Hoja de ruta para montar una franquicia
Emprendedores - viernes, 2 de enero de
2015
Por qué emprender en este mercado? ¿Tal vez,
porque factura casi 26.000 millones de euros y da empleo a aproximadamente
242.000 personas? Esta fórmula de negocio –que, a finales del 2013, contaba con
1.087 cadenas de franquicias y 59.131 establecimientos, según datos de la
Asociación Española de Franquiciadores– ofrece una serie de ventajas con
respecto a los sistemas tradicionales de comercio.
En líneas generales, el franquiciado se
beneficia, entre otras cuestiones, de una imagen de marca (la enseña), de un
know-how (la experiencia) y de economías de escala (por pertenecer a una red).
Evidentemente, no todo es un camino de rosas y este sistema implica una serie
de cargas para el franquiciado.
Antes de empezar a andar, ¡reflexiona!
No te vamos a engañar diciéndote que la
elección es fácil, porque no lo es, pero eso tampoco debe ser un problema.
Piensa que en España operan más de un millar de enseñas diferentes (tanto
nacionales como extranjeras) y tus opciones de partida son, al menos, 1.000,
que son las que tienen actividad. Ufff… No te preocupes, ahora condensamos en
este artículo los pasos a seguir para convertirte en franquiciado.
A modo introductorio, y antes de ponerte a
examinar sectores, enseñas y mercados, lo primero que debes hacer es analizar
tus posibilidades y tu perfil como futuro franquiciado. Es decir, tú como
empresario.
La primera cuestión a abordar es si estás
dispuesto a pertenecer a una red de franquicia, porque te debe quedar claro
desde el inicio que entrar en este sistema implica asumir una serie de normas.
Es cierto que el franquiciado es un ente independiente societariamente, es
decir, tu relación con el franquiciador no va a ser de empleado-empresa, sino
de empresa (tú) a empresa (el franquiciador), aunque sí formarás parte de una
red que se rige por una serie de pautas internas marcadas en el contrato de
franquicia. Y eso significa, entre otras muchas cosas, que las decisiones que
adoptes (independientemente, del grado y carácter negociador de la central) las
tomará finalmente el franquiciador, por el bien de toda la red.
Éste es el primer punto de partida que marcará
tu relación futura con proveedores, clientes, empleados, etc. y que debes
asumir como tal, si quieres que todo funcione a la perfección, porque lo
contrario puede ser ‘la madre de todas las guerras’. Si esto no lo tienes
claro, lo mejor es que emprendas por tu cuenta y no de la mano de una central
franquiciadora y bajo el abrigo de una red de establecimientos.
¿Quieres ser gestor o inversor?
El siguiente eslabón que debes superar es ¿qué
tipo de relación quieres establecer con la enseña?, ¿quieres ser mero inversor
o participar en la gestión de tu unidad de negocio? Contestar a esa pregunta
tampoco es sencilla, porque los riesgos que adquirirás serán muy diferentes
según se trate de uno u otro aspecto, así como las exigencias (tanto
financieras como de habilidades de gestión) que te pedirán.
En tu camino, descubrirás que hay franquicias
que buscan sólo inversores y otras prefieren tener gestores que estén encima
del negocio en el día a día.
En esa misma línea, pregúntate también si te
vas a dedicar en exclusiva o a tiempo parcial al negocio, porque la implicación
y los riesgos también serán distintos.
Al igual que si decidieras emprender en un
negocio distinto al de la franquicia, debes analizar tu nivel formativo y tu
grado de experiencia, tanto en el mundo de los negocios como en el sector en el
que te vas a meter. Los expertos recomiendan emprender –si se puede– en
actividades afines a las actitudes y aptitudes de los emprendedores, porque da
cierto grado de seguridad.
Capacidad de aprender cosas nuevas y adaptarte
al cambio
En ese sentido, muchas enseñas buscan
candidatos que cumplan una serie de requisitos acordes a la actividad de la
marca –sobre todo, si ésta es muy especializada–, pero también es cierto que
hay otras franquicias que descartan entre sus nuevos asociados a aquellos que
hayan trabajado en una actividad similar, para evitar a los resabiados, porque
pueden tener problemas de adaptación a las normas de la cadena de franquicias.
Lo que sí es cierto es que uno de los
requisitos que pide el 100% de las franquicias es que estés dispuesto a
aprender cosas nuevas y a adaptarte a los cambios que marcarán tanto el mercado
como la central franquiciadora.
Con estas primeras cuestiones contestadas, el
siguiente paso que debes asegurar es en qué sector o sectores tienes opciones
de negocio. Decántate por aquellos dos o tres que más te atraigan. La pregunta
ahora es: ¿y qué debes valorar en ellos?
Como hemos dicho antes, tu experiencia y/o
formación previas te pueden marcar los primeros pasos y te ayudarán a elegir
mercados donde podrías sentirte más cómodo. Pero tampoco existe una regla
escrita que te asegure el éxito por el hecho de emprender en algo que conoces.
Es cierto que tendrás más garantías de éxito, pero nunca el cien por cien.
Qué tipo de actividad me interesa
Tal vez, sí debas valorar el mercado por sus
oportunidades de crecimiento, evitando así entrar en aquellos muy saturados o
en los que las ventajas competitivas entre una enseña y otra no sean muy
notables. Analiza aquellas franquicias cuyo concepto de negocio sea innovador,
aunque opere en mercados consolidados. En ese sentido, puedes decantarte, por
ejemplo, por una marca que opere en un sector consolidado cuyo modelo de
negocio, por su grado de innovación, sea escalable.
También debes valorar si te decides por una
franquicia de producto o de servicio. Elegir una u otra implica, en muchos
casos, conceptos de gestión diferentes, así como inversiones y condiciones
contractuales distintas que pueden hacerte cambiar de opinión de un sector u
otro e incluso desanimarte a emprender.
Tampoco olvides si eliges un concepto de
negocio que requiera tener local o no. La diferencia aquí será, principalmente,
de mayor o menor coste de inversión, lo que afectará directamente a tu cuenta
de resultados, al período de recuperación de la inversión, etc. En este
sentido, el local y los empleados son las dos partidas que más incrementarán tu
plan financiero.
¿Qué recursos poseo?
El siguiente paso es que elijas un par de
enseñas por sector. Para ello, valóralas teniendo en cuenta los siguientes
aspectos:
¿De qué recursos dispones y qué costes de
inversión tendrás? Recuerda –como si te fuera la vida en ello– que siempre que
emprendas, independientemente del tipo de negocio, debes tener un mínimo de
recursos propios para hacer frente a la inversión.
Piensa que si buscas inversores para tu
proyecto (tanto si lo haces en solitario o como miembro de una red de
franquicias), nadie arriesgará su dinero si no ve que tú eres el primero en
apostar (con tus recursos) en dicho proyecto. Por ese motivo es importante que
calcules con cuánto dinero puedes contar (propio, de familiares y de amigos).
Además, cada franquiciador establecerá o
aconsejará que dispongas de un mínimo de recursos propios para hacer frente a
la inversión inicial. Sería un gran error seguir adelante con el proceso si no
has sido capaz de conseguir ese mínimo. Así, con los recursos propios de que
dispongas o valores que puedes conseguir, calcula qué tipo de inversión
estarías dispuesto a aguantar. Y cuando hablamos de inversión –como hemos
advertido en otras ocasiones– no sólo debes calcular lo que te cuesta entrar en
una franquicia (canon de entrada, si tiene; obra civil, si requiere local;
compra de primeros productos y stock, entre otros) sino también cuánto dinero te
costará mantenerte hasta que empiecen a entrar clientes.
En el último punto reside gran parte del éxito
o del fracaso potencial de un negocio –sea o no franquicia–, porque muchos
emprendedores se esfuerzan –otros, no– en conseguir el dinero necesario para
arrancar un negocio y se olvidan o infravaloran los recursos financieros que
necesitarán para el día a día, para aguantar hasta que lleguen, primero,
clientes, y luego cubrir los desfases de tesorería, que en un alto porcentaje
tendrás ya sea por falta de autogestión o por las condiciones del mercado en el
que operes.
¿Estás seguro de dar el tipo?
También debes tener en cuenta cuál es el perfil
que buscan las enseñas que has elegido. Es importante saber si te adaptas a las
exigencias del franquiciador: si buscan un perfil de autoempleo, un gestor, un
inversor, una mezcla de estos dos últimos…
Valora, además, si el concepto de esas enseñas
está probado o es nuevo. Es decir, si la central posee ya otras unidades
franquiciadas o sólo tiene establecimientos propios. ¿Y dónde está el problema
ahí? La lógica dice que cuando una empresa decide expandirse a través de la
franquicia, estudia la viabilidad y escalabilidad de su modelo. Para ello,
primero lo prueba con la apertura de establecimientos propios
(tradicionalmente, se ha hablado de, al menos, dos locales propios) y, una vez
que el negocio funciona, opta por abrir unidades franquiciadas. Es cierto que
ésta no es una regla marcada a sangre y fuego, porque hay franquicias que
llevan años operando en el mercado con buenos resultados y no tienen locales
propios. Pero si puedes decantarte por una enseña que ya haya probado el
concepto en sus propias carnes, menos sorpresas te llevarás. Saber si tú vas a
ser el conejillo de Indias implica sus riesgos que, evidentemente, deberás
valorar si merecen la pena, y de los que la enseña debería advertirte.
También es importante que conozcas el tipo de
apoyo y asesoramiento especializado ofrece la red a sus asociados. Si ese apoyo
es continuado en el tiempo, in situ, es decir, en tu futuro establecimiento, en
la central, en otra unidad de negocio; si tiene algún tipo de coste, entre
otros aspectos.
¿La central es sólida?
Por supuesto, no olvides analizar la situación
financiera de la central franquiciadora para saber si tiene solidez económica
con la que hacer frente a la entrada de nuevos franquiciados, y que eso –la
falta de liquidez– no vaya en detrimento del resto de asociados, entre ellos
tú. Una posibilidad es que busques información económica financiera de la
marca, bien en el Registro Mercantil o recurriendo a los servicios de empresas
de análisis de riesgos. Otra posibilidad es que, además, estudies los planes de
expansión que tiene la central, lo que te permitirá valorar –estudiando el
mercado y a la competencia– si son viables o arriesgados esos planes para toda
la cadena.
Un indicador de fiabilidad es estudiar el
número de locales cerrados –bien en el último año o en la historia de la cadena
franquiciadora–. Eso sí, no valores tanto la cifra de cierres –que puede ser
grande o pequeña– como los motivos de los cierres y las estrategias que la
central ha seguido para solventar esos cierres. Te decimos esto porque muchas
veces los cierres se deben a que los franquiciados se han alejado del camino de
la red y han hecho la guerra por su cuenta. Otras veces, se debe a reajustes de
la central que quiere mantener una línea y consolidar las unidades que mejor le
funcionan. Pero, en otras, los cierres se deben a que los franquiciados se han
visto desatendidos y desamparados por la central. Por eso, es muy importante
que conozcas al detalle los motivos de cada uno de los cierres de las unidades
de negocio.
Pregunta a otros franquiciados
Otro indicador es que visites varios locales,
primero al estilo del cliente misterioso para saber cómo funciona la
franquicia, y después presentándote como potencial franquiciado. En ese punto,
no dudes en hablar directamente con otros franquiciados, para conocer de
primera mano cómo es la relación con la central.
Llegado a este punto, decántate por una enseña
y analiza de ella ya en profundidad los siguientes elemento:
Primero, qué desembolso inicial tendrás que
hacer. Como hemos señalado antes, la inversión subirá o bajará dependiendo de
si la actividad requiere de local, si es de producto o de servicio, etc. En el
mismo sentido, calcula la inversión que tendrás que realizar una vez que el
negocio empiece a rodar. Será tu capacidad para generar flujos de caja lo que
te permita, no sólo subsistir, sino crecer sin agobios.
Otro aspecto a valorar es qué porcentaje de
recursos propios te recomienda la central para hacer frente a la inversión
inicial. Es importante que conozcas si tienen iniciativas que suavicen o ayuden
a financiarte como renting, leasing, aplazamientos de pagos, etc. O si el
franquiciador cuenta con acuerdos preferenciales con bancos y proveedores para
hacer frente a los pagos de materias primas, productos, stock, etc.
Averigua qué estimación de ingresos tiene una
unidad como la tuya. Muchas enseñas argumentan la dificultad de calcularlos
porque los ingresos variarán según la ubicación, el tipo de servicio y/o
producto, la soltura comercial del franquiciado, etc. Y eso es cierto, pero
cualquier empresa seria –y la gran mayoría de las franquicias lo es– tiene
planes de viabilidad y rentabilidad de sus conceptos de negocio, y más cuando
ha probado esa solvencia en otras unidades. No olvides preguntar el tiempo de
recuperación de la inversión.
El famoso know how
¿Qué te ofrecen a cambio? Principalmente, el
famoso saber hacer de la marca, asesoramiento, apoyo y formación y, en el caso
de que ese apoyo tenga algún tipo de coste, cuánto y cómo se paga. Pide que te
den la posibilidad de conocer a otros franquiciados, así como las instalaciones
y servicios de la central. Y guíate también por el grado de transparencia
informativa que te ofrece el franquiciador.
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