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lunes, 21 de enero de 2019

estrategias del fútbol


5 estrategias del futbol para la empresa familiar



FORBES- 21 de enero de 2019
Si el futbol requiere de trabajo en equipo para llegar a la victoria, también las empresas podrían beneficiarse de las enseñanzas estratégicas en un terreno de juego que es muy similar.

“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”: Michael Jordan

Si el futbol fuese un juego de una sola persona por equipo, la persecución monotónica que sucedería en su terreno de juego eventualmente perdería el interés de las masas, al carecer de dinámica, variedad y la riqueza de la diversidad. De igual manera, una empresa requiere de la actividad de más de una sola persona: para encontrar el éxito tanto en tu empresa familiar como en el terreno de juego es imprescindible el trabajo en equipo.

El futbol es como una radiografía donde podemos ver a lo individual convertirse en una fuerza colectiva. Y, para los ojos atentos, en cualquier lugar hay espacio para las palabras de un sabio maestro. Para Pascual Berrone, profesor de la escuela de negocios IESE de la Universidad de Navarra, el futbol y las empresas comparten muchas más similitudes de las que usualmente imaginamos; tema que explora a cabalidad en su publicación “Lecciones para los negocios del Mundial de Futbol”. Berrone afirma que “el uso de un evento deportivo de gran visibilidad [resulta de gran utilidad] para extraer lecciones para las empresas en una nota orientada a la práctica.

Dos casos en particular acuden para ilustrar la abierta y atinada invitación del profesor de la Universidad de Navarra: pensemos en la victoria de la escuadra española en el Mundial del 2010, o el partido cardiaco que sucedió durante el Mundial de 1950 en el estadio Maracaná. Mientras que éste último fue un partido donde Uruguay se hizo acreedor de la copa mundial, sobre el favorito para ganar Brasil, gracias a su trabajo en equipo y a pesar de las adversidades, para España la victoria se ciñó en la empatía de la escuadra española ante los “momentos duros” que sacudían su patria.


Si el futbol requiere de trabajo en equipo para llegar a la victoria, también las empresas podrían beneficiarse de las enseñanzas estratégicas en un terreno de juego que es muy similar: hay adversidades, fuerza de equipo y reglas de juego definidas. ¿Qué podríamos aprender como líderes y directivos, para mejorar nuestro propio juego en el terreno empresarial?

Genera un equipo en equilibrio

Es fácil reconocer el brillo de una estrella deportiva cuando comienza a destacar por sus habilidades y destrezas. Sin embargo, dejarnos llevar por la brillantez de un solo miembro del todo, no sólo desgastará el genio en cuestión, sino que el resto del equipo podría no sólo caer en actitudes de rechazo, sino que sus mismas habilidades podrían no ser exploradas a cabalidad. Las empresas, como el fútbol, son terrenos muy fértiles para el florecimiento del orgullo en los egos individuales. El profesor Berrone señala que, para España durante el Mundial del 2010, el equipo español pudo destacar por mostrar la importancia de cada uno de sus jugadores: en todas las empresas cada uno de los integrantes, desde el escalón más bajo hasta el más superior en el organigrama, son imprescindibles.

Un buen líder empresarial haría bien en recordar que, lejos de fomentar las individualidades de los genios de su empresa, más valor encontrará en gestionar sus talentos para florecer con los talentos de los demás miembros de la familia empresaria. El trabajo en equipo y el orgullo corporativo, y no individualista, son ingredientes clave para el éxito.

El equilibrio no llega únicamente de la correcta gestión de los talentos, sino que también entra en juego la experiencia y la juventud de los miembros del equipo. El equipo español contó con una edad media de 26 años, representando una mezcla ideal entre la potencia juvenil y la estrategia veterana. Esta situación es peculiarmente especial en la empresa familiar, donde las generaciones fundadoras deben encontrar la manera de integrar a las generaciones venideras, con los retos y oportunidades que representa esta unión de experiencias.

Mientras que los equipos que sustentaron su fuerza en los jóvenes, no pudieron encontrar la madurez necesaria para triunfar; aquellos compuestos principalmente por veteranos sucumbieron ante la potencia física de las escuadras a quienes les superaban la edad. Para la empresa familiar, equilibrar la sabiduría veterana con el ímpetu juvenil es también bastante sensible; sin embargo, de ser manejado con sabiduría, no sólo revertirá las potencialidades negativas, sino que podría girar incluso los términos a favor de la empresa.

La sucesión, por ejemplo, es un tema que puede atemorizar a los fundadores de la empresa familiar. Sin embargo, es el puente perfecto para unir la pericia y frescura de las generaciones jóvenes –ya sea que la sucesión caiga en manos de algún miembro familiar o alguien ajeno a ella– con la experiencia y conocimientos de los veteranos empresariales. Esto no sólo generará un equilibrio entre la novedad y lo clásico, sino que será un motivo de rejuvenecimiento general en la empresa y podrá establecer su legado.

Un líder comparte sus sueños y su filosofía para llegar a ellos

Cuando Uruguay se enfrentó al favorito por todos Brasil para disputar la copa del mundo de 1950, el equipo celeste podría simplemente haberse dejado llevar por la euforia general y dar un partido como lo esperaban los hinchas verdeamarelos.  Un miembro del cuerpo técnico uruguayo habló con los jugadores antes del encuentro y les pidió que no hicieran líos: ya cumplían con no ser goleados. Sin embargo, Obdulio Varela –el capitán– reunió a sus compañeros para advertirles que “¡cumplidos, nada!”, instándolos a salir a ganar. Para sorpresa de los miles de espectadores, el marcador final indicó 2-1 a favor del equipo uruguayo.

A pesar de las adversidades, la presencia de un líder que puede generar movimiento y entusiasmo en el resto del equipo es contundente en los resultados que obtendrá de su equipo. Lo mismo sucedió para España, con el entrenador Vicente del Bosque, quien se comportó como un líder calmo, paciente y discreto, llevando a su escuadra al éxito desde esta tríada. Si una empresa carece de un liderazgo fuerte como el de Valera y del Bosque, lo más seguro es que se desmorone antes de poder siquiera comenzar su camino. En cambio, cuando tu líder tiene carácter, la victoria es cuestión de coordinación.

Antes de crear, hay que creer. Un líder que es capaz de soñar, y también valeroso para desafiar las prácticas tradicionales con afán de innovar, puede proyectar la empresa más allá de lo evidente y, con una gestión apropiada, detonar el éxito para todos dentro. Si bien un sueño alto no significa necesariamente una victoria asegurada, sí marca el ritmo, los ideales e, incluso, la filosofía.

Creer, crear y ganar. Desarrollar un sueño genuino para la empresa requiere de un liderazgo audaz, capaz de levantar al equipo –aún si las adversidades parecieran indicar todo lo contrario– y al igual que Valera con sus compatriotas uruguayos, no se trata de cumplir o soñar sin más, sino de poner en marcha cada una de las habilidades individuales para llegar al triunfo colectivo de todo el equipo… o empresa.

¿Competencia o aliados? Profesionalización e internacionalización

Actualmente, el Mundial es un evento que hace eco en todas las esquinas de la civilización humana. De igual manera al torneo y alimentadas principalmente por la cooperación y los encuentros internacionales, resulta peculiar que muchas veces las empresas, con cierto énfasis en las empresas familiares, parezcan temerosas de implementar en sus líneas la profesionalización y la internacionalización entre sus miembros.

Prestemos atención en la movida del futbol en los últimos años: tanto la escuadra española, como tantos otros equipos internacionales, han optado por recurrir a la experiencia que pueden aportar jugadores de otras naciones, y así alcanzar los máximos niveles de competitividad. Como consecuencia de esto, los jugadores locales pueden pulir sus habilidades, mientras también desarrollan nuevas perspectivas para enfrentar tal o cual modo de juego, elevando de esta manera su nivel técnico.

La rivalidad puede llegar a ser tan brutal como feroz. Pero un buen líder puede encontrar en ella algunos caminos hacia el éxito: durante años, España ha sido testigo de la rivalidad entre sus dos equipos estelares, el F.C. Barcelona y el Real Madrid, que se han convertido en hitos del futbol tanto en lo nacional como en lo internacional. Esta competencia, lejos de provocar pérdidas en uno u otro equipo, más bien eleva los estándares y el juego individual de sus equipos, utilizando a su favor algo que podría parecer dañino para la moral de los equipos.

Sin un poco de contraste, sería complejo que la exigencia se diese por sí sola. Es por esto que un verdadero líder debe mantener en mente que su competencia, lejos de ser un enemigo, puede convertirse en su más grande aliado; ya sea que te “obligue” a explorar nuevos horizontes o a buscar la ayuda externa que tanto temor te provocaba buscar. Que tu competencia no te asuste, sino que ¡te rete! Y, así, abre las puertas a la innovación, crecimiento y productividad dentro de tu empresa.

La adversidad como maestro: fe en tu estrategia

Podría parecer que la fe es ciega. Sin embargo, no hay nada como una fe que encuentre un sustento en la estrategia. Durante el mundial del 2010, el juego de los españoles fue definido por un gran toque de balón y plasticidad creativa para enfrentarse a las variopintas escuadras internacionales. Su juego ágil, creativo y flexible lo llevó a ganar un Mundial, aun cuando su primer partido en la contienda resultó negativo para sus marcadores.

¿Qué empresa puede subsistir sin un equipo capaz tanto de tener grandes ideas y estrategias como de llevarlas a cabo? Es cierto: en el futbol basta detener el balón para analizar lo que está sucediendo, factor que no pueden solicitar las empresas a la vida real, pero todo buen líder sabe que las buenas ideas toman su tiempo para cristalizar. Aún si comenzamos con tropezones, un poco de perspectiva, paciencia y flexibilidad son los ingredientes, entre otros, para alcanzar objetivos a largo.

Tener habilidades para hacer y replantear estrategias es de gran valor, tanto para los equipos de futbol como para las empresas. Así, incluso si las adversidades parecen ser inamovibles e irreparables, los resultados pueden llegar a ser sorprendentes, como bien podrían relatar los hinchas del estadio Maracaná aquel 16 de julio de 1950, con la derrota de Brasil ante Uruguay.

Una empresa, como un equipo de fútbol, que tenga la capacidad de ver de frente y sin miedo a las adversidades podrá resultar campeona en sí misma, pues será poseedora de una moral fuerte, una cohesión de equipo y, quizá lo más importante de todo, una verdadera pasión por el crecimiento de la empresa. Uno puede estar asustado ante un futuro incierto, pensemos el caso de un fundador que no ha modernizado su empresa. Sin embargo, si su sucesor es capaz de modernizar desde sus saberes y la filosofía misma de la empresa, el éxito se dejará ver eventualmente. Y si bien los resultados decepcionantes son habituales en los negocios, cualquier adversidad puede ser superada si se cuenta con fuerza de arranque, pasión y una mente estratega.

Aprende del pasado: fortalece a tus compañeros de juego

Es fácil desistir cuando algo se intenta una y otra vez sin tener éxito. Esta idea, bastante errónea desde mi perspectiva y experiencia empresarial, no sólo muestra una actitud derrotista, sino que también puede llevarnos a tirar la toalla sin más. Permitir que el pasado y la herencia dicten tu futuro es un error al que no debes sucumbir. La escuadra española, después de décadas como participante en la Copa del Mundo, bien pudo haber arrojado la toalla en el Mundial del 2010, incluso con su partido de arranque cuyo marcador no fue favorecedor para ellos.

En lugar de observar estas derrotas como meras derrotas ¡da el giro! Conviértelas en las maestras de historia que estabas esperando y aprende de todo cuanto tengan por enseñarte: toma notas, observa las situaciones, habla con los involucrados, habla con personas externas al problema y aprende de ellos. Para un líder al frente de un equipo, se trata más de la actitud con la que afrontas tanto la victoria como la adversidad y no de la cantidad de medallones que lleves colgados al cuello.

Si bien algunos de los “malos tragos” del pasado serán maestros herméticos con pocas ganas de revelar la clave de sus derrotas, es tarea de los líderes y directivos cuestionar la idea de que una vez que el camino se ha emprendido, no hay marcha atrás. Claro que lo hay. Pero… ¿dónde y cómo?

Buscar la ayuda de manera externa suele ser un recurso bastante funcional. Mientras que en los años 50 el Maracaná quedó sumergido en silencio con una hincha mayoritariamente verdeamarela, para el equipo español fue muy distinto en 2010: el público clamaba su victoria y desde las gradas llenaron de entusiasmo, estima y energía a los 11 que disputaban el balón.

No es un misterio que, para las empresas, la aceptación social tenga incluso mucho más peso del que lo tiene en la cancha de juego. Entre la sociedad, están los clientes y, si el apoyo que se recibe de estos no solo es incondicional, sino que además lo hacen extensivo, la empresa gozará de una amplia base sobre la cual apoyarse en tiempos críticos. Cumplir las diversas expectativas sociales permite un mayor acceso a recursos, así como condiciones de intercambio entre socios, ojo atento ante las siempre posibles innovaciones, tanto de productos como de imagen y reputación.

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