Las escuelas de negocios de EE.UU. quieren
hacer pie en la nueva Cuba
El Cronista Comercial - mayo de 2015
No hay dudas de que en Cuba las
perspectivas a largo plazo para la educación en negocios son brillantes desde
que Washington y La Habana reanudaron sus relaciones. Sin embargo, es más
difícil de saber cuándo las universidades que mantienen contactos con la isla
caribeña podrán desarrollar esas oportunidades.
Para las escuelas de negocios este nuevo acceso
a Cuba es un absoluto éxito en cierto aspecto, según algunos profesores como
Stephan Meier de la Columbia Business School en Nueva York. Su establecimiento
educativo es uno de los varios que han aprovechado que las instituciones
académicas con sede en EE.UU. podían visitar Cuba para viajes de estudios. De
hecho, su mayor dolor de cabeza fue la organización de suficientes viajes para
satisfacer la demanda de estudiantes. En tres años, el profesor Meier llevó a
120 estudiantes a Cuba. Pero podría haber llevado muchos más, contó. "Cuba
es exótica" explicó.
La universidad neoyorquina NYU Stern llevó adelante
un programa similar llamado Haciendo negocios en Cuba. Ese fue el resultado del
lobby que hizo la Asociación de Estudiantes Negros e Hispanos de Stern y fue
bastante complicado de organizar. Los 84 alumnos del programa de MBA en Stern
que han viajado a La Habana sólo pudieron hacerlo gracias a las conexiones que
brinda la Fundación Ludwig, una organización sin fines de lucro creada para
forjar lazos entre Estados Unidos y Cuba, principalmente en arte.
Emily Goldrank es uno de esos estudiantes. Ella
viajó mucho, pasando por Argentina y Australia como parte de sus estudios de
MBA, pero asegura que Cuba –"el lugar prohibido"– tiene un particular
valor porque es muy diferente a otros países. "Lo que aprendimos, y cómo
lo hicimos, fue distinto porque todo el entorno de las empresas es muy
diferente", recuerda.
El ritmo del cambio en Cuba, donde todavía no
existen escuelas de negocios, es un tema de debate. Tom Pugel, vicedecano de
los programas MBA en Stern, tiene más confianza que muchos de sus colegas académicos
y predice que el país tendrá sus propias escuelas de negocios en cinco años.
"Ya hay gente lista para trabajar con esa transición". "Están
muy bien posicionados para liderar una escuela de negocios".
Carl Voigt, profesor de administración y
organización en la USC Marshall School of Business en Los Angeles, que encabezó
la primera delegación de una escuela de negocios que viajó a Cuba en 2000 y
desde entonces fueron 1.000 alumnos a visitas de estudios, es menos optimista.
"Siento que los cubanos sospecharán un poco de los planes apuntados a
armar programas en Cuba porque querrán saber de dónde proviene el dinero",
afirmó. "No son títeres de nadie". "Se destinó dinero en Estados
Unidos para ayudar a que estudiantes cubanos estudien acá, pero está la idea de
que hay gente en el gobierno de EE.UU.que usarían eso como forma para lavarle
el cerebro a los estudiantes".
Hay oportunidades para que los cubanos estudien
libremente en Europa y EE.UU., cuenta Voigt, pero esos programas no tuvieron
gran aceptación porque los alumnos en Cuba carecen de fondos para estudiar en
el extranjero. Por lo tanto, por el momento el tráfico probablemente sea al
revés.
Los estudiantes norteamericanos que tuvieron la
suerte de conseguir un lugar en el programa Cuba de la Universidad de Columbia
pudieron reunirse con la pequeña pero creciente población de entrepreneurs del
país, que actualmente sólo pueden desempeñarse en una cantidad limitada de
servicios como restaurantes y hoteles.
Los nuevos entrepreneurs de Cuba son los
posibles candidatos si una una escuela de negocios como Columbia abriera sus
puertas en el país, pero el profesor Meier no cree que eso suceda en el futuro
cercano.
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