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martes, 1 de septiembre de 2015

señales

Los señales de China que el mercado ignoró


The Wall Street Journal. - martes, 1 de septiembre de 2015
Mucho antes de que los inversionistas perdieran la fe en el mercado de acciones de China, algo raro estaba pasando en los puertos de Long Beach y Los Ángeles, donde los estibadores y cargadores procesan casi 40% del comercio de Estados Unidos con el gigante asiático.

Jock O’Connell, un asesor comercial con 28 años de experiencia estudiando los puertos en California, no estaba viendo los patrones que se esperarían de un crecimiento rápido de la clase consumidora china. El número de contenedores procedentes de China seguía creciendo, pero desde 2013, menos zarpaban en la dirección opuesta.

La semana pasada, los mercados bursátiles globales tuvieron una sacudida violenta cuando los inversionistas se despertaron de repente ante unos índices de acciones chinos tambaleando, una señal inconfundible de que la segunda economía del mundo se estaba desacelerando. Sin embargo, quienes observan de cerca los patrones del comercio entre EE.UU. y China han visto por varios años las señales que muchos en el mercado no vieron.

“Hace un par de años, todo el mundo estaba aún emocionado con la pujante y creciente economía en China”, dijo O’Connell. “Empecé a ver nuestras cifras de exportación a China y pensé que tal vez estábamos haciendo algo mal”. Bienes producidos en EE.UU. que son populares entre la clase media china, como almendras o los vinos de California, no estaban registrando el alza de crecimiento que esperaba.

De 2000 a 2010, un número cada vez más alto de exportaciones, de 2% a 7%, salieron de EE.UU. hacia China. Luego, la tendencia se estancó. La cifra volvió a subir en 2014 y desde entonces ha descendido.

Las señales de advertencia de los puertos, sin embargo, no eran fáciles de detectar. La costa oeste de EE.UU. ha estado sumida en una ola de congestión debido a problemas logísticos y agitación laboral en la industria de carga marítima. Cuando esos inconvenientes se solucionaron durante el segundo trimestre de este año, el comercio no se recuperó.

En retrospectiva, las importaciones de china deberían haber suministrado una mejor señal de advertencia. Desde 2002, después de que se unió a la Organización Mundial del Comercio, el país asiático empezó a inundar los mercados globales con bienes baratos hechos por trabajadores con salarios bajos.

Paul Ashworth, economista jefe para EE.UU. de Capital Economics, cree que eso produjo un cambio mayor en las dinámicas de inflación estadounidenses. “Durante los últimos 12 a 15 años, ha habido una deflación continua de precios de bienes en EE.UU.”, dijo. “Todo es por causa de China”.

Antes de 2002, la inflación de servicios y la de bienes en EE.UU. se movían típicamente en la misma dirección, impulsadas por la salud de la economía estadounidense. Desde 2002, la inflación para servicios se mantuvo estable, mientras que la de bienes empezó a hundirse. Los restaurantes y las barberías no tienen mucha competencia internacional, pero las estanterías de los minoristas están cada vez más llenas de bienes chinos.

En 2010 y 2011, pareció que la presión de las fábricas chinas se moderó, lo que sugería que los consumidores en el país asiático tenían el suficiente dinero para empezar a comprar ellos mismo los bienes.
Pero para 2013, los precios empezaron nuevamente a bajar. Las autoridades chinas confrontaron a las fábricas que producían artículos que nadie compraba. Ese año, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China les ordenó a empresas en 19 industrias reducir sus niveles de producción. Las plantas de cemento, acero, químicos y papel tuvieron que recortar su actividad.

De todas formas, los bienes siguieron llegando, lo que sugería que la demanda interna en China era débil. United Steelworkers, que representa a trabajadores de plantas en EE.UU. que fabrican llantas, entre otros, se preocuparon lo suficiente como para presentar un caso comercial con el que pedían la imposición de aranceles sobre las llantas chinas. En enero, el Departamento de Comercio de EE.UU. emitió una decisión preliminar diciendo que los neumáticos habían sido injustamente subsidiados.
Cierta desaceleración en China era inevitable. Una población que envejece y crece poco significaba que el impulso que recibió en el pasado de nuevos trabajadores sería difícil de repetir. La reserva de China de personas en edad productiva (aquellos entre 16 y 59 años) empezó a contraerse en 2013 y se espera que siga la tendencia descendente.

Los economistas también han sospechado de las estadísticas económicas oficiales de China, las cuales solo han mostrado una desaceleración modesta. Eso ha llevado a muchos economistas a monitorear indicadores como la generación eléctrica, la producción de cemento o las ventas de autos de pasajeros para tener una mejor lectura de lo que está pasando, dijo Megan Greene, economista jefe de John Hancock Asset Management.

El desempeño del mercado de acciones de China fue otro factor que ocultó los problemas subyacentes del país. De octubre de 2014 a enero de este año, el índice Compuesto de Shanghai se disparó 47%. De enero a junio, saltó otro 53%.

“A lo largo del año pasado, mucha gente dijo, “hemos oído algunas noticias negativas, pero mire, al mercado de acciones le está yendo bien, así que algo debe estar bien’, y dejaron pasar las señales de una desaceleración seria”, dijo Patrick Chovanec, estratega jefe de Silvercrest Asset Management Group y ex profesor de la Universidad de Tsinghua, en Beijing.

Ahora, la ganancia del mercado de Shanghai para el año ha sido borrada y los inversionistas que ignoraron las señales de una desaceleración han tenido que reconsiderar abruptamente sus estrategias. Por su parte, Chovanec cree que los inversionistas reaccionaron con exageración en las dos direcciones.

“Primero que todo, deberían haber prestado atención mucho antes, pero si prestó atención, habría concluido que es un ajuste muy perturbador para China pero de ninguna manera algo completamente negativo para el mundo”, señaló.

China sigue siendo la segunda mayor economía del mundo después de EE.UU., una posición que probablemente no cambiará pronto. En los próximos años, su crecimiento se podría desacelerar aún más, pero China podría finalmente terminar con una economía más sostenible. Un país que crece de forma lenta no puede seguir construyendo carreteras para siempre, pero una clase media en ascenso podría beber mucho más vino californiano.


“Antes, cuando EE.UU, estornudaba, el resto del mundo se enfermaba”, dijo Greene de John Hancock. “Ahora, otras economías grandes, especialmente China, pueden estornudar y el resto del mundo lo siente”.

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