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lunes, 26 de octubre de 2009

Agrandado

“EL DEPORTISTA AGRANDAO”
Ps. Franz Rivera Mansilla

Varias veces hemos escuchado nombrar a una persona o deportista con apelativos o sobrenombres como estos: “el papi riki”, “el agrandao”, “el rico”, “el exquisito”, “el riki ricon”, “el engreído”, “el difícil”, “el que se creerá”, “el ya no ya”, “el creído”, etc.

Dichos apelativos son sinónimo de deportistas que evidencian dentro y/o fuera del campo de juego una actitud de autosuficiencia combinada con soberbia, arrogancia, pedantería y rebeldía; además subestima y menosprecia a todos (incluso al entrenador); no se identifica con la institución, se sienten la “solución”, imprescindibles y perfectos en todo lo que hacen y dicen. Reniegan o insultan durante la competencia; se irritan con todos y todo, pensando que inspiran respeto entre los demás… entre otras características.

Generalmente dichos deportistas piensan que son “lo mejor de lo mejor”, sea por argumento de experiencia asociada a la edad; por algún logro deportivo (éxito) alcanzado en el pasado reciente / antiguo; por el imponente aspecto atlético o por poseer / desarrollar sus capacidades a un nivel aparentemente superlativo.

Las capacidades y el talento del deportista “AGRANDAO” pueden ser extraordinarias; pero su actitud casi siempre es un “problema” para los entrenadores, dirigentes y sus propios compañeros. El problema difícil de manejar no es su capacidad, sino su actitud. Los dirigentes muchas veces acceden a complacerlos por tenerlos en sus equipos e instituciones.

Estos “deportistas problema” en deportes colectivos casi siempre son mal vistos por sus propios compañeros, aunque no siempre lo sabe y si lo sabe no les importa; fragmentan y crean rivalidades marcadas dentro del grupo; siembran resentimiento, envidia y rencor.

Los equipos contrarios durante las competencias casi siempre buscan y aprovechan su actitud negativa en beneficio de ellos. Se puede decir mucho de este tipo de “deportistas problema” y su rol en la dinámica institucional; pero lo importante es saber manejar y/o cambiar las actitudes en beneficio del propio equipo; información que compartiremos la próxima semana (lunes).

El deportista exitoso e importante es aquel quién se mantiene vigente en su preparación y sus logros deportivos año a año. El pasado es buena referencia de un deportista; pero el presente es relevante por la vigencia de condiciones y capacidades. Lo ideal es un buen deportista y persona a la vez (SDP).

Leyenda

La leyenda del "negro jefe"

Uruguay protagonizó en 1950 la mayor sorpresa de la historia del fútbol, una gesta que nació en el coraje de capitán, Obdulio Varela

Maracaná es objeto estos días de un terrible debate sobre quién debe pagar la remodelación de uno de los grandes templos del fútbol mundial, escenario de encuentros memorables. Sobre todo uno, la célebre final del Mundial de 1950 en la que Uruguay protagonizó la mayor sorpresa de la historia de este deporte al vencer en su campo a una de las mejores selecciones brasileñas de la historia. Maracaná cambiará de cara pero nadie borrará el recuerdo de aquel partido y de su principal héroe, Obdulio Varela, el "negro jefe", el capitán de aquel equipo, el hombre que enfrió el infierno.

JUAN CARLOS ÁLVAREZ Ghiggia y Schiaffino marcaron los goles que aquella tarde de 1950 sepultaron Maracaná bajo una tristeza insoportable. Pero la gloria de la victoria, por encima de todos, le corresponde a Obdulio Varela, el "cinco" de aquella selección, el capitán, el hombre que entendía mejor que nadie que el brazalete también sirve para ganar partidos. El "negro jefe" le llamaban. Esa tarde, en el infierno de Maracaná demostró el porqué.

Varela era de esos futbolistas cuya importancia no se medía por el regate, el golpeo de la pelota o la habilidad. Lo suyo era diferente. Su grandeza radicaba en el carácter. "Nació para ser capitán" decían de él y por eso los directivos le odiaban profundamente. A mediados del siglo pasado los parásitos de los despachos habían encontrado en el fútbol un filón para sus negocios y sus vanidades. Los jugadores como Varela eran un inmenso problema.

Obdulio nació en el seno de una familia pobre que pudo mejorar algo su nivel de vida gracias al dinero que él ganaba en el fútbol. Jugó en el Libertad, en el Wanderers y con 26 años se enfundó la camiseta de Peñarol. Se hacía mayor y su importancia no paraba de crecer. Ordenaba a sus compañeros, imponía a los rivales, condicionaba a los árbitros. En una ocasión, tras una entrada fuerte a un compañero de su equipo, Varela se acercó al árbitro y le dijo de forma educada: "señor juez, si alguno de mis futbolistas llega a dar una patada como la que aquel señor acaba de dar, le ruego que lo expulse, porque en mi equipo un jugador que pega así no merece seguir en la cancha". Así era él.
La arenga de Varela

El Mundial de 1950 agarró a Varela con 33 años. Para Uruguay conseguir el segundo puesto en el Mundial de Brasil suponía el regreso al primer nivel. La teoría decía que el título constituía un milagro. Los cuatro primeros jugaron una liguilla y a Brasil le bastaba en ese último encuentro con empatar para ser campeón. Los directivos uruguayos entraron en el vestuario de sus jugadores y les lanzaron un discurso festivo: "El éxito está conseguido. Traten de no encajar seis goles y jueguen de blanco" les dijeron. Pero Obdulio Varela tenía otros planes. Mientras el equipo se dirigía al campo por el túnel de vestuarios y escucharon rugir a las 200.000 personas que esperaban fuera, el "negro jefe" miró a sus compañeros y les arengó: "No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines".
El partido empezó de la peor manera para Uruguay. En el minuto 2 Friaça adelantó al conjunto local en medio de la locura de Maracaná. Varela se encaminó hacia su portería y recogió la pelota de la red. Se la puso debajo del brazo y se dirigió de forma lenta al centro del campo en busca del árbitro. Allí empezó a reclamar un fuera de juego que no había existido. Ellis, el colegiado, se expresaba en inglés y Varela reclamaba incluso un intérprete para entenderse con él. El público dejó de festejar el gol y comenzó a seguir con curiosidad aquella escena que duró casi diez minutos, lo suficiente para frenar la máquina que podía ser Brasil.

"Me di cuenta que si no enfriábamos el juego, si no lo aquietábamos, esa máquina de jugar al fútbol nos iba a demoler. Lo que hice fue demorar la reanudación del juego, nada más. Esos tigres nos comían si les servíamos el bocado muy rápido. Eran una máquina que no dejábamos arrancar de nuevo".

Aquel gesto fue determinante para el destino del partido. Brasil no fue capaz de ponerse de nuevo en movimiento y Uruguay comenzó a comerle el terreno hasta remontar con goles de Ghiggia y Schiaffino mientras Varela se adueñaba por completo del medio del campo. El pitido final provocó un drama en Brasil. No hubo ceremonia, ni vuelta olímpica. Varela recibió el trofeo en una esquina del campo de manos de Jules Rimet –presidente de la FIFA– que guardaba un discurso en el bolsillo para felicitar a Brasil.
Esa noche Varela salió por Río a beber en compañía de los derrotados. "Mi patria es la gente que sufre" solía decir. Para él no hubo mucha más gloria. Con la prima se compró un coche que le robaron a la semana siguiente y la Federación Uruguaya le entregó, como a sus compañeros, una medalla de plata conmemorativa mientras los directivos se imponían una de oro. Aquello no hizo sino acrecentar su odio a los personajes que gobernaban el fútbol de su país. Años después llegó a decir que "si volviese a jugar esa final prefería perderla. Parecía que los dirigentes eran quienes habían ganado el trofeo". Por cierto, la Federación también se quedó con las botas que Varela utilizó en aquella final. El "negro jefe" murió en 1996 tan pobre como había crecido en su barriada de Montevideo. Pero su recuerdo quedó. Maracaná será restaurado, pero el espíritu del "cinco" uruguayo siempre estará allí reclamando el fuera de juego y pidiendo un intérprete.

Persona

“STATUS INTELECTUAL”
Ps. Franz Rivera Mansilla

STATUS es la posición social que una persona tiene dentro de un grupo o una comunidad. El STATUS INTELECTUAL es propio de los profesionales forjados en la preparación intelectual (estudio), esfuerzo académico y responsabilidad social (médicos, abogados, psicólogos, profesores, entre otros).


En diferentes partes de nuestro país, se organizan eventos deportivos donde convergen gremios y organizaciones que albergan profesionales de diferentes áreas del quehacer humano; llamados Colegios Profesionales (CP).

Los Consejos Regionales de Decanos de los Colegios Profesionales motivan e impulsan la práctica deportiva como instrumento de confraternización, recreación y promoción de la salud integral entre sus agremiados.

¿Cuántos CP se prepara con anticipación y responsabilidad para enfrentar estas fiestas deportivas?, ¿Cuántos Consejos Directivos (CD) de los CP considera positiva la recreación y promoción de la salud integral a través del deporte?, ¿Cuántos CD destinan un presupuesto para la convocatoria, preparación y participación de sus agremiados?, ¿Qué CP emplea el deporte como elemento de convocatoria, participación, identificación y motivación?.

Alguna vez surgió la hipótesis que las personas estimuladas y desarrolladas intelectualmente retrasan o postergan voluntaria e involuntariamente su coordinación y desarrollo musculo–motriz; pero las investigaciones han demostrado que la intelectualidad no se contradice o no contraviene el desarrollo musculo-motriz. Lo ideal es que ambas vayan a la par; lo cual sería coherente con el desarrollo integral.

Al parecer, muchas veces existe indiferencia y olvido de la importancia de la práctica deportiva en los diferentes CP; sin embargo, otras veces son los mismos profesionales quienes con propio entusiasmo se reúnen e impulsan su participación en Juegos y Torneos Deportivos, los cuales son dignos de resaltar y emular. En el otro lado de la moneda, están los pocos CP que motivan, impulsan e invierten en recreación y promoción de la salud a través del deporte.

Los “recursos intelectuales” de nuestra sociedad están representados por los profesionales que estudian y se preparan para asumir retos y desafíos frente a los problemas y conflictos sociales; pero ¿Qué podemos esperar de profesionales sedentarios desarrollados solo intelectualmente?

La recreación y el deporte contribuyen al equilibrio y desarrollo integral del ser humano, donde el STATUS INTELECTUAL está inmerso (SDP).

Ecuacion

Una ecuación puede predecir lesiones deportivas

Investigadores españoles han desarrollado un nuevo modelo matemático que permite predecir lesiones deportivas a partir de una serie de ecuaciones. Su trabajo ha demostrado que las lesiones deportivas que afectan a los miembros inferiores en los deportes de más impacto, como el fútbol, el atletismo o el baloncesto, se pueden predecir mediante el uso de ecuaciones de regresión logística.

Este artículo ha sido publicado en la revista "Apunts. Medicina de L'esport", y en él han participado Antonio Fernández Martínez (Universidad Pablo de Olavide), Juan Carlos de la Cruz Márquez, Belén Cueto Martín y Juan Carlos de la Cruz Campos (Universidad de Granada) y Santiago Salazar Alonso (Instituto Vicente Espinel de Málaga).

Como apuntan los investigadores, la identificación de los factores que producen las lesiones podría capacitar a entrenadores y deportistas para modificar los programas de entrenamiento y así prevenir futuros daños. Y es que, aunque tradicionalmente las investigaciones de la medicina deportiva se han centrado en gran medida en el diagnóstico y en los aspectos terapéuticos de las lesiones deportivas, la adecuada prevención, un rápido diagnóstico y el tratamiento idóneo podrán posibilitar que la carrera deportiva de un deportista no se vea truncada -afirman los investigadores- y que logre las metas personales y profesionales que correspondan a su verdadero potencial".

Los investigadores destacan que hay 3 factores generales que desempeñan un papel predominante en el riesgo de padecer una lesión: técnicas incorrectas en el entrenamiento, equipamientos inadecuados o deteriorados, y anormalidades biomecánicas y antropométricas. Este último grupo de factores han sido el punto de partida de su trabajo, donde intentaron descubrir el riesgo potencial de lesión que puede tener un deportista a partir de determinados parámetros antropométricos en los miembros inferiores.

La incidencia de las lesiones en los deportistas jóvenes es bastante elevada, tal y como apuntan los autores de este artículo. Así, 998 de cada mil jóvenes que practican baloncesto sufren en algún momento alguna lesión, lo que convierte este deporte en el que más incidencias padecen. Le sigue el balonmano, con 814 de cada mil deportistas lesionados, y el voleibol, con 548. El artículo refleja que el 39% de los españoles practican algún deporte, aunque sólo el 6% de ellos lo practica diariamente. La mitad de ese 6% padecerá algún tipo de lesión leve a lo largo de su vida.

Los estudios sobre lesiones deportivas son un fenómeno relativamente reciente. El primer índice predictor de lesiones fue descrito por Shambaugh en 1991, empleando como variables dependientes el desequilibrio del peso en apoyo bipodal y la desviación del ángulo Q del cuadriceps.

Basándose en su trabajo, y en el de otro autor llamado Grubbs, los científicos españoles han aplicado el índice de Shambaugh en jugadores de baloncesto en relación con la exposición práctica, incluyendo sujetos de ambos sexos. Así, a partir de estas investigaciones, los autores han sometido a análisis las diferentes variables predictoras en una población deportiva diferente, considerando atletas de carreras y saltos de ambos sexos y con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. Su objetivo fue hallar una herramienta válida para predecir el riesgo de lesión en la población citada, obteniendo un algoritmo matemático al que han denominado 'Índice de lesiones de Fernández', que responde a la siguiente fórmula:

1/1 + e-(0,757 _ AQI - 0,647 _ DGM2)

Donde AQI es el ángulo Q del miembro inferior izquierdo, y DGM2, el cuadrado de la diferencia entre el grosor de los muslos.

Estas investigaciones muestran que el análisis por regresión logística puede ser un método válido en la discriminación de parámetros antropométricos relacionados con las lesiones deportivas. No obstante, advierten los autores de este trabajo, es necesario seguir investigando para consolidar la idea de que el análisis de la estructura corporal del deportista puede ser un buen instrumento en el pronóstico de lesiones en el futuro, y puede ayudar a mejorar tanto sus logros deportivos como su salud.

martes, 20 de octubre de 2009

Guerra

Provocación chilena

César Hildebrandt

En el desierto de Atacama, que Chile obtuvo en la guerra del salitre de 1879, empiezan este viernes las maniobras que las fuerzas armadas chilenas han llamado, con la misma sutileza empleada en torturar prisioneros socialistas tras el golpe de 1973, “Salitre II”.

Este ejercicio militar es la respuesta del chauvinismo uniformado de Chile al reclamo presentado por el Perú en La Haya.

Oficialmente se trata de un conflicto “de baja intensidad” dirigido en contra “de un país que estaría ubicado en Iquique, 500 kilómetros al norte de Antofagasta”.

¿Las razones de esta guerra simulada? Los militares chilenos lo dicen con todas sus letras: “Ese país pondría en peligro la paz mundial al violar tratados internacionales”.

¿En Iquique (tierra usurpada al Perú), 500 kilómetros al norte de Antofagasta (territorio capturado a Bolivia)?

Eso es abiertamente el Perú. El Perú tal como era antes del zarpazo anglochileno sobre el guano y el salitre. Por eso es que en la primera versión de esta campaña el país agresor fue llamado “Tarapacá” (uno de los departamentos peruanos que Chile tomó para sí después del Tratado de Ancón).

Lo increíble es que en estas maniobras no sólo estarán uniformados chilenos piloteando aviones F-16 y F-5 y helicópteros de ataque y de rescate (aparte de la infantería que saldrá de las bases de Cerro Moreno y Chuquicamata).

Chile ha conseguido que el simulacro en contra de ese país insumiso respecto del derecho internacional cuente con la participación de Estados Unidos, Brasil, Francia y Argentina.

Doscientos efectivos estadounidenses castigarán desde el aire “las posiciones enemigas” con algunos F-15, KC135 y HC 130.

¿Y nuestro gran amigo, el Brasil de Lula y de Odebrecht? Pues ha enviado a 50 militares que operarán aviones A-1 (de Embraer, por supuesto).

¿Y la Francia de la Marsellesa? Pues ha enviado a 100 de los suyos a bombardear simuladamente el desierto de Atacama desde los clásicos Mirage 2000 que tanto le suenan al doctor García.

¿Y la Argentina del corazón, nuestro blindado fraterno al que ayudamos en su guerra malvinense mientras el alcohólico de su presidente daba órdenes erráticas en la Casa Rosada? Pues la dulce Argentina también se hace presente con aeronaves A-4-AR y KC 130.

Todos, por supuesto, bajo un comando aéreo unificado por la Fuerza Aérea de Chile. Y todo al servicio de un objetivo que el gobierno de la señora Bachelet comparte ampliamente: “la iniciativa permitirá -dice la FACH- compartir experiencias a niveles de planificación operacional y táctica, mientras que, al mismo tiempo, servirá para programar operaciones de sostenimiento e imposición de la paz”.

¿Imposición de la paz? ¿Por la razón o por la fuerza?

Es cierto que es un exceso llamar conchuda a la señora presidenta de Chile. Ella hace su trabajo y tiene 76 por ciento de aprobación ciudadana (contra 26% de Alan García).

Lo que es cierto también es que el canciller peruano no tenía por qué dar ninguna explicación al gobierno de Chile. Al darla no sólo se ha sometido a la enésima humillación propinada desde el sur sino que, de algún modo, ha reconocido que el vocero de su aliado político –el fujimorismo con y sin Fujimori- puede ponerlo en aprietos diplomáticos.

Y lo que resulta también inevitable es admitir, desde el más hondo dolor patriótico, que nuestra diplomacia internacional está, a la vista de las maniobras Salitre II, en manos de personas que, si se esforzaran más, podrían llegar a ser incompetentes.