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viernes, 15 de mayo de 2015

farmacéuticas

Las farmacéuticas de EE.UU. compran rivales, luego suben los precios


The Wall Street Journal. - ‎  ‎mayo‎ de ‎2025
El 10 de febrero, Valeant Pharmaceuticals International Inc. compró los derechos de un par de vitales medicamentos para el corazón. El mismo día, sus precios de lista se incrementaron 525% y 212%, respectivamente.

Ninguna de esas dos drogas—Nitropress e Isuprel—había sido mejorada como resultado de una inversión cuantiosa en trabajos de laboratorio o pruebas en humanos, dijo Valeant. Tampoco había ocurrido que el fabricante acabara de mudarse a una costosa nueva planta. El gran cambio fue simplemente el cambio de dueños de las drogas.

“Nuestro deber es con nuestros accionistas y maximizar el valor” de los productos que vende Valeant, dijo Laurie Little, una portavoz de la compañía. “A veces eso involucra al precio, a veces al volumen”.

Más farmacéuticas están comprando medicamentos que ven como subvaluados para luego aumentar sus precios. Esta es una de las muchas tácticas usadas por esta industria, como lo es subir precios de medicamentos propios más antiguos y después lanzar nuevos tratamientos con esos medicamentos a un precio muy superior. Todo esto eleva el costo de los medicamentos para las prestadoras de servicios de salud.

Desde 2008, los precios de los medicamentos con marca aumentaron 127% en comparación con el aumento de 11% en el índice de precios al consumidor de EE.UU., de acuerdo con Express Scripts Holding Co., una administradora de coberturas de salud en el segmento farmacéutico. En una nota de investigación de junio de 2014, el banco de inversión Needham & Co. señaló que en los dos años y medio previos había habido tantos aumentos de precios de 50% como en la década anterior.

Para las compañías farmacéuticas, aumentar sus precios es una manera fácil de aumentar su facturación sin tener que pasar por años de costosa y arriesgada investigación para desarrollar nuevos medicamentos.

Las ganancias ayudan a financiar la investigación de las empresas, dice Paul Howard, director de políticas de salud del Manhattan Institute. Esos aumentos, según Howard, sirven para ajustar los precios de las drogas en función del valor que éstas proporcionan a pacientes y hospitales. A su vez, los rendimientos sirven para pagar la fabricación y mercadeo de la droga, e incluso investigaciones adicionales “que ofrezcan más valor a los pacientes”, dijo.

Hasta ahora, el impacto de estos aumentos en el gasto total de salud ha sido limitado. En EE.UU., los alimentos que se venden con receta representan sólo alrededor de una décima parte de los costos de atención de salud, y el gasto en medicamentos —que el año pasado llegó a US$376.000 millones— ha aumentado de forma relativamente lenta en los últimos años. Esto se debe a que muchos de los medicamentos más vendidos han perdido la protección de patentes y han sido reemplazados por otros genéricos, de más bajo precio.

Pero hospitales y administradoras de prestaciones farmacéuticas están cada vez más preocupados por tener que absorber mayores costos. No hay muchos vencimientos de grandes patentes en el horizonte, lo que significa que habrá un menor número de medicamentos genéricos baratos con qué compensar el aumento de precios de los medicamentos de marca.

Algunas aseguradoras y otros prestadores de servicios de salud se quejan que ya están sintiendo el golpe de los grandes y repentinos aumentos en los precios de drogas como Isuprel y Nitropress.

Cleveland Clinic dice que el aumento del precio de esos dos fármacos de Valeant agregó inesperadamente US$8,6 millones a su presupuesto anual para la compra de medicamentos (alrededor de US$122 millones), un aumento de 7%. Al igual que otros centros de salud, Cleveland Clinic paga por los medicamentos que administra y luego recibe un reembolso de la entidad que asegura al paciente, esperando que éste cubra el gasto. En general, los hospitales pagan los medicamentos a un costo mayorista (conocido en EE.UU. como precio promedio mayorista), menor que el precio de lista para el consumidor directo. Aun así, el aumento se siente.

“Ya estamos bajo una enorme presión para reducir costos debido a los cambios [en el sistema] de reembolsos introducidos por la reforma de salud”, dijo Scott Knoer, director de farmacia Cleveland Clinic. Knoer tenía la esperanza de poder reducir este año su presupuesto para medicamentos en US$10 millones, pero el aumento de los dos fármacos echó por tierra sus expectativas. “De un solo golpe [el aumento] eliminó casi todos los ahorros que habíamos proyectado lograr”, dijo, y agregó: “Vamos a tener que reducir costos, pero no tenemos un plan todavía”.

Las empresas pagan cada vez más por los medicamentos a los que luego le suben el precio. A principios del año pasado, Mallinckrodt PLC pagó US$1.400 millones por Cadence Pharmaceuticals, a pesar de que las ventas previstas para 2013 de la joya de la corona de esta compañía, las inyecciones analgésicas Ofirmev, eran de sólo US$110,5 millones, según surge de una conferencia telefónica de Mallinckrodt con analistas en la que se discutió la transacción.

Tres meses más tarde, el precio de lista de un paquete de 24 unidades de Ofirmev aumentó casi dos veces y media, a US$1.019,52, según Truven Health Analytics, una firma de datos de salud que publica los precios promedio mayoristas, en base a información provista por las compañías farmacéuticas.

“Parecía un asalto a mano armada”, dijo Erin Fox, directora del servicio de información sobre drogas de la Universidad de Utah Health Care. Después del aumento, tres de los cuatro hospitales del sistema de salud de Salt Lake City pasaron a gastar unos US$55.000 al mes en esa droga, cuando antes pagaban entre US$20.000 y US$25.000 al mes, dijo Fox. Para bajar costos, el sistema intentó dirigir a los médicos hacia medicamentos alternativos, pero aun así gasta en conjunto alrededor de US$40,000 al mes en ese medicamento.

Antes de elevar su precio, Ofirmev estaba perdiendo dinero, dijo Mallinckrodt. Incluso con el nuevo precio, los hospitales que usan la droga ahorran miles de dólares en el costo de hospitalización de los pacientes.

Los aumentos de precios pueden ser muy lucrativos para las empresas. Tras comprar los derechos de las pastillas analgésicas Vimovo de AstraZeneca a finales de 2013, Horizonte Pharma PLC aumentó el precio de la droga. El 1 de enero de 2014, su primer día de venta como un producto de Horizonte, el precio de lista de Vimovo en su envase de 60 tabletas pasó a US$959,04 dólares, un aumento de 597%, según Truven.

El 1 de enero de este año, Horizonte ajustó de nuevo el precio de Vimovo a US$1.678,32, dijo Truven.

El año pasado, las ventas de Vimovo llegaron a US$163 millones, un aumento de US$20 millones respecto de la ventas de 2013, a pesar de que la droga fue recetada menos por los médicos, dijo Horizon. En los dos primeros meses de este año, la droga tuvo ventas por US$50 millones, según IMS Health.

Horizonte dijo que uno de sus principales objetivos “es y siempre será garantizar un limitado impacto financiero en el paciente” y que alrededor de 97% de los pacientes de Vimovo no tienen que pagar un centavo gracias a los esfuerzos de la compañía.

Los laboratorios no quieren subir los precios hasta un punto en que los hospitales o los pacientes ya no puedan pagarlos. Esto ocasionaría un derrumbe de la demanda de esa medicina, dijo Mick Kolassa, un ex funcionario de fijación de precios de la industria farmacéutica que ahora es asesor de empresas en Medical Marketing Economics LLC. Sin embargo, las empresas deben equilibrar esas preocupaciones con las presiones que enfrentan para mantener su negocio, incluyendo las presiones de los accionistas.

Cuando las empresas farmacéuticas discuten los costos de los medicamentos con inversionistas y analistas, “he escuchado que ellos preguntan, ‘¿por qué no suben el precio?’. Nunca he escuchado a nadie preguntar ‘¿por qué no bajan de precio?’”, dijo Kolassa.

Valeant, basada en Canadá, lidera esta tendencia. Desde 2011 aumentó al menos 20% sus precios de lista unas 122 veces, según dijo Needham & Co. en una nota de investigación.

Isuprel y Nitropress, los medicamentos para el corazón que Valeant compró a principios de este año, han sido ítems básicos de la atención médica durante décadas. Los médicos utilizan Isuprel durante los procedimientos de tratamiento de problemas del ritmo cardíaco, y dan Nitropress a pacientes de emergencia cuya presión arterial ha trepado a niveles de peligro mortal. Los médicos dicen que hay pocas buenas alternativas para esta medicina.

Valeant estaba interesada en esas drogas en parte porque, a pesar de que habían perdido la protección de patentes, aún no tenían la competencia de genéricos, dijo una persona familiarizada con el asunto. La incorporación de esas dos drogas también le permitiría ampliar su cartera de medicamentos administrados en hospitales, dijo la fuente.

Luego de que Valeant acordara comprar los dos medicamentos a principios de enero, la empresa contrató a un consultor para analizar sus precios. El consultor determinó que los precios no reflejaban los beneficios que esos medicamentos traían a los pacientes y los costos que los hospitales ahorraban al usarlos, dijo la persona. Valeant decidió entonces elevar el precio. El precio de lista de una ampolla de un mililitro de Isuprel, empleada en el tratamiento para los ritmos anormales del corazón, saltó de US$215,46 a US$1,346.62, según Truven. Una ampolla de dos mililitros de Nitropress, una droga que combate la presión arterial peligrosamente alta y la insuficiencia cardíaca aguda, aumentó de $ 257,80 a $ 805,61.

Pero los precios no son el principal motor del crecimiento orgánico de Valeant, que apuesta a altos precios y también más ventas, dijo la persona.

Las condiciones de la venta de las drogas de Marathon Pharmaceuticals a Valeant no fueron reveladas. El año pasado, Isuprel aportó US$103 millones de ventas Marathon, una compañía que no cotiza en bolsa, mientras que Nitropress vendió US$58 millones, de acuerdo con el analista de Jefferies & Co. David Steinberg. Steinberg espera que esos aumentos ayuden a Valeant a tener ventas muy superiores en 2015.

El sistema de salud Ascension, que opera 131 hospitales en todo EE.UU., calcula que los aumentos triplicarán su gasto en medicamentos de este año a US$8 millones. Richard Fogel, un cardiólogo del St. Vincent Heart Center en Indianápolis, dijo que ante la falta de buenas alternativas, en determinadas situaciones no tiene más opciones que seguir usando ese par de medicinas.


“Es muy frustrante, especialmente cuando tratamos de desarrollar nuevos sistemas para el mejor cuidado y una atención más eficiente de nuestros pacientes”, dijo.

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