El consejo de un economista a los astrólogos
para el nuevo año
El Cronista Comercial - enero de 2015
Como el fallecido John Kenneth Galbraith
señalara: "La única función de la predicción económica es hacer que la astrología
parezca una profesión respetable". Pero eso no significa que no podamos
decir nada útil. Uno puede, al menos, identificar ciertas tendencias económicas
y algunas incógnitas conocidas. Es muy probable que la economía mundial crezca.
Ha crecido, después de todo, cada año desde la segunda guerra mundial, con la
única excepción de 2009, año de la crisis financiera mundial, cuando se
contrajo un 2% con respecto a las tasas de cambio del mercado y se mantuvo más
o menos constante en paridad del poder adquisitivo (PPA). El Fondo Monetario
Internacional sostiene que la economía mundial crecerá a casi el 4% en PPA.
Éste es un buen punto de partida y también es de notar: dado un crecimiento
anual del 4%, la economía mundial se duplica cada 18 años. También podemos
tener cierto grado de certeza de que las economías emergentes crecerán más
rápido que las de altos ingresos y que las economías emergentes de Asia – las
de Asia del este y el sur de Asia – serán las que más rápidamente crecerán.
Esto, también, ha sido un patrón a largo plazo. Las economías emergentes de
Asia han crecido más rápidamente que las economías emergentes en su conjunto
todos los años, al menos desde 1980, incluso (aunque a duras penas) en 1998, el
peor año de la crisis financiera asiática. El crecimiento asiático se está
desacelerando, en gran parte debido a la desaceleración de China. Sin embargo,
todavía se espera que se mantenga a una tasa anual superior al 6%. Se
pronostica que las economías emergentes en su conjunto crezcan cerca del 5%
anual. Mientras tanto se espera que las economías de altos ingresos crezcan en
un poco más del 2%. La principal razón por la que las economías emergentes
crecen más rápido que las de altos ingresos se debe al factor de la puesta al
día: la posibilidad de aplicar los conocimientos ya existentes. Este potencial
tiene todavía muchas posibilidades. Salvo que suceda algún tipo de catástrofe,
es probable que este factor continúe siendo el mayor impulso de la economía
mundial durante muchas décadas. Entre las economías de altos ingresos, es
también sensato apostar que EE.UU. crecerá más rápidamente que Europa y Japón
durante cualquier año en particular. Esto es en parte debido a su mejor perfil
demográfico y en parte debido a un progreso más rápido en tecnología. ¿Hasta
qué punto, entonces, podemos ir más allá para evaluar el 2015 más
detalladamente? Comencemos con los posibles positivos. La predicción a corto
plazo siempre se centra en la demanda. Pero es razonable incluir la oferta. Las
economías con cantidades excepcionales de holgura pueden crecer más rápido de
lo normal. Entre las economías de altos ingresos, las que tienen más holgura
son las de la "periferia" de la eurozona. Estas economías podrían
ahora crecer con relativa rapidez. La mejora incluso podría empezar en 2015, ya
que las tasas de interés a largo plazo son bajas, los balances del sector
privado son más fuertes y los déficits fiscales están bajo control. Si el Banco
Central Europeo tomara todas las medidas a su disposición, el aumento de la
confianza podría sorprender. Otro choque positivo en materia de oferta sería
una recuperación del crecimiento de la productividad en las economías de altos
ingresos afectadas por la crisis, entre ellos el Reino Unido y EEUU. Eso sólo
sería una pequeña sorpresa. Una sorpresa positiva de la oferta también podría
verse en India, que debería ser la economía principal de mayor crecimiento en
el mundo en las próximas dos o tres décadas. Otro factor útil es la
persistentemente baja tasa de inflación. Esto permite que las autoridades
monetarias continúen siendo acomodaticias. Es probable que EE.UU. y el Reino
Unido se tomen su tiempo en ajustar los flujos de efectivo. En la eurozona y en
Japón, la política incluso va en la dirección opuesta, ya que los temores de
deflación siguen siendo fuertes. China también se ve impulsada a aflojar, a
medida que su economía se debilita. El factor positivo más importante de todos
es la disminución de los precios del petróleo. Un interesante blog del FMI
sostiene que, por ende, la producción mundial podría ser entre 0,3% y 0,7%
mayor en 2015. Los precios más bajos del petróleo ayudan al reducir la
inflación y aumentar los ingresos reales de los consumidores. Si los precios se
mantienen bajos, este beneficio podría durar por un tiempo. Ahora consideremos
los posibles aspectos negativos. La experiencia sugiere que una gran crisis
financiera es el evento económico que más pudiera perturbar el crecimiento
mundial. Los riesgos obvios parecen ser una crisis financiera en China, un
colapso de la eurozona, o una severa crisis en las economías emergentes a
medida que se fortalece el dólar, las tasas de interés en EE.UU. suben y el
capital huye. Cualquiera de estas posibilidades parece concebible. Pero nada de
eso parece probable puesto que, en gran parte, los responsables políticos en
todos estos casos probablemente sean capaces de gestionar los riesgos. El mayor
peligro parece ser la desintegración de la eurozona. Éste es un proyecto
político cuyas bases políticas son frágiles. Su supervivencia es probable pero
no es segura. Otra posible fuente de perturbación grave sería una conmoción
geopolítica. Pero tendría que ser grande. La guerra de Yom Kippur de 1973 y el
ataque de Irak contra Irán en 1980 estuvieron estrechamente asociados con
crisis disruptivas del petróleo. Sin embargo, los ataques terroristas más
recientes no le han hecho ningún daño significativo a la economía global. El
conflicto entre grandes potencias, una guerra nuclear en el Golfo o el
terrorismo nuclear cambiarían las reglas del juego. Pero un conflicto directo
entre las grandes potencias no ha sucedido desde la guerra de Corea. Los
resultados económicos de las guerras con intermediarios resultaron manejables
durante la guerra fría. Esperemos que sea igual con la nueva guerra fría entre
Rusia y Occidente. Otro año de crecimiento global bastante decente es, en
resumen, el resultado más probable en 2015. Incluso podría ser un año
relativamente bueno, sobre todo en EE.UU. Pero – y esto es un gran pero –
todavía hay profundos problemas estructurales. En particular, seguimos
dependiendo de los bancos centrales para administrar lo que he llamado el
"síndrome de deficiencia crónica de la demanda". El entorno de las
tasas de interés ultra-bajas es su síntoma más revelador. A medida que baja la extraordinariamente
alta tasa de inversión de China, es probable que empeore la deficiencia de la
demanda. La deficiencia de la demanda de Alemania hace que la resolución de la
crisis de la eurozona sea muy difícil. Pero los bancos centrales deben ser capaces
de hacerle frente a otro año.
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