Las farmacéuticas de EE.UU. compran rivales,
luego suben los precios
The Wall Street Journal. - mayo de 2025
El 10 de febrero, Valeant
Pharmaceuticals International Inc. compró los derechos de un par de vitales
medicamentos para el corazón. El mismo día, sus precios de lista se
incrementaron 525% y 212%, respectivamente.
Ninguna de esas dos
drogas—Nitropress e Isuprel—había sido mejorada como resultado de una inversión
cuantiosa en trabajos de laboratorio o pruebas en humanos, dijo Valeant.
Tampoco había ocurrido que el fabricante acabara de mudarse a una costosa nueva
planta. El gran cambio fue simplemente el cambio de dueños de las drogas.
“Nuestro deber es con nuestros
accionistas y maximizar el valor” de los productos que vende Valeant, dijo
Laurie Little, una portavoz de la compañía. “A veces eso involucra al precio, a
veces al volumen”.
Más farmacéuticas están comprando
medicamentos que ven como subvaluados para luego aumentar sus precios. Esta es
una de las muchas tácticas usadas por esta industria, como lo es subir precios
de medicamentos propios más antiguos y después lanzar nuevos tratamientos con
esos medicamentos a un precio muy superior. Todo esto eleva el costo de los
medicamentos para las prestadoras de servicios de salud.
Desde 2008, los precios de los
medicamentos con marca aumentaron 127% en comparación con el aumento de 11% en
el índice de precios al consumidor de EE.UU., de acuerdo con Express Scripts
Holding Co., una administradora de coberturas de salud en el segmento
farmacéutico. En una nota de investigación de junio de 2014, el banco de
inversión Needham & Co. señaló que en los dos años y medio previos había
habido tantos aumentos de precios de 50% como en la década anterior.
Para las compañías farmacéuticas,
aumentar sus precios es una manera fácil de aumentar su facturación sin tener
que pasar por años de costosa y arriesgada investigación para desarrollar
nuevos medicamentos.
Las ganancias ayudan a financiar
la investigación de las empresas, dice Paul Howard, director de políticas de
salud del Manhattan Institute. Esos aumentos, según Howard, sirven para ajustar
los precios de las drogas en función del valor que éstas proporcionan a
pacientes y hospitales. A su vez, los rendimientos sirven para pagar la
fabricación y mercadeo de la droga, e incluso investigaciones adicionales “que
ofrezcan más valor a los pacientes”, dijo.
Hasta ahora, el impacto de estos
aumentos en el gasto total de salud ha sido limitado. En EE.UU., los alimentos
que se venden con receta representan sólo alrededor de una décima parte de los
costos de atención de salud, y el gasto en medicamentos —que el año pasado
llegó a US$376.000 millones— ha aumentado de forma relativamente lenta en los
últimos años. Esto se debe a que muchos de los medicamentos más vendidos han
perdido la protección de patentes y han sido reemplazados por otros genéricos,
de más bajo precio.
Pero hospitales y administradoras
de prestaciones farmacéuticas están cada vez más preocupados por tener que
absorber mayores costos. No hay muchos vencimientos de grandes patentes en el
horizonte, lo que significa que habrá un menor número de medicamentos genéricos
baratos con qué compensar el aumento de precios de los medicamentos de marca.
Algunas aseguradoras y otros
prestadores de servicios de salud se quejan que ya están sintiendo el golpe de
los grandes y repentinos aumentos en los precios de drogas como Isuprel y
Nitropress.
Cleveland Clinic dice que el
aumento del precio de esos dos fármacos de Valeant agregó inesperadamente
US$8,6 millones a su presupuesto anual para la compra de medicamentos
(alrededor de US$122 millones), un aumento de 7%. Al igual que otros centros de
salud, Cleveland Clinic paga por los medicamentos que administra y luego recibe
un reembolso de la entidad que asegura al paciente, esperando que éste cubra el
gasto. En general, los hospitales pagan los medicamentos a un costo mayorista
(conocido en EE.UU. como precio promedio mayorista), menor que el precio de
lista para el consumidor directo. Aun así, el aumento se siente.
“Ya estamos bajo una enorme
presión para reducir costos debido a los cambios [en el sistema] de reembolsos
introducidos por la reforma de salud”, dijo Scott Knoer, director de farmacia
Cleveland Clinic. Knoer tenía la esperanza de poder reducir este año su
presupuesto para medicamentos en US$10 millones, pero el aumento de los dos
fármacos echó por tierra sus expectativas. “De un solo golpe [el aumento] eliminó
casi todos los ahorros que habíamos proyectado lograr”, dijo, y agregó: “Vamos
a tener que reducir costos, pero no tenemos un plan todavía”.
Las empresas pagan cada vez más
por los medicamentos a los que luego le suben el precio. A principios del año
pasado, Mallinckrodt PLC pagó US$1.400 millones por Cadence Pharmaceuticals, a
pesar de que las ventas previstas para 2013 de la joya de la corona de esta
compañía, las inyecciones analgésicas Ofirmev, eran de sólo US$110,5 millones,
según surge de una conferencia telefónica de Mallinckrodt con analistas en la
que se discutió la transacción.
Tres meses más tarde, el precio
de lista de un paquete de 24 unidades de Ofirmev aumentó casi dos veces y
media, a US$1.019,52, según Truven Health Analytics, una firma de datos de
salud que publica los precios promedio mayoristas, en base a información
provista por las compañías farmacéuticas.
“Parecía un asalto a mano
armada”, dijo Erin Fox, directora del servicio de información sobre drogas de
la Universidad de Utah Health Care. Después del aumento, tres de los cuatro
hospitales del sistema de salud de Salt Lake City pasaron a gastar unos
US$55.000 al mes en esa droga, cuando antes pagaban entre US$20.000 y US$25.000
al mes, dijo Fox. Para bajar costos, el sistema intentó dirigir a los médicos
hacia medicamentos alternativos, pero aun así gasta en conjunto alrededor de
US$40,000 al mes en ese medicamento.
Antes de elevar su precio,
Ofirmev estaba perdiendo dinero, dijo Mallinckrodt. Incluso con el nuevo
precio, los hospitales que usan la droga ahorran miles de dólares en el costo
de hospitalización de los pacientes.
Los aumentos de precios pueden
ser muy lucrativos para las empresas. Tras comprar los derechos de las
pastillas analgésicas Vimovo de AstraZeneca a finales de 2013, Horizonte Pharma
PLC aumentó el precio de la droga. El 1 de enero de 2014, su primer día de
venta como un producto de Horizonte, el precio de lista de Vimovo en su envase
de 60 tabletas pasó a US$959,04 dólares, un aumento de 597%, según Truven.
El 1 de enero de este año,
Horizonte ajustó de nuevo el precio de Vimovo a US$1.678,32, dijo Truven.
El año pasado, las ventas de
Vimovo llegaron a US$163 millones, un aumento de US$20 millones respecto de la
ventas de 2013, a pesar de que la droga fue recetada menos por los médicos,
dijo Horizon. En los dos primeros meses de este año, la droga tuvo ventas por
US$50 millones, según IMS Health.
Horizonte dijo que uno de sus
principales objetivos “es y siempre será garantizar un limitado impacto financiero
en el paciente” y que alrededor de 97% de los pacientes de Vimovo no tienen que
pagar un centavo gracias a los esfuerzos de la compañía.
Los laboratorios no quieren subir
los precios hasta un punto en que los hospitales o los pacientes ya no puedan
pagarlos. Esto ocasionaría un derrumbe de la demanda de esa medicina, dijo Mick
Kolassa, un ex funcionario de fijación de precios de la industria farmacéutica
que ahora es asesor de empresas en Medical Marketing Economics LLC. Sin
embargo, las empresas deben equilibrar esas preocupaciones con las presiones
que enfrentan para mantener su negocio, incluyendo las presiones de los
accionistas.
Cuando las empresas farmacéuticas
discuten los costos de los medicamentos con inversionistas y analistas, “he
escuchado que ellos preguntan, ‘¿por qué no suben el precio?’. Nunca he
escuchado a nadie preguntar ‘¿por qué no bajan de precio?’”, dijo Kolassa.
Valeant, basada en Canadá, lidera
esta tendencia. Desde 2011 aumentó al menos 20% sus precios de lista unas 122
veces, según dijo Needham & Co. en una nota de investigación.
Isuprel y Nitropress, los
medicamentos para el corazón que Valeant compró a principios de este año, han
sido ítems básicos de la atención médica durante décadas. Los médicos utilizan
Isuprel durante los procedimientos de tratamiento de problemas del ritmo
cardíaco, y dan Nitropress a pacientes de emergencia cuya presión arterial ha
trepado a niveles de peligro mortal. Los médicos dicen que hay pocas buenas
alternativas para esta medicina.
Valeant estaba interesada en esas
drogas en parte porque, a pesar de que habían perdido la protección de
patentes, aún no tenían la competencia de genéricos, dijo una persona
familiarizada con el asunto. La incorporación de esas dos drogas también le
permitiría ampliar su cartera de medicamentos administrados en hospitales, dijo
la fuente.
Luego de que Valeant acordara
comprar los dos medicamentos a principios de enero, la empresa contrató a un
consultor para analizar sus precios. El consultor determinó que los precios no
reflejaban los beneficios que esos medicamentos traían a los pacientes y los
costos que los hospitales ahorraban al usarlos, dijo la persona. Valeant
decidió entonces elevar el precio. El precio de lista de una ampolla de un
mililitro de Isuprel, empleada en el tratamiento para los ritmos anormales del
corazón, saltó de US$215,46 a US$1,346.62, según Truven. Una ampolla de dos
mililitros de Nitropress, una droga que combate la presión arterial
peligrosamente alta y la insuficiencia cardíaca aguda, aumentó de $ 257,80 a $
805,61.
Pero los precios no son el
principal motor del crecimiento orgánico de Valeant, que apuesta a altos
precios y también más ventas, dijo la persona.
Las condiciones de la venta de
las drogas de Marathon Pharmaceuticals a Valeant no fueron reveladas. El año
pasado, Isuprel aportó US$103 millones de ventas Marathon, una compañía que no
cotiza en bolsa, mientras que Nitropress vendió US$58 millones, de acuerdo con
el analista de Jefferies & Co. David Steinberg. Steinberg espera que esos
aumentos ayuden a Valeant a tener ventas muy superiores en 2015.
El sistema de salud Ascension,
que opera 131 hospitales en todo EE.UU., calcula que los aumentos triplicarán
su gasto en medicamentos de este año a US$8 millones. Richard Fogel, un
cardiólogo del St. Vincent Heart Center en Indianápolis, dijo que ante la falta
de buenas alternativas, en determinadas situaciones no tiene más opciones que
seguir usando ese par de medicinas.
“Es muy frustrante, especialmente
cuando tratamos de desarrollar nuevos sistemas para el mejor cuidado y una
atención más eficiente de nuestros pacientes”, dijo.
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