Cómo convertirse en
el mejor DT de sus negocios
América Economía -
miércoles, 20 de mayo de 2015
En la figura del DT recaen complejas y diversas
responsabilidades como captar todas las presiones para darle tranquilidad a los
jugadores, organizar el campo de juego, armar estrategias para las jugadas,
estudiar los movimientos del rival, dar la cara en conferencias de prensa,
detectar los inconvenientes físicos y psicológicos de su equipo para poder
planear posibles cambios y ajustes pero, sobre todas estas tareas, el DT tiene
la plena y absoluta responsabilidad de motivar y ser un Líder positivo para
conseguir resultados.
Lo mismo sucede a la hora de empezar un negocio
independiente o realizar aquel proyecto que tanto ansiabas. Entender cuáles son
los puntos preponderantes a tener en cuenta y qué obligaciones son las
necesarias para ejercer el rol con pertinencia y eficacia es de suma
importancia.
Cuando una persona trabaja en una oficina y
está cotidianamente relacionándose con superiores y jefes directos, es más
fácil observar y detectar aquellas falencias o aciertos que llevan a una
persona a ser un líder que genere consenso y un ambiente relajado pero
productivo, de uno que simplemente emite órdenes a subalternos basado sólo en
una relación verticalista de trabajo.
Los emprendedores novatos muy comúnmente recaen
en frases del estilo: “Voy a ser mi propio jefe, ahora las cosas van a ser
diferentes. Mis empleados van a estar satisfechos”. Pero al momento de la
acción y con la presión por conseguir una cuenta, invertir dinero o apostar por
un desafío riesgoso comienzan a flaquear las mejores intenciones.
Entonces, en medio de la vorágine que implica
tener un proyecto personal autosustentable, es muy factible que la persona
olvide aquello que aprendió mientras trabajaba en relación de dependencia y
caiga, justamente, en los típicos errores que marcan la diferencia entre ser un
mero jefe y un líder que guía y acompaña el crecimiento de la empresa.
¿Líder se nace o se construye?
Es un cliché instaurado en la sociedad la
pregunta acerca de las capacidades de un líder y si estas son de carácter
innato o adquirido.
Sócrates con su famosa frase “sólo sé que no sé
nada” se convirtió en un líder indiscutido en la antigua Grecia, por incentivar
a sus interlocutores a que se pregunten sobre los verdaderos conocimientos que
tenían acerca de un tema determinado.
Ante el asombro de ellos, Sócrates descubría
que los atenienses no sabían en realidad lo que pensaban saber y fomentaba con
este método el arte de dar a luz una verdad liberadora. Es decir, mostraba una
realidad que podía ser cambiada y modificada positivamente.
Por tal motivo, toda cuestión en donde
intervengan variables tan cambiantes como heterodoxas acerca de la personalidad
y el carácter de una persona son producto de un constante crecimiento y
aprendizaje, que continuamente puede ser moldeado por la voluntad de cada
persona.
El hecho que alguien diga que una persona no es
capaz de hacer algo porque no tenía de chico las habilidades suficientes, o no
las tiene en el presente, está ampliamente desterrado con los cuantiosos
ejemplos que prueban lo contrario.
Nadie pensaba que Ghandi con su método de no
violencia podría ser una amenaza para el colonialismo de Inglaterra. Sin
embargo liberó a su pueblo.
Nadie ponía demasiadas expectativas en una niña
que padeció en su infancia abusos psico-físicos y que, además, despidieron de
un canal estadounidense por no cumplir con las condiciones necesarias para la
TV. Sin embargo Oprah Winfrey es sinónimo de audiencia, carisma y éxito.
Nadie apostó por un joven que no destacaba en
el ámbito académico y que, además, poseía trastornos psicológicos, hoy conocido
como trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, Charles Darwin consiguió y,
aún en la actualidad, mantiene millones de adeptos a su teoría evolucionista de
la historia poniéndose en frente de la iglesia como principal opositor.
Todos ellos, líderes absolutos, validados por
la aceptación masiva e influyentes cada uno en su campo de acción (política,
espectáculos, ciencia), demuestran claramente que la construcción de los hechos
más significativos de sus vidas, las experiencias y los entornos que han
vivenciado los llevaron a un proceso de crecimiento continuo que les permitió
convertirse en referentes indiscutidos.
Aprender de los mejores
La nota empezó con la analogía de los técnicos
de fútbol porque son un ejemplo gráfico y de público conocimiento de cómo
conducir a un equipo a la victoria o al debacle total.
Estamos acostumbrados a que nos hablen de Steve
Jobs, de Bill Gates, de Mark Zuckerberg como agentes de inspiración y éxito y
por supuesto que lo son. Apple, Microsoft y Facebook, sin lugar a dudas,
sientan precedentes de un trabajo realizado con innovación, carácter y líderes
que supieron conducir el éxito a su equipo.
Pero, muchas veces, la inspiración justamente
se encuentra en las cosas que más nos apasionan y gustan.
Analizamos a cuatro DTs que han ganado diversos
reconocimientos deportivos y humanos para aprender de ellos a la hora de
inspirarte para destacar como líder de emprendimientos o negocios.
Marcelo Bielsa y la búsqueda minuciosa del
detalle
“El loco” es un conductor táctico; analiza
hasta el mínimo resquicio cada jugada, error u oportunidad para sacar el máximo
provecho y no le tiene miedo al fracaso, sino que admite que cada derrota trae
consigo un derrotero de oportunidades futuras de ganar.
“El miedo es muy útil para la competencia; el
cuerpo funciona mejor con miedo. Pero si el miedo va más allá de lo razonable,
el sistema hace que cualquier cosa sea inabarcable. Una cosa que articula mucho
con el miedo es el error. No se puede jugar si no hay derecho a equivocarse. El
error es el eje del mejoramiento y propone la autocrítica.”
“Si te dedicás a jugar, el fútbol te va a dar
dinero; si te dedicás a ganar dinero, no te va a dejar jugar.”
“El fútbol ofensivo es infinito, interminable.
Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad,
crear necesita del indispensable requisito del talento.”
“Un hombre con ideas nuevas es un loco, hasta
que sus ideas triunfan”.
Pep Guardiola y las ansias de nuevos desafíos
El actual DT del Bayer Munich y el responsable
de haber guiado al Barcelona a innumerables títulos es un líder que evoca
firmeza y pasión por los desafíos venideros. Sabiendo que el éxito no es sólo
alcanzar el éxito sino mantenerlo, Guardiola siempre está un paso adelante a la
hora de tomar decisiones, aunque estas impliquen un cambio de rumbo y aires
renovadores para mantenerse en lo alto.
“No hay nada más peligroso que no arriesgarse”.
“Si perdemos, continuaremos siendo el mejor
equipo del mundo. Si ganamos, seremos eternos”.
“El secreto de un buen equipo está en el orden,
que todos sepan lo que hay que hacer”.
“Todo vale en el fútbol, todo. No hay formas
buenas y malas, mejores ni peores. Se puede ganar de mil maneras. Pero hay que
sentir una manera como propia, no decir ‘voy a jugar como Pep’. Eso no sirve.
Hay que estar seguro de una idea”.
José Mourinho y una personalidad arrolladora
El ex DT del Real Madrid que disputó en su
carrera 419 partidos y de los cuales sólo ha perdido 48 de ellos, con una diferencia
mínima de goles, tiene el don de la convicción y la visión para conjugar en un
solo resultado todos los matices y caracteres de un equipo.
“Hay quien ríe después de una victoria, para mí
no hay tiempo para festejar los éxitos".
“No soy el mejor del mundo, pero creo que no
hay nadie mejor que yo”.
“No quiero un jugador que sea un hombre
perfecto, que sea un perfecto profesional, que tenga un carácter fantástico;
ese es el tipo de hombre que quiero para mi hija”.
“Mi equipo ideal es aquel en el que, en
cualquier momento y en cualquier situación, todos los jugadores piensan de la
misma manera”.
Alex Ferguson y el valor de la continuidad
El escocés destaca por haber dirigido al
Manchester United por 26 años consecutivos logrando la Recopa de Europa, la
Super Copa de Europa, la Liga de Campeones y la copa Intercontinental para su
equipo, entre otras tantas distinciones. Su mayor característica es adaptarse
al constante cambio y capitalizarlos para seguir consiguiendo resultados
favorables.
“Hay 18 jugadores con los que uno parte a la
guerra, pero se crean vínculos de confianza. Es como la familia. Puede ocurrir
que uno pierda la lucidez necesaria para juzgar el valor de un jugador. Es un
gran peligro”.
“Hay que adaptarse, organizar estos egos, estas
personalidades y motivar a quienes lo tienen todo. Esta parte del trabajo es
esencial”.
“Los jugadores de hoy no se parecen a los de
hace 25 años. Mentalmente, no son igual de fuertes que antes porque se han
criado en un entorno más fácil. Les encanta pensar que vienen de la clase
obrera, pero no es la clase obrera que yo conocí”.
Claves para conducir un equipo de trabajo
exitosamente
• Ser líder de uno mismo: Para cualquier
actividad que uno quiera trasmitir a otro, primero hay que cosecharla para uno
mismo. Dominar aquellos aspectos de la personalidad que son negativos para uno
mismo conllevará a que en el futuro las personas acepten su liderazgo y valoren
su dominio personal.
• Visión: Un verdadero líder sabe dónde quiere
ir y planifica el camino minuciosamente aunque se encuentre muy lejos de
concretarlo.
• Cooperación: Como los logros generalmente son
grupales, un líder debe fomentar los valores entre todos los miembros del
equipo, la ayuda, contención y complementación entre ellos es, sin lugar a
dudas, un pilar fundamental en la concreción de resultados.
• Desafíos: Aceptarlos y afrontarlos con
naturalidad y pasión es una cualidad indispensable de alguien que quiera
convertirse en la cabeza de un proyecto.
• Destacar los aciertos del equipo: Estar
atento a los logros de los demás es noble y justo para quien se está esforzando
en su trabajo. El egocentrismo, por el contrario, es una mala característica de
un líder que aún no ha logrado seguridad en él mismo.
• Asumir la presión: Para que los demás
trabajen tranquilos y den su mejor potencial, el líder debe captar toda la
presión y delegar a cada persona una tarea que en conjunto logre el objetivo
deseado.
• Comunicación: Lo más importante en cualquier
relación: la comunicación se convierte en una herramienta más eficaz que un
bono o incentivo económico. Hablar sobre las aspiraciones, los deseos,
inquietudes o molestias de cada uno de una forma sincera y con una intención
real de colaboración hace que las personas rindan al máximo y estén orgullosas
del lugar al que pertenecen.
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