¿Se deben abolir las calificaciones de
desempeño de los empleados?
The wall
street journal- julio de 2016
¿Puede un año de trabajo
resumirse en una frase genérica como “cumple con las expectativas”?
A medida que las empresas
reinventan la gerencia al recortar capas jerárquicas o permitir que los
trabajadores establezcan sus propios horarios, las calificaciones de desempeño
—que evalúan a los trabajadores en un escala de 1 a 5 o con etiquetas como
“cumple con las metas”— se siguen usando. Empresas como Gap Inc., Adobe Systems
Inc. y Microsoft Corp. abolieron estas calificaciones después de que sus
líderes decidieron que desanimaban la colaboración y avivaban la ansiedad de
los empleados. Sin embargo, otras empresas tienen problemas para deshacerse de
ellas.
Intel Corp. durante mucho tiempo
ha calificado y clasificado a sus aproximadamente 105.000 empleados en una
escala de cuatro niveles, desde “sobresaliente” hasta “debe mejorar”. Devra
Johnson, una directora de recursos humanos en el fabricante de chips, observó
que las calificaciones tendían a hacer mella en la moral de buena parte del 70%
de la fuerza laboral de la compañía que recibe la calificación de “exitos(a)”
cada año, la segunda calificación más baja.
Los gerentes de recursos humanos
realizaron un experimento para probar una nueva forma de gestionar el
desempeño, dejando de calificar a 1.700 trabajadores en el departamento de
recursos humanos (RH), aunque estos siguieron recibiendo evaluaciones, durante
alrededor de dos años, según Johnson. Los gerentes se percataron que podían
seguir diferenciando el desempeño y distribuir la remuneración. Sin embargo,
cuando el equipo de Johnson presentó los hallazgos, los ejecutivos de la
empresa no estaban listos para abandonar las etiquetas, preocupados de que eliminar
las calificaciones acabaría con la tensión saludable en el trabajo, dijo. Por
tanto el departamento de RH empezó a calificar de nuevo a los empleados en el
experimento.
“No queremos estar en un lugar en
que todos son ‘espectaculares’”, afirmó. “Nos preocupamos mucho, como
deberíamos, sobre las consecuencias no intencionadas. Se hace un pequeño ajuste
en un asunto inocuo, y no se sabe, algunas veces, el impacto que podría tener”.
Una vocera de Intel declinó ser
citada en este artículo.
Marc Farrugia, vicepresidente de
RH en Sun Communities Inc., está pasando por el proceso “agotador” de remodelar
la administración de desempeño en la empresa propietaria y operadora de
comunidades de viviendas fabricadas. Le preocupa la precisión del método actual
de calificaciones de la empresa; algunos gerentes simplemente distribuyen
calificaciones más altas para maximizar las bonificaciones para empleados que
temen podrían marcharse; otros les dan a todos calificaciones promedio porqué
es más fácil. Los trabajadores se quejan de que las calificaciones no son
justas y no reflejan su desempeño anual.
“Estoy más y más convencido de
que las calificaciones están haciendo más daño que bien”, apuntó Farrugia.
Sin embargo, algunos gerentes
tienen opiniones distintas. En una reunión reciente, los altos gerentes se
resistieron a la idea de eliminar las calificaciones, asegurando que los
trabajadores no recibirían las evaluaciones que necesitan, puntualizó Farrugia.
A muchos gerentes les agradan las
calificaciones por el mismo motivo que los empleados las detestan: están
fundamentadas menos en los datos que en el juicio del jefe. La ironía es que
las calificaciones siguen siendo subjetivas cuando las empresas tienen más
formas que nunca para monitorear el desempeño del personal.
En Deloitte LLP, la empresa
transformó su sistema para administrar el desempeño tras percatarse que las
calificaciones revelaban más sobre el gerente que las hacía que sobre los
empleados evaluados.
A algunos ejecutivos les preocupa
que incorporar a las evaluaciones medidas de desempeño, como el tiempo que les
toma a los trabajadores de restaurantes tomar una orden, podría carecer de
contexto.
“Tengo una verdadera relación de
amor odio con los datos”, indicó Kevin Reddy, presidente ejecutivo de la cadena
de comida rápida e informal Noodles & Co. “Enfocarse demasiado en un
sistema de calificación puede producir un sentido de seguridad falso”.
La empresa dejó de realizar
calificaciones numéricas hace siete años pero sigue colocando a los
trabajadores en categorías amplias como “cumple con las expectativas”. Reddy
señaló que él y su equipo de liderazgo siguen cuestionando si están haciendo
bien las evaluaciones y motivando a los empleados.
Otros dicen que tienen evidencia
que muestra que los trabajadores contribuyen menos después de recibir una
calificación baja. David Rock, director del NeuroLeadership Institute, una
firma de investigación que aplica la neurociencia al entorno laboral, destacó
que las calificaciones evocan una “respuesta de amenaza” en los trabajadores, o
“una sensación de peligro”, especialmente si no obtienen la calificación que
esperan. Y la resaca de una mala nota puede durar meses, apuntó Rock.
Las empresas que han eliminado
las calificaciones dicen que sus empleados se sienten mejor sobre su trabajo, y
de hecho escuchan más los comentarios de los gerentes en lugar de obsesionarse
con un número. John Ritchie, un ejecutivo de RH de Microsoft, dijo que la
práctica de la empresa tecnológica de calificar y clasificar a empleados desalentaba
la toma de riesgos y la colaboración; dijo que desde que descontinuaron la
práctica a finales de 2013, el trabajo en equipo ha mejorado.
“Teníamos que cambiar y todo
mundo lo sabía”, apuntó Ritchie sobre el nuevo sistema de gestión de desempeño.
El nuevo método de The Gap se
deshace de las calificaciones y las suple con sesiones mensuales de asesoría y
conversaciones frecuentes entre empleado y gerente. Pero los ejecutivos de RH
tuvieron que convencer a los líderes de que el cambio no era “sacrílego”, según
Eric Severson, codirector de RH de la empresa.
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