieron a solicitudes de comentarios.
Luego, Yahoo acudió a Yang como
presidente ejecutivo. El cofundador prometió una reestructuración, diciendo que
“no habría vacas sagradas”.
A comienzos de 2008, Microsoft
Corp. realizó una oferta no solicitada para comprar Yahoo por unos US$45.000
millones, una prima de casi 60%. Yang y la junta directiva rechazaron los
avances de Microsoft durante meses. Inversionistas enojados, incluido Carl
Icahn, trataron de destituir a Yang y al final obtuvieron tres puestos en la
junta directiva.
Durante una conferencia
organizada ese año por The Wall Street Journal, se le pidió a Yang que
definiera Yahoo. El ejecutivo tuvo problemas para dar una respuesta simple.
“Pienso en Yahoo como, tenemos que ser increíblemente relevantes y
significativos para los consumidores”, señaló. “Y hemos definido esto alrededor
de un punto de partida. Queremos que empiece su día en Yahoo”.
Ese noviembre, Yang renuncio. Su
sucesora, la ex jefa de Autodesk Inc., Carol Bartz, inclinó a Yahoo de nuevo
hacia los medios. Invirtió en noticias, deportes y finanzas, contratando
periodistas y comprando una empresa que producía contenido barato que atraía
clics.
Las medidas fueron una decepción.
Muchos ejecutivos dejaron la empresa y los ingresos iniciaron una larga
trayectoria descendente. Bartz fue despedida por teléfono en septiembre de
2011. Pronto, los rumores de una venta empezaron a dar vueltas. El siguiente
presidente ejecutivo, el jefe de PayPal, Scott Thompson, hizo énfasis en el
comercio electrónico. Sin embargo, antes de que pudiera llevar a cabo sus
planes de reestructuración, renunció en 2012 por discrepancias en sus registros
académicos.
Ese mismo año, Yahoo regresó a
sus raíces tecnológicas al contratar a Marissa Mayer, una gerente de producto
de Google que había ascendido con rapidez, lo que en general deleitó a los
inversionistas y empleados que tenían la esperanza de un inicio fresco.
Mayer se concentró en el
mejoramiento de productos como el correo y el sitio de compartir fotos Flickr,
e impulsó la inversión en software móvil, video en línea y búsquedas. Para
renovar el talento en Yahoo, gastó más de US$2.000 millones en más de 50
startups.
Pese a esto, incluso ella tuvo
problemas para definir Yahoo. Mayer argumentó que la empresa debería ser
central en los “hábitos diarios” de la gente, ya fuera en búsquedas en internet
o en e-mail. La estrategia no logró frenar la fuga de talento y los ingresos
descendieron. Si logró algo, fue plantear una verdad sobre Yahoo: sigue siendo
un portal de internet ambiguo.
Algunos ex empleados dijeron que
la raíz del lento declive de Yahoo era más simple: dejó pasar el fenómeno de
búsquedas, redes sociales y móviles.
“Por lo que Yahoo está atravesando
hoy no es resultado de decisiones que se tomaron hace tres años”, dice el
capitalista de riesgo Andrew Braccia, ex jefe de búsquedas de Yahoo. “Es el
resultado de decisiones que se tomaron hace 10 años”.
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