¿De vuelta a los geroglíficos? Amor y odio
hacia el “lenguaje emoji”
Sin Embargo - viernes, 29 de
mayo de 2015
Pese a su uso extendido, hay
quienes afirman que el uso de emojis es un “retroceso”.
Como nunca antes, nuestras vidas
se desarrollan a la par de un mundo virtual en el que interactuamos como si
fuera la realidad misma. No obstante, más allá de los dilemas que saca a la luz
la convivencia entre la realidad y la vida en la red, otro fenómeno aparece
como elemento común: la comunicación escrita. Así, gran parte parte de la
comunicación entre personas fluye a través de la comunicación escrita en un
medio digital, ya sea mediante tuits, correos electrónicos, ventanas de chat o
posts en redes sociales como Facebook y Tumblr, por ejemplo. Sin embargo, a la par
de los sistemas de escritura reconocidos en la actualidad, se suman ahora los
emojis, elementos visuales que, debido a su universalidad e inmediatez, ha dado
pie a algunas controversias.
La inmediatez parece ser el
espíritu reinante de esta época, y la manera en la que las personas se
comunican es un ejemplo claro. De esta manera, a la par de la escritura
tradicional se suma el uso de abreviaturas e imágenes, entre las que figuran
los GIFs y, por supuesto, los tan discutidos emojis, cuyo uso –a decir de
algunos– “nos está arrastrando de vuelta a las edades oscuras”.
“Como lenguaje visual, el emoji
ya ha eclipsado de lejos a los jeroglíficos, su antiguos precursores egipcios a
los que les tomó siglos desarrollarse”, dice el profesor Vyv Evans de la Universidad
Bangor, en Reino Unido.
Sin embargo, la afirmación de
Evans, lejos de ser tomada con tranquilidad ha ocasionado la preocupación de
otros. Jonathan Jones, columnista del diario The Guardian no se tentó el
corazón. “Después de milenios de mejoras dolorosas, del analfabetismo a
Shakespeare y más allá, la humanidad se está apresurando a tirar todo por la
borda. Nos dirigimos de nuevo a tiempos del antiguo Egipto. Siguiente parada,
la edad de piedra, con un gran rostro amarillo sonriente en nuestras caras”,
dijo.
Contrario a lo que se piensa, el
uso de emojis no influye en la manera de escribir.
No hay duda que la velocidad que
exige la comunicación actual ha jugado un importante papel para que el uso de
emojis y, en general, de imágenes se haya popularizado a una velocidad sin
precedentes. No obstante, esta “practicidad” al momento de mandar un mensaje
escrito no parece contar con la aprobación total de usuarios de dispositivos
móviles y cibernautas.
De acuerdo con el diario
argentino La Nación, esta inmediatez es una de las características de la época
en que vivimos, e implica que hay una demanda de respuesta del otro que debe
ser ante todo veloz y precisa, lo que exige que cada mensaje sea lo más acotado
posible. De esta manera, apurados por el flujo general de la red, los usuarios
ven en las abreviaturas, símbolos e incluso en la ausencia (en algunos casos)
de los signos de puntuación, una solución a esta urgencia.
Por otra parte, también hay que
tomar en cuenta que (contra todo pronóstico) “estamos en una época en donde se
escribe más que en ninguna otra. Además, esta práctica se está dando fuera de
las instituciones, es decir, fuera de la instancia de corrección”, dijo Karina
Galperin, profesora de Literatura de la Universidad Torcuato Di Tella, en
Buenos Aires.
A diferencia de otras épocas, en
las que la escritura era considerada una mera actividad escolar, actualmente
las personas escriben más.
Así lo hizo ver un estudio
realizado por la Universidad de Stanford entre 2001-2006, basado en 15 mil
escritos de alumnos universitarios, en el que se encontró que mientras que para
las viejas generaciones escribir era una actividad meramente escolar, cuya
frecuencia disminuía con el paso del tiempo (amenos que se tuviera un trabajo
que implicara escribir) los jóvenes y adultos de hoy en día escriben mucho más
que sus antecesores, debido principalmente a la comunicación en las redes
sociales.
Como suele suceder, en una época
en que la tecnología está transformando la cultura a diaria, las personas
reaccionan a las opiniones alarmistas con ironía o aparente broma. “Después de
todo, ¿quién quiere ser el viejo conservador acartonado que cuestiona el
progreso?”, agrega Jones. No obstante, agrega que la evidencia más simple, y de
sentido común, más histórica y antropológica nos dice que el emoji no
representa de ninguna manera “progreso”. “Es claramente un paso atrás”, dice.
Sin embargo, en lo referente al
empobrecimiento del lenguaje que argumentan los opositores de los emojis,
estudios como el realizado en la Universidad de Alberta, concluye que tales
suposiciones estarían infundadas y, contrario a lo que se piensa, no influye
demasiado. Así, la investigación, basada en 40 estudiantes de entre 12 y 17
años, encontró que los adolescentes que tenían buena ortografía en el ámbito
educativo la conservaban en sus mensajes instantáneos, y a su vez, aquellos con
mala ortografía en el salón de clases, tampoco escribían bien en los servicios
de mensajería instantánea.
“En las redes sociales la
escritura fluye con mucha libertad, de todos modos; mientras que en Twitter hay
más sanción con respecto a los errores ortográficos porque se trata de un
espacio público, en WhatsApp la gente es más espontánea”, dice Galperin.
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