Éxito: La ciencia de la
oportunidad
Dinero - sábado, 24 de julio de
2016
Las oportunidades tienen el
desagradable hábito de aparecer disfrazadas de diversas maneras e incluso
llegan a tomar la forma de un fracaso temporal. ¿Cómo identificar oportunidades
y convertirlas en éxitos?
Toda adversidad contiene la
semilla de un éxito venidero. ¿Cómo aprender a identificar las verdaderas
oportunidades y convertirlas en grandes éxitos?
1. Estado de vigilancia
Una mente entrenada para detectar
oportunidades se convierte en una morada favorable y predispuesta para ver más
allá de lo obvio. Estar alerta y vigilante del entorno es el hábito del
centinela de las oportunidades. Se requiere agudizar los sentidos para
llevarlos a nuevos y desconocidos límites de observación, entendimiento,
intuición y percepción.
2. Los caprichosos disfraces de
la oportunidad
Cuando la oportunidad surge
generalmente lo hace en el lugar menos esperado y con los más resbaladizos
atuendos y personificaciones. Lanza señales que generan distracción y dudas,
pero solo la mente entrenada y alerta logra reconocerla cuando la multitud no
consigue hacerlo o incluso niega su existencia, esa es la primera pista por
seguir.
3. Sospeche si el amor no fue a
primera vista
No todas las oportunidades
convienen, solo aquellas donde hay conexión superior, anhelo desbordado y gran
esperanza de futuro, en tal caso, se trata de su verdadera oportunidad. Cada
una es hecha a medida y tiene un precio específico que se paga superando
obstáculos. La oportunidad brilla gracias al emprendedor y el emprendedor
brilla gracias a la oportunidad. Son románticamente, el uno para el otro.
4. La oportunidad es cobarde y
arrogante
Huye de quien no está preparado
así como de la falta de carácter, inteligencia, carisma y personalidad, son
exigencias que la modernidad impone. No le gustan los novatos ni los
principiantes, por ello solo reposa en las manos experimentadas que saben como
sacar su máximo potencial. Emprendedores que han fracasado tienen aprendizajes
ocultos de gran valor que les facultan para ascender más fácil por la escalera
que conduce del fracaso al éxito.
5. Pensar en lugar de adivinar
No se puede ser indiferente a la
necesidad de pensar con profundidad y precisión. Las malas decisiones provienen
de falta de información relevante, poca profundidad en el entendimiento del
problema, análisis flojos y ligeros, deliberaciones poco trascendentes y
timidez en la toma de decisiones. No pensar objetivamente es sabotear el éxito
prometido. El pensamiento debe estar descontaminado por el optimismo desbordado
y por el deseo ardiente, que finalmente terminan trastornando el concepto de
realidad.
6. Rapidez y abundancia
Una y la otra confirman una
verdadera oportunidad. Una sin la otra son símbolos de una falsa tentación.
7. El fracaso es un profesional
del ilusionismo
Cuando la frustración se adueña
del emprendedor la reacción automática es abandonar. Multitudes han renunciado
justo a un metro de encontrar el éxito. El fracaso es el guardián protector de
la oportunidad y su mayor encomienda es producir abandono. El fracaso es rico
en malicia, con gran talento para hacer tropezar y generar experiencias
negativas para no repetir. Al fracaso se le puede aplicar el principio
elemental del judo: Aprovechar la fuerza del contrario en beneficio propio. Los
fracasos son escalones finitos hacia la conquista del éxito.
8. La oportunidad también se
cansa de esperar
Cuando la oportunidad elige a su
emprendedor, éste deberá demostrar su deseo, ideas claras y organizadas, así
como grandes volúmenes de esfuerzo planificado y estructurado. Esa es la
diferencia entre suspirar por algo y estar listo para obtenerlo. Multitudes han
dejado escapar magníficas oportunidades por no contar con una planificación
estratégica e inteligente que les permiten conquistarlas. La dirección es tan
importante como la velocidad, hay muchos que van rápido pero para ningún lado.
9. El deseo es la llave
Cada quien guarda la maravillosa
capacidad de convertir el deseo ardiente en una forma de pensamiento que
rechaza y repele el concepto de imposible y que no acepta el fracaso como una
opción. El anhelo de logro es la mayor fuerza motivadora que dirige y orquesta
cada uno de los movimientos, actos y hazañas que finalmente conllevan al éxito
esperado. Así como la electricidad hace girar los motores de la industria, el
deseo hace que los equipos sean de desempeño superior.
10. Las cuatro capacidades
Fe, deseo, imaginación y
perseverancia son las características de los equipos que están más preparados
para atesorar el éxito, instalar estas habilidades no es económico, ni fácil y
mucho menos rápido. Quien desee la victoria no podrá disfrutarla a un menor
precio. Muchos, aun cuando son pocos, están dispuestos a pagar el alto precio
del éxito.
A medida que las oportunidades se
van aprovechando van surgiendo más y mejores, caso contrario, cuando no se sabe
aprovecharlas se restringe la opción de que nuevas aparezcan.
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