Buenos augurios de millonarios: ¿quieres tener
suerte en los negocios?
Forbes - viernes, 22 de mayo de 2015
Lo que propongo es que notes el común
denominador del éxito: el optimismo. Si logras tener un anclaje positivo, sea
éste un balón, un pequeño ritual o un halo celeste, ¡tómalo!
¿Tienes libertad financiera? ¿La suficiente
para no ser un empleado refunfuñón o empezar un negocio que te haga feliz? Si
quieres tenerla debes admitir que la suerte tiene su parte en que lo puedas
lograr. Cada quien busca la suerte como puede: unos la encuentran en augurios
en el cielo, otros en pequeñas supersticiones, algunos más simplemente en el
optimismo.
Hace no mucho tiempo fui despedido de una
empresa junto con un grupo grande de personas; víctimas de un mal momento
económico. Fuimos “sacrificados” cual vikingos en la serie Vikings (perdón por
repetir tanto la palabra vikingos, pero es que me encanta la serie). ¿Mala
suerte? ¡Todo lo contrario! Antes de que esto sucediera, yo había advertido a
mis familiares y amigos más cercanos que renunciaría en 6 meses más. Mi
vaticinio lo obtuve en una meditación; incluso es parte de un libro que escribí
antes de que sucediera. A un mes de cumplirse mi plazo y antes de renunciar, me
corrieron. ¡Fue una bendición! Me liquidaron al 100% y obtuve la libertad
financiera que tanto soñaba, al menos la suficiente para dedicarme a lo que me
gusta. (Mis entonces jefes no saben esto. Cuando lo lean tal vez quieran
morirse del coraje por haber gastado tanto dinero; pudo salirles gratis.)
Bendita suerte
“Dadme generales con suerte”, decía Napoleón.
Alejandro Magno visitó un oráculo para que le confirmara su gran designio
divino. Constantino vio en el cielo algo parecido al halo visto en la Ciudad de
México, con una cruz y la señal de que ganaría: “Con este signo vencerás” (se
volvió cristiano, y con él, medio mundo). Muchos saben que, en un principio,
Hitler fue asesorado por astrólogos; lo curioso, y que pocos saben, es que su
contraparte, Franklin Roosevelt, también.
Uno de mis ídolos, Abraham Lincoln, soñó
situaciones (un doble o doppelgänger) que lo previnieron de lo iba a suceder,
aunque he de reconocer que no le fue tan útil al final.
“Oye, Alejandro, esos son ejemplos muy viejos,
la gente ya no es así.”
OK, OK. Piensa en alguno de tus ídolos en
tiempos modernos y te demostraré que creen en situaciones que pueden mejorar su
suerte.
¿Un héroe deportivo? ¿Prefieres a Messi,
Ronaldo o Beckham? Messi, invariablemente, sale al último del túnel de vestuario.
Ronaldo tiene su propia “cábala”, que es salir al último (al igual que Messi),
tomar el balón con las dos manos, dar tres pasos para atrás, abrir las piernas
y dar un largo respiro mientras mira fijamente el esférico. Beckham acomoda
todas sus cosas en pares y en los hoteles prefiere tirar las bebidas a tener
números impares en su refrigerador.
“Sabes, Alejandro, a mí me gusta saber de gente
emprendedora. Los deportistas no me convencen ni me interesan.”
¡Mmmm!, déjame pensar en el “ídolo de ídolos”…
¿quién será?, ¿quién será? ¿Te gusta Steve Jobs como ejemplo? Jobs tenía una
colección de suéteres negros de Issey Miyake, y usaba uno diferente cada día. Y
no hablemos de la forma en que se inspiró para que el nombre de su empresa
fuera “Apple”… prácticamente una epifanía.
Obama se ve un tipo sensato… nada
supersticioso, pero él admite que lo es sólo un poco. Juega basquetbol en
jornadas electorales; cuando no lo hace, pierde. Como en dos ocasiones en las
primarias contra Hillary Clinton.
Pero mi favorito: Richard Branson, justamente
hoy que yo redacto este humilde artículo, 21 de mayo de 2015, coincidentemente
habló de un halo que apareció sobre su isla privada Necker, como el visto
también hoy en la Ciudad de México. Branson suele compartir aspectos de su vida
personal; en este caso publicó fotos de la familia de su hijo Sam tomadas con
el halo de fondo.
Este fenómeno es llamado sundog en inglés, y
coincide también como un buen augurio para Richard Branson: la empresa de su
hijo se llama justo así, Sundog Pictures. ¡Wow!
Ya sabrán que se volvieron locos con la
coincidencia y pasaron un muy buen rato bajo la bella imagen celeste.
Amigo lector, con esto no quiero sugerir que te
vuelvas supersticioso (aunque seguramente ya lo eres en cierta medida, a pesar
de que lo niegues); lo que propongo es que notes el común denominador del
éxito: el optimismo. Si logras tener un anclaje positivo que te ayude a serlo,
sea éste un balón, un pequeño ritual o un halo celeste, ¡tómalo! Yo te ofrezco
uno: el halo que apareció en la Ciudad de México es el mismo que celebró
Richard Branson como buen augurio. Tú elijes si te motiva o no para hacer eso
que tanto sueñas.
Ayer en la noche, un simpático pájaro me dejó
caer un regalito en la cabeza, ¿lo tomarías como un buen augurio? Para Sigmund
Freud existe una relación entre eso que me cayó del cielo y el dinero, así que
lo tomaré como una buena señal. Para empezar, ya me fue útil para inspirarme a
escribir esto que amablemente acabas de leer. ¡Qué bien!
Si llegaste hasta aquí, considéralo de buena
suerte y pásalo a otras personas de buenas ideas que necesiten un empujón… un
buen augurio, porque “con este signo vencerás”.
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