Así se consigue un trabajo mejor que el que
tienes (y que nunca soñaste tener)
El Confidencial - mayo de 2025
Seamos realistas, a muy pocos
trabajadores les gusta su empleo y es muy habitual sentirse más capaz
profesionalmente que lo que requiere el cargo que se ocupa. En 2013, la mitad
de los jóvenes se sentían sobrecualificados y en algunas comunidades autónomas
como Navarra este porcentaje aumenta hasta el 68 %, según el observatorio de la
emancipación. Aunque quizá pueda afectar a los jóvenes que acceden por primera
vez al mercado laboral, no es un tema ajeno para el resto.
Estar harto de un trabajo no es
nada raro, tampoco lo son aquellos casos en los que, pese al descontento, no se
mueve un solo dedo para encontrar uno mejor, bajo la excusa de que el mercado
está parado. Sin embargo, la mejor, y casi única forma, para encontrar algo
mejor es buscarlo.
Siempre hay alternativas para ir
hacia delante, pero para ello es necesario tener un buena estrategia y las
ideas claras. Un buen método es el que propone Alizia Licht, vicepresidenta del
área de comunicación de Donna Karan en AOL. Estos son algunos de sus consejos
para conseguir convencer a esa empresa para que te de un trabajo en ese puesto
de trabajo que siempre has querido tener, pero jamás pensaste alcanzar, y así
poder dejar ese horroroso 'empleucho' en el que estás ahora por llamarlo de
alguna forma.
1. Entender lo que se requiere en
el trabajo
Cuando accedes a una oferta de
trabajo es normal que a uno le entren dudas sobre lo que se le va a pedir,
especialmente si en este se le van a exigir aspectos nuevos y diferentes a lo
que podrían conllevar el anterior. Pero cuando la entrevista comienza ha de
demostrarse que se es el candidato idóneo para el puesto, incluso aunque esto
no sea del todo cierto. Para ello es importante tener claro que el objetivo es
conseguir 'vender' nuestras competencias y no contar nuestra vida.
Si queremos ser los elegidos,
hemos de demostrar que somos el perfil adecuado para lo que demandan, por lo
que es necesario estar acertado a la hora de crear una imagen acorde a la
demanda y basada en nuestras virtudes y habilidades.
2. No utilizar jerga
Si se trata de obtener un empleo
en un sector diferente en el que uno es experto o, al menos, tiene experiencia,
será ridículo demostrar el alto grado de conocimiento que se tiene sobre este,
básicamente porque no tendrán un ápice de interés en él. Licht pone como
ejemplo un trabajador de farmacéuticas que trata de introducirse en el mundo de
la moda. Si este sujeto se dedicara a hablar con tecnicismos de sus funciones
en tal industria, la sensación general será pésima por razones evidentes.
3. Convertir los defectos en
virtudes
“Sé que mi experiencia en la
industria farmacéutica me convierte en un candidato poco común para el puesto
que se ofrece, pero creo que...”. El personal de recursos humanos está
habituado a escuchar este tipo de frases y no consigue otro objetivo más allá
del de tirarse piedras sobre el propio tejado. En cambio, esta aparente
debilidad puede convertirse en una ventaja competitiva: “Mi experiencia en el
campo farmacéutico puede resultar especialmente útil en la empresa, ya que he
adquirido estas habilidades gracias al trabajo realizado en esta área”. No solo
se consigue dar la vuelta a la tortilla, sino también demostrar algunas
virtudes en las que quizá no haya caído el entrevistador.
4. Adular su ego (en la justa
medida)
Demostrar interés sin llegar a
ser un pelota. Es igual de importante mostrar unas capacidades, como demostrar
que se tiene interés y que se es una persona accesible. Por mucho que se trate
de ser un profesional en todo momento, los seres humanos somos subjetivos y
caer simpático siempre es un buen comienzo y un garante de que se va por buen
camino. Un buen ejemplo es enumerar algunos de los aspectos que nos agraden
sobre la empresa o la sección a la que se trate de acceder o, incluso, de la persona
con la que nos entrevistemos, ya que dará la impresión de habernos preparado a
conciencia la entrevista y haber buscado información sobre la empresa. Al fin y
al cabo, a todos nos gusta sentirnos algo halagados.
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