El presidente de la FIFA confía en sobrevivir a
otro escándalo
El Cronista Comercial - mayo de 2015
Las escenas provenientes de Zurich parecían una
revolución semejante a la tan esperada caída de un régimen odiado. La policía
suiza, por orden de las autoridades norteamericanas, allanó al amanecer un
hotel cinco estrellas. Siete dirigentes de la FIFA fueron detenidos para ser
interrogados. La policía se llevó documentos físicos y datos electrónicos de
las oficinas de la institución que gobierna el fútbol mundial. Parecería que
esta autoridad corrupta fue tomada por sorpresa. Su cuenta de Twitter,
FIFA.com, ayer no hizo comentario alguno sobre el allanamiento.
Sepp Blatter, el eterno presidente de la FIFA,
nunca enfrentó una amenaza tan grande. Sin embargo, su régimen bien podría
sobrevivir. Hay que ser excesivamente optimista para esperar que de las ruinas
surja una FIFA nueva y limpia, o pensar que a Rusia y Qatar les quitarán las
Copas Mundiales de 2018 y 2020 si se demuestra que pagaron coimas. El
machiavélico Blatter es capaz de navegar este escándalo.
Los optimistas trazan un paralelismo entre este
golpe encabezado por EE.UU. contra la FIFA y el golpe también liderado por
Norteamérica contra el Comité Olímpico Internacional (COI) que llevó a una
limpieza.
En aquel entonces, después de revelaciones de
que Salt Lake City había pagado sobornos a funcionarios olímpicos para ser sede
de los juegos de invierno de 2002, el FBI abrió una investigación sobre el
comité y realizó audiencias en el Congreso. El COI, aterrado de que a los
patrocinadores estadounidenses les prohibieran desembolsar dinero, hizo
reformas.
Ahora, la nueva fiscal general norteamericana,
Loretta Lynch, ocupa el rol de reformista. Su empuje encaja con la
administración Obama. Como no puede conseguir gran legislación mediante el
Congreso, busca hacer lo que puede: abrirse a Cuba, reformar los departamentos
policiales norteamericanos, enfrentarse a la FIFA. El espectáculo de
funcionarios estadounidenses encarando "extranjeros que piden coimas"
fue seguido muy de cerca durante el caso COI y debería volver a serlo ahora,
aseguró Roger Pielke hijo, científico político de la Universidad de Colorado.
Pero EE.UU. tiene menos poder sobre la FIFA de
lo que tenía sobre el COI. Los canales de televisión y auspiciantes
norteamericanos generaban la mayor parte de los ingresos del COI. Por el
contrario, la FIFA tiene fuentes de ingresos en todo el mundo. En el futuro, la
FIFA no se confiará en EE.UU. Sus dirigentes quizás tengan más cuidado cuando
canalicen coimas a través de bancos norteamericanos –la apertura que permitió
actuar a Lynch. Blatter, que no viaja a Estados Unidos hace cuatro años, puede
seguir manteniéndose alejado. Sin embargo, es bienvenido en casi todas partes.
Pero el escándalo todavía podría tocarlo.
EE.UU. imputó a nueve dirigentes de la FIFA y cinco empresarios del deporte.
Pielke dijo: "El tema es quién de ellos se convertirá en testigo del
Estado. La pedido podría ser: "Entreganos un pez más grande de la FIFA y
te damos un mejor acuerdo". Todavía no dejaron de caer las fichas del
dominó".
Podría surgir una disputa interna dentro de la
FIFA. Jens Sejer Andersen, director internacional de Play the Game, una
organización danesa que estudia los deportes, señaló: "La amenaza más
inminente para la FIFA es que de algún modo se desmorone".
Además, el parlamento suizo está debatiendo una
ley que convertiría en delito la corrupción privada. De esa manera, para la
FIFA, Suiza será un hogar menos cómodo.
Sin embargo, Blatter bien podría seguir
navegando. Sigue siendo popular entre las 209 asociaciones nacionales de
fútbol. Puede permitir que este viernes se realicen –como estaba previsto– las
elecciones a presidente de la FIFA, confiado en que las asociaciones le
otorgarán su quinto mandato como presidente. Luego, podría bloquear la reforma.
La FIFA tiene poca necesidad de ser corrupta. Sus ingresos del período 2011-14
fueron de u$s 5.700 millones, con muchos menos gastos. Legalmente puede
sentarse sobre sus fondos, pagar a los ejecutivos enormes salarios sin divulgar
las cifras, y desembolsar ocasionales "premios" a las asociaciones
nacionales de fútbol que sean leales.
"Mientras tenga un voto por cada
asociación de fútbol, va a ser una organización clientelista", afirmó
Pielke.
El sueño de Blatter de recibir un Premio Nobel
de Paz, supuestamente por unir al mundo por medio del fútbol, está más lejos.
Sin embargo, él es un versado sobreviviente.
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