Vístete para el puesto, tu imagen
es la mitad de ti
FORBES – 18 de abril de 2019
El objetivo de lograr una imagen
personal adecuada –al contrario de lo que comúnmente se piensa– no es lucir más
guapo, sino transmitir sin palabras quién eres.
Todos tenemos una imagen, es
inevitable esconderla y fingir que somos alguien más. No muchos son conscientes
de la importancia de tener la imagen bajo control y el resultado puede ser
catastrófico: que tu público entienda justo lo contrario de lo que querías
decir.
Más importante de lo que parece
Al buscar trabajo pensamos que el
currículum, la formación profesional y la experiencia laboral son los tres
pilares únicos de los que depende que nos den el puesto, pero, sí, claro que
son cosas importantísimas e incluso son los primeros filtros para que las
personas de recursos humanos nos tomen en cuenta, pero una vez que logramos una
entrevista viene la otra mitad del proceso: la de la imagen.
La imagen no sólo se refiere a la
manera en la que nos vemos físicamente, sino a cómo nos perciben la o las
personas que están frente a nosotros. La coherencia al hablar, la fluidez, los
gestos, la dicción y la forma en la que nos desenvolvemos forma parte de la
opinión que causamos en un primer encuentro. ¿Y qué tan importante es causar
una buena impresión en una entrevista de trabajo? Pues básicamente de eso puede
depender ganar o perder el puesto. Entonces regresemos un párrafo atrás, ¿es
importante tu CV? ¡Por supuesto! No lo minimicemos, pero de nada sirve tener
tres doctorados si a la hora de la entrevista no se es capaz de convencer al
otro lo que el papel justifica. El fondo sin forma, pierde sustento. Esta frase
es… digamos que la ley de la imagen pública.
Inseguridades, ¿cómo superarlas y
lograr tu objetivo?
La buena noticia es que cuando se
es consciente de esto, es posible trabajarlo y colocar a la imagen en
coherencia con el fondo.
Comienza con tu forma de vestir.
Si bien la imagen pública va mucho más allá del tema físico no olvidemos que la
primera impresión –válgame la redundancia– siempre será la primera. La ropa que
utilizamos a diario y la forma en la que lo hacemos es todo un código de símbolos
que envían un mensaje. A esto se le conoce como semiótica del vestuario. El
color, el corte, las texturas, los accesorios, el peinado, el maquillaje…
envían un mensaje de nosotros y causan un impacto en quien nos percibe. En
segundos la mente decodifica los mensajes que enviamos por medio de nuestra
imagen física y emite una opinión. Me gusta, no me gusta; lo compro, no lo
compro; voto, no voto; te contrato o mejor le doy el trabajo a alguien más.
Aunque no suene bonito cosificar
a las personas, a veces es importante pensar que nosotros, hagamos lo que
hagamos, léase despachador de una tienda o director general de una empresa
trasnacional, somos un producto cuya envoltura puede (o no) parecer más
atractiva que la que trae el producto de la competencia. Los reclutadores –como
haríamos cualquiera de nosotros– cuando están frente a tres cajitas cuyo
interior desconocen, elegirán a la que mejor pinta tiene. Ahora, si el dueño de
cada cajita tiene cinco minutos para explicar por qué el contenido de su caja
es el más atractivo, está recibiendo una segunda oportunidad para convencer al
reclutador de que su producto es el más conveniente, es decir, hay que saberse
vender. Ese es el segundo filtro cuando nos encontramos en una entrevista cara
a cara: lenguaje corporal y la forma de hablar.
Estoy perdido ¿quién me ayuda?
Conocer los colores que mejor te
quedan, así como los accesorios y la ropa que mejor se ajustan a las formas de
tu cara y de tu cuerpo son dos cosas básicas que te harán lucir tus mayores
atributos y hacer que los reclutadores volteen a ver tu cajita gracias a la
atractiva envoltura que elegiste. Comunicar con claridad tus ideas hará que se
interesen en el interior.
¿Cómo hacerlo? ¡Buenas noticias!
Para eso existen los consultores de imagen pública. Al contrario de lo que se
piensa, no necesitas ser un político, un artista o el CEO de una corporación
para requerir sus servicios. Los consultores de imagen pública pueden asesorar
a cualquiera que deseé comunicar algo que por alguna razón no está logrando.
Algunos tips
El objetivo de lograr una imagen
personal adecuada –al contrario de lo que comúnmente se piensa– no es lucir más
guapo, sino transmitir sin palabras quién eres.
Antes de comunicar hacia fuera
haz el ejercicio de tú entender con claridad qué es lo que quieres decir.
Entiende tu esencia, plantéate un objetivo y ten claro cuál es la audiencia a
la que te quieres dirigir.
De ahora en adelante no sólo le
prestes atención a cómo te ves, piensa qué mensaje estás enviando.
Recuerda siempre que a mejor
imagen mayor poder de influencia.
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