Introducción a la protección del medio marino
Deutsche Welle - martes, 26 de mayo de
2015
Las áreas marinas protegidas son necesarias
para la conservación de nuestros océanos. Carl Gustaf Lundin, director del
Programa Global Marino y Polar de la UICN, explica el papel destacado de estas
zonas.
Las áreas marinas protegidas (AMPs) son
superficies de mar preservadas para fines de conservación. Existen seis grandes
tipos de AMPs en función de su tamaño y nivel de protección, como por ejemplo,
aquellas que restringen la pesca, el turismo o la minería. Pero, ¿por qué las
necesitamos y cómo funcionan? Carl Gustaf Lundin, director del Programa Global
Marino y Polar, de la organización medioambiental Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN), se lo explica a Global Ideas.
Global Ideas: ¿Qué es un área marina protegida?
Carl Gustaf Lundin: Definimos como área marina
protegida a una zona que ha sido identificada para proteger su hábitat marino.
Estas superficies pueden variar en tamaño y abarcar desde una hectárea hasta
tres veces el tamaño de Gran Bretaña, tal y como prevé presentar el gobierno
británico en breve. Todas ellas son muy diferentes, también en cuanto al nivel
de protección que proporcionan. Existe una Comisión Mundial de Áreas Protegidas
(CMAP), que se ocupa de categorizar estos niveles. Así, hay seis tipos
principales de áreas marinas protegidas, que engloban desde la protección más
estricta –en la que no está permitida ni la pesca ni el turismo– hasta
condiciones menos rigurosas, como aquellas que permiten, por ejemplo, la pesca
pero ninguna acción destructiva, como la minería.
¿Por qué necesitamos estos territorios?
En tierra, las áreas protegidas son puntos de
referencia, es decir, zonas donde la naturaleza se mantiene tal y como era,
antes de que se viera alterada por la actividad humana. Con los mares ocurre
algo similar. Si alguna vez queremos recuperar un sistema sano, necesitamos saber
cómo funcionaba estando intacto. Sin lugares de referencia no seríamos capaces
de hacerlo y precisamente esa es nuestra tarea. Tratamos de mantener los
océanos intactos, para que continúen facilitándonos los recursos que
necesitamos y de los que tantas personas dependen.
¿Quién es responsable de la supervisión?
Cada país tiene un mar territorial de 200
millas náuticas (unos 370 kilómetros). Los países declaran aquí sus áreas
protegidas y así sabemos quién es el responsable. Para ello hay diferentes formas,
a veces son responsables las autoridades locales, otras veces las
administraciones del parque o parte de las autoridades pesqueras. En alta mar,
no tenemos tal cosa. Aquí, es necesario crear responsabilidades transnacionales
para que no haya dudas de quién puede llevar a cabo las acciones pertinentes.
No obstante, se crean muchos intereses. Por ejemplo, existen organizaciones
pesqueras que coordinan la pesca, o responsables para los fondos marinos, que
deciden sobre las concesiones mineras. Del mismo modo, otros regulan las rutas
de navegación. Todo esto puede tener un impacto en lo que ocurre en alta mar.
Las normas marítimas son muy irregulares, de modo que no existe un sistema
integral de protección. Actualmente hay algunos avances muy interesantes, que
nos permiten entender y evaluar lo que ocurre en estas áreas. Los satélites,
por ejemplo, son una ayuda, ya que evitan enviar enormes buques de guerra para
enterarnos de lo que está ocurriendo.
Más del 64 por ciento de los océanos se sitúan
más allá de cualquier jurisdicción nacional. Esas zonas engloban gran parte de
nuestro planeta y casi la mitad son áreas sin ley.
¿Cuáles son los peligros y las oportunidades,
que existen para los océanos y las zonas marinas protegidas?
En muchas de las zonas pesqueras que tenemos
hoy, existe una fuerte sobrepesca. Muchas de las especies de peces grandes más
valiosas han desaparecido en gran parte. Calculamos que el 95 por ciento de los
grandes peces ya no existen en la mayoría de las áreas, incluyendo las
ballenas. Eso es terrible. Una forma de hacer frente a la situación es la
creación de áreas donde los peces puedan reproducirse sin molestias. Sin
embargo, para poder tener éxito, y obtener un número suficiente de animales
adultos, esto habría que hacerlo durante un período largo de tiempo. A menudo
los llamamos BOFFFF, del inglés Big Old Fat Fecund Female Fish (peces hembra
grandes, adultas y fértiles). Los peces de mayor edad, ponen más huevos. Un pez
joven puede poner 1.000 huevos, mientras que un ejemplar adulto puede llegar a
15.000.
Otro punto destacable es la perfección del
sistema en sí mismo. En 1970, tal vez entre el 50 y el 60 por ciento de los
arrecifes de coral se mantenían intactos en el Caribe. Hoy, el promedio es
menor del catorce por ciento. A menudo, tan solo se conservan entre el dos y el
tres por ciento. Así es que incluso podríamos decir que ya no existen arrecifes
coralinos en el Caribe. No hemos protegido suficientemente estas áreas. Sin
embargo, allí donde lo hemos hecho, los arrecifes se conservan e incluso se
están recuperando. Teniendo en cuenta que el turismo es la principal fuente de
ingresos para muchos países del Caribe, los arrecifes juegan un papel muy
destacado. Si estos países consiguen tener éxito en la recuperación de los
mismos, serán de nuevo atractivos como destino turístico.
El cambio climático también tiene un peso muy
significativo. En muchos lugares ya estamos observando un aumento de la
temperatura del agua de un grado Celsius. En el caso del Mar Báltico podemos
hablar de hasta dos grados. Si estos cambios tan rápidos ocurren en muchos
sistemas a la vez, está claro que un cierto número de especies no sobrevivirá.
Hablamos en relación a la capacidad de resistencia de estos sistemas, es decir,
su capacidad para regenerarse. Un sistema sano es aquel que tiene mayor
capacidad de recuperación, a diferencia de uno cuyo hábitat ha sido destruido.
Las áreas marinas protegidas son más estables en sí mismas y tienen más posibilidades
de recuperarse.
¿Por qué tan solo un tres por ciento de la
superficie marina son áreas protegidas? Eso no es mucho, comparado con el doce
por ciento de la superficie terrestre protegida.
En cierto modo se aplica el proverbio, “ojos
que no ven, corazón que no siente”. La gente ve una superficie de agua y en
realidad no piensa en la importancia de todo lo que hay bajo ella. Olvidamos
que la vida se originó a partir de los océanos y lo mucho que dependemos de
ellos para nuestro propio bienestar. Muchas funciones esenciales, como la
producción del oxígeno dependen del mar.
¿Están al menos las áreas protegidas en buenas
manos?
Solo el tres por ciento de los océanos están
protegidos y casi la mitad de ellos no lo está de forma satisfactoria.
Digámoslo así: solo una mínima parte de todos los océanos se encuentra en
buenas condiciones. Este es un problema real muy grave, que nos concierne a
todos y por ello es necesario que hagamos más de lo que se ha hecho hasta
ahora.
¿Qué se puede mejorar aquí?
A menudo, sería suficiente con que los países
afectados asumieran su responsabilidad. Como ya he dicho, muchos países se
están dando cuenta ahora de la importancia de disponer de una red de áreas
marinas protegidas. Ya sean países ricos o pobres, la mayoría dispone de
reservas de suelo. Ahora, también tienen que empezar a cuidar de los mares que
se encuentran dentro de su jurisdicción.
La UICN es una organización internacional que
se ocupa de la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los
recursos naturales. La organización ayuda a categorizar y definir las áreas
marinas protegidas y también colabora con el proyecto del océano en Google
Earth.
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