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viernes, 3 de febrero de 2017

redes sociales

 Cómo recuperar su cerebro de las garras de las redes sociales



The wall street journal-febrero de 2017
Sicólogos y neurocientíficos recomiendan técnicas para no caer en la tentación de Facebook y Twitter


Revisar de forma mecánica Facebook hace que uno se asemeje mucho a una rata de laboratorio.

Al igual que un roedor que no deja de activar una palanca con la esperanza de recibir una recompensa, cuando uno revisa el teléfono, el cerebro busca un estímulo similar: ¡alguien podría estar hablando de usted en Facebook! ¿No? Refresque. ¡Tal vez Donald Trump volvió a tuitear! Refresque. ¡A lo mejor su foto en Instagram recibió un corazón! Refresque. Refresque. Refresque.

Sin embargo, usted no es una rata. El cerebro humano es capaz de ignorar las recompensas y resistirse a las formas ingeniosas que tienen las aplicaciones para secuestrar nuestros cerebros, si somos capaces de aprender algunas técnicas para hacerles frente.

¿Son Facebook y Twitter “adicciones”? Si bien nuevas investigaciones científicas sobre las redes sociales no concuerdan con ese término, el hecho de que no estamos lidiando bien con ellas queda en evidencia en las cenas, donde todos están mirando sus pantallas, e incluso en las aceras, donde peatones distraídos caminan en medio del tráfico. No culpe solamente a la Generación del Milenio. Un nuevo estudio de Nielsen en Estados Unidos indicó que las personas de entre 35 y 49 años pasaban casi siete horas a la semana en las redes sociales, más que las generaciones más jóvenes.

Tomé conciencia de los malos hábitos que tengo por la mañana. Antes de tomarme un café, me quedo acostado, medio dormido, devorado durante una hora por el vórtice de las noticias sobre Trump en Facebook. Por esto, decidí llamar a psicólogos, neurocientíficos y diseñadores de aplicaciones que estudian nuestros comportamientos en busca de consejos sobre cómo mantenerme alejado del borde del abismo.

Para mi sorpresa, no recomendaron una desintoxicación digital mediante una abstinencia completa. Eso podría provocarle más ansiedad e incluso hacer que se olvide de algo realmente importante. Lo que necesita son destrezas para manejar las redes sociales como una parte de su vida.

Limite los detonantes

Nuestros cerebros están conectados para “alimentarse vorazmente de información”, dice Adam Gazzaley, neurocientífico de la Universidad de Californa en San Francisco y coautor de The Distracted Mind (algo así como La mente distraída), publicado en 2016. ¿Por qué dejar que las empresas de redes sociales decidan cuándo tentarlo? Apague las notificaciones en su teléfono y su computadora, en particular las de transmisiones de video en vivo, cuyas alertas de “véalo mientras se pueda” están diseñados para provocar miedo a quedarse desinformado.

Para reducir más las tentaciones, pruebe lo que yo llamo la Paleodieta: realice trabajo serio sólo con tecnología que estaba disponible antes de 2000. Trabaje en dispositivos completamente desconectados de las redes sociales para que no haya posibilidad de distraerse. No entre a Facebook ni instale la aplicación. (Si quiere ayuda extra, pruebe el plugin para el navegador News Feed Eradicator para reemplazar el muro de noticias de Facebook).

Esconda su teléfono cuando esté trabajando, conduciendo o socializando con gente importante. Estudios han demostrado que incluso la presencia de un teléfono, aunque esté silenciado, puede dar lugar a un mal desempeño académico o una interacción cara a cara menos significativa.

Evite la trampa de distracción

Cuando esté en Twitter o Facebook, es fácil leer un artículo y luego otro y otro. Nir Eyal, autor de Enganchado: Cómo construir productos y servicios exitosos que formen hábitos, de 2014, y consultor de desarrolladores de aplicaciones, dice que se prohíbe a sí mismo leer cualquier cosa de inmediato. En cambio, guarda los artículos en un servicio llamado Pocket, que se los lee en voz alta cuando está en el gimnasio. Nos perjudicamos cuando usamos las redes sociales como una forma de tomar un descanso del trabajo serio, dice Gazzaley. Nuestros cerebros necesitan la oportunidad de estar simplemente vacíos. Investigaciones sugieren que la mejor forma de ayudar a nuestros cerebros a enfocarse es el ejercicio, incluso durante un corto período. Simplemente mirar el cielo sería mejor que refrescar Facebook.

Fije límites

Si las redes sociales lo llevan a ignoran a sus seres queridos durante la cena, o incluso en la habitación, necesita establecer horas en las que las redes sociales están prohibidas. Establecer reglas también es importante para los padres, señala Wendy Wood, profesora de psicología y negocios de la Universidad del Sur de California. “Querrá que los niños aprendan las mismas aptitudes que quiere aprender usted mismo, que es usar [las redes sociales] de una forma saludable y beneficiosa”, explica.

La tecnología puede ayudar si le resulta demasiado fácil ignorar esas reglas. Algunos de los routers de Wi-Fi más nuevos tienen controles para padres que permiten limitar el acceso a internet en ciertos aparatos. Bloqueadores de sitios web y aplicaciones como Freedom, SelfControl o Unplugged en los teléfonos también podrían ser efectivos.

Si tiene la posibilidad de reservar un bloque de tiempo cada día, o cada semana, para ponerse al día con las redes sociales, déjeles saber a sus amigos que está realizando un cambio. De esta forma, no se sentirán ofendidos cuando no les responda de inmediato.

Establezca nuevas normas

No hace mucho tiempo, habría sido una transgresión digna de un despido o una expulsión ignorar visiblemente una reunión o una clase; ahora, sin embargo, muchos miran abiertamente sus teléfonos o laptops. Los jefes podrían establecer una mejor cultura de trabajo al proveer estaciones de recarga en las salas de reuniones donde todos pudieran dejar sus teléfonos y enfocarse en las conversaciones. Los clubes de comedia y otros lugares públicos están haciendo lo mismo, con estaciones para registrar los teléfonos o bolsas selladas para los aparatos.

Eyal sugiere también intentar llamarles la atención a los amigos que tiene malos hábitos, siempre y cuando lo haga de forma educada. Si alguien lo está ignorando durante la cena, dígale: “¿Está todo bien?” La respuesta podría dar lugar a una conversación importante.

La tecnología debería ayudar

El sector de redes sociales también tiene cierta responsabilidad. Puesto que algunas empresas normalmente saben exactamente cuánto tiempo pasan los usuarios en sus aplicaciones, Eyal sugiere la humilde propuesta de que ofrezcan ayuda a la gente que demuestra tener un comportamiento problemático.

Y para el resto de nosotros, alentemos a los desarrolladores de aplicaciones a que respalden una filosofía llamada Time Well Spent (algo así como Tiempo bien usado), creada en parte por Tristan Harris, un ex diseñador de Google. Esta idea propone que los desarrolladores de aplicaciones ofrezcan interfaces más fáciles y que no exijan mucho tiempo de los usuarios.


Si hay algo evidente en todo esto es que, en una economía que depende de acaparar más y más nuestra atención, los que perdemos en última instancia somos nosotros.

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