En la era del "smartphone", el turno
laboral no tiene fin
The Wall Street Journal. - viernes, 22 de
mayo de 2015
Los smartphones que las empresas dan a sus
empleados han borrado la línea entre la jornada laboral y las horas de
descanso. Para empleadores y trabajadores por igual, recibir correos
electrónicos del jefe a las 8 de la noche no sólo está perturbando la vida
familiar, sino que también está planteando cuestiones legales.
Este nuevo tipo de problemas se presenta en
forma creciente en Estados Unidos, donde varias demandas recientes alegan que
algunas compañías esperan que sus empleados extiendan su trabajo fuera de las
horas laborales a través de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos
digitales y que no cobren por horas extras.
El número de demandas y opiniones jurídicas en
EE.UU. es aún relativamente pequeño, pero abogados dicen que un cambio de
actitud de los jueces a favor de los empleados y los cambios que se avecinan en
las regulaciones laborales en el país norteamericano podrían abrir la puerta a
muchas más demandas.
Según el Centro de Investigación Pew, alrededor
de 44% de los usuarios de Internet hizo con regularidad tareas laborales fuera
de su lugar de trabajo el año pasado, a menudo a través de tecnologías como los
teléfonos inteligentes. Aunque casi la mitad de los trabajadores encuestados
dijo que la tecnología digital les ayudaba a hacer mejor su trabajo, 35% señaló
que aumentó el número de horas que trabajan.
“La tecnología comenzó con los buscapersonas,
para casos de emergencia”, dice Linda Doyle, socia de la firma de abogados
corporativos McDermott Will & Emery LLP. “El asistente ejecutivo o el
ingeniero de mantenimiento tenían uno, y lo utilizaban poco. Ahora es: ‘Aquí
está el smartphone y espero que lo revises’, incluso sin decirlo”.
La escasez de opiniones legales sobre el
trabajo remoto con instrumentos tecnológicos hace que este sea un terreno
incierto. Referencias a BlackBerrys y teléfonos inteligentes comenzaron a
aparecer en las quejas laborales hace menos de una década. La mayoría de esas
referencias eran denuncias individuales o se les ha negado el estatus de demandas
colectivas, por lo que no sentaron precedente para acciones similares por parte
de grandes grupos de trabajadores. Los casos clasificados como acciones
colectivas normalmente se arreglan fuera de los tribunales, dicen los abogados,
porque es más barato para una empresa pagar salarios atrasados que enredarse en
largas batallas judiciales.
Sin embargo, el panorama legal en EE.UU. está
cambiando y esto permitiría la presentación de más demandas como la entablada
en 2009 por vendedores de las tiendas de la empresa de telefonía celular
T-Mobile USA Inc. Los empleados dijeron que se les había dado BlackBerrys y
otros dispositivos con la expectativa de que trabajaran entre 10 y 15 horas
adicionales a la semana, contestando correos electrónicos y mensajes de texto
de los clientes y otros empleados. Los demandantes alegaron que T-Mobile los
obligaba a repartir tarjetas de presentación con sus números de celular para
que los clientes pudieran ponerse en contacto con ellos en todo momento. En
2010, T-Mobile pagó una suma no revelada para resolver la demanda.
“Nuestra política siempre ha sido que si los
empleados trabajan fuera de sus horas de trabajo normales, deben reportar ese
tiempo en el sistema de T-Mobile y se les pagará por ello”, afirma Annie
Garrigan, una portavoz de la empresa.
El piso salarial de US$455 a la semana ha
limitado la posibilidad de hacer reclamos similares, dicen los abogados. De
acuerdo con la Casa Blanca, hasta 88% de los trabajadores asalariados no pueden
reclamar el pago de horas extras por estar abarcados por esa norma, en
comparación con 35% en 1975, cuando el piso era de US$250 por semana. El año
pasado, el presidente Barack Obama ordenó al Departamento de Trabajo actualizar
las regulaciones de horas extras, especialmente el piso salarial.
Los observadores esperan que las nuevas
regulaciones eleven el piso salarial a cerca de US$50.000 al año. Un portavoz
del Departamento de Trabajo se negó a comentar sobre el contenido de la
propuesta.
“Las personas que ganan US$30.000 o menos por
lo general no están haciendo trabajos que les obligan a tener acceso remoto (a
su trabajo mediante computadoras y sistemas). Pero si usted levanta el piso a
US$55.000, incluirá un montón de gente que utiliza esas herramientas para el
acceso remoto (a su trabajo)”, dice el abogado laboralista Paul Lukas, socio de
la firma de Mineápolis Nichols Kaster PLLP.
Abogados de empleadores dicen que los jueces
también parecen estar tomando en serio las denuncias de trabajo a distancia no
compensado y que recientemente se han mostrado más dispuestos a clasificar esas
demandas como acciones colectivas. Anteriormente, los jueces tendían a fallar
que el uso de dispositivos variaba demasiado entre trabajadores, dice Doyle.
“Ahora todo el mundo tiene un teléfono
inteligente y una gran cantidad de empleadores sugiere al menos tácitamente (a
sus empleados) que estén disponibles 24/7, por lo que los tribunales van a
estar un poco más dispuestos a ver esto como política empresarial”, afirma.
El año pasado, un juez permitió que algunos
agentes de la policía de Chicago hicieran su reclamo en grupo después de que el
sargento Jeffrey Allen demandó a la ciudad alegando que el Departamento de
Policía les había dado a él y a otros oficiales asistentes digitales
personales, esperando que respondieran a las comunicaciones “a lo largo de la
noche y hasta las primeras horas de la mañana en sus días libre”, según la
denuncia.
Un portavoz de la ciudad dijo que hace mucho
que los oficiales pueden solicitar remuneración por el trabajo extra.
El juicio está fijado para agosto. A menos que
las partes lleguen antes a un arreglo, la decisión del juez podría ayudar a
establecer las reglas básicas acerca de las expectativas de los empleadores
acerca de las horas extra, dice Doyle.
En otro caso, instaladores de antenas
satelitales demandaron a su empleador, DirectSat USA LLC, diciendo que no les pagaba
por el tiempo que pasaban llamando a la oficina de despacho o descargando de
Internet las órdenes de trabajo del día. El caso, presentado como acción
colectiva, está avanzando en una corte federal en Maryland.
Incluso si el jefe no ordena a los trabajadores
responder a un correo electrónico o realizar otras tareas durante las horas
libres, los empleadores no son inmunes a demandas, dicen tanto abogados
laboralistas como patronales.
Las normas laborales de EE.UU. establecen que
los trabajadores deben cobrar cuando los empleadores permiten que trabajen
fuera de la jornada laboral. Esto significa que una empresa puede ser
responsable si los gerentes saben que un empleado está haciendo algún tipo de
trabajo, algo fácil de determinar gracias a los registros de tiempo en el
correo electrónico y otras comunicaciones digitales, dice Lukas.
Los empleadores deberían prohibir el trabajo
fuera de la jornada laboral y tomar medidas para hacer cumplir esas normas, o
dejar de entregar smartphones y acceso remoto a los trabajadores, dice Dan
Getman, el abogado que representó a los trabajadores de T-Mobile.
Para reducir intromisiones nocturnas, los
servidores de Volkswagen AG no envían correos electrónicos corporativos a sus
empleados no gerenciales basados en Alemania entre las 6:15 p.m. y las 7 a.m.
Pero hay pocas probabilidades de que este tipo de políticas se adopten
ampliamente en EE.UU., donde incluso a los bufetes de abogados que persiguen
estos casos les resulta difícil hacer cumplir las reglas.
“Disciplinamos a los empleados por trabajar
fuera de la jornada laboral”, dice Lukas de las políticas de su empresa.
“Nosotros les pagamos y les pagamos horas extras. Pero ¿quiénes son esos
empleados? Son los mejores empleados, los que quieren que el trabajo esté bien
hecho. Los empleados regulares no están contestando el teléfono un domingo a
las 9:30 de la noche”.
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