Cómo funciona la escuela que financia Mark
Zuckerberg
Infobae - miércoles, 13 de mayo de 2015
Repensar la educación es una idea
muy ambiciosa y para muchos necesaria. Así fue como el ideólogo de lo que
muchos ya consideran la "fórmula revolucionaria" del aprendizaje, Max
Ventilla, cruzó esta barrera y se animó. Fue en 2012 cuando el entonces
directivo de Google entendió que la brecha entre los estudiantes y los
profesores puede volverse más estrecha con el uso de la tecnología y que sólo
se trataba de combinarlas. Este fue el inicio de las AltSchool.
Según su mirada crítica, las
escuelas de hoy tienen de común denominador llevar la enseñanza a la media en
vez de a cada niño en particular. Esto lo llama "la tiranía de la
mayoría" y dice que es un tema omnipresente en las escuelas, tan
preocupante como comprensible. "Si yo te pidiera que fueras a enseñarle a
veinte niños de 9 años, algunos que no quieren estar en esa clase, todos con
muy diferentes intereses y necesidades fluctuando a lo largo del día, es
probable que también sigas ese modelo de fábrica que usamos en la
educación", dice a Wired. "Partirías el día en segmentos de 45
minutos. Acomodarías a los niños, y si alguien fuera molesto, lo amonestarías;
o si vieras que están aburridos, seguirías y esperarías que suene el
timbre".
Parece que no necesita ser un
experto en reforma educativa para saber que esta no es la mejor manera de
asegurar que los niños participen y se involucren en su educación. Ventilla
creía que era posible solucionar estos problemas sistémicos si él y su equipo
empezaban de cero, no sólo en la construcción de la tecnología que usarían en
la escuela sino también de la propia escuela, pero de una manera totalmente
diferente. Una enorme red de escuelas pequeñas que se unan en un eje central.
Entonces dejó Google en 2013 y lanzó así la primera AltSchool.
La apuesta de Mark Zuckerberg
El joven fundador de Facebook se
está convirtiendo en uno de los filántropos más generosos de Estados Unidos. Es
uno de los más destacados activistas por la reforma escolar y hoy AltSchool
parece ser su gran apuesta. A través de su inversión sin fines de lucro en la
educación, Zuckerberg ha contribuido en gran parte en la ronda de financiación
conjunta para AltSchool con 100 millones de dólares.
La ronda también incluye
inversores como Andreessen Horowitz, el administrador de fondos de inversión libre
Peter Thiel, el fundador de eBay, Pierre Omidyar, y Laurene Powell Jobs, la
viuda de Steve Jobs.
La inversión alcanza una
financiación total para las AltSchool de 133 millones de dólares, pero además,
uno de los elementos más importantes, es que las mentes más brillantes de
Silicon Valley -lugar al sur de California que aloja a las mayores
corporaciones de tecnología del mundo- ya la consideran como la esperanza para
el futuro de la educación. Sus usuarios, los padres, llegan por miles y eso se
traduce en un gran ingreso económico.
¿Cómo funciona el método
Montessori 2.0?
A Max Ventilla le gusta llamar el
enfoque de AltSchool "Montessori 2.0". El método Montessori se centra
en dejar que los niños aprendan principalmente a través de proyectos
independientes en vez de la instrucción directa. Fue desarrollado hace aproximadamente
un siglo y si su fundadora, María Montessori viviera, los impulsores de esta
idea creen que ella también habría propuesto el uso de herramientas
tecnológicas para gestionar el caos de un aula personalizada.
Es un experimento con una
filosofía educativa de aprendizaje centrada en el estudiante
El enfoque, que muchas escuelas
han adoptado, sostiene que los niños deben perseguir sus propios intereses, a
su propio ritmo y con este fin AltSchool mezcla la tecnología para poder crear
una experiencia educativa superior.
Sus escuelas, que para el próximo
año ya serán ocho, funcionan desde el jardín de infantes hasta el octavo grado
-lo que corresponde en Argentina al nivel educativo inicial y primario- y no
tienen administradores, no hay gimnasios, cafeterías ni pasillos. No hay
informes de calificaciones ni timbres que señalen a qué hora comienzan las
clases.
¿Cómo funciona entonces? Cada
estudiante obtiene su propio iPad o Chromebook, dependiendo de su edad, y sus
propias listas de materias, que son listas semanales de actividades
individuales y de grupo hechas a la medida de las fortalezas y debilidades
específicas de cada niño mientras se hace un seguimiento de cada estudiante, su
progreso y los obstáculos y debilidades que muestra.
También, habrá una plataforma
digital llamada My.AltSchool, que sirve precisamente para realizar un
seguimiento de las listas de los estudiantes . En la jerga, estas actividades
se denominan "tarjetas". Los estudiantes inician sesión en el sitio
web My.AltSchool, abren sus listas y ven una serie de 20 a 25 tarjetas de
actividades que los profesores tienen seleccionadas especialmente para ellos.
Estas actividades pueden ser por
ejemplo, ver un video en línea, completar un ejercicio de matemática, escribir
un aviso, etc. No todo es online pero la gran mayoría sí y es guardado en la
aplicación para mantener informados a los maestros, que pueden hacer las
tarjetas ellos mismos o buscar la que otros profesores hayan hecho.
Paul France, uno de los maestros,
reconoce que la construcción de estas tarjetas desde cero lleva mucho tiempo y
esto es porque además deben asegurarse que encajen en el llamado "plan de
aprendizaje personalizado" de cada estudiante. Este plan de aprendizaje
podría darle en cierto estudiante prioridad a las matemáticas por sobre la
lectura o enfatizar las habilidades de gestión del tiempo, entre otros
conceptos necesarios.
Un aspecto muy importante además,
es que tanto France como sus colegas trabajan regularmente con el equipo de
ingeniería y programación arreglando detalles en los productos existentes y
ayudando a los programadores, que pasan la mayor parte del día mirando una
computadora, a entender cómo es la vida dentro de un aula.
Este trabajo conjunto trajo
resultados como la creación de una aplicación de asistencia que los estudiantes
utilizan para chequear cuándo entran y salen del campus. Han desarrollado un
sistema de cámaras llamado AltVideo para capturar lo que sucede en el aula y
ayudar en el proceso de evaluación. Además, están trabajando en un sistema de
recomendación para los profesores, no muy diferente del que utilizan las
empresas como Amazon y Netflix. Esta herramienta tendría en cuenta todo lo que
sabe acerca del My.AltSchool de cada estudiante: su lista de actividades, la
forma en que aprende, cuáles son sus puntos fuertes y débiles y así poder
recomendarle actividades. "Sería genial si el sistema pudiera darse cuenta
de que Johnny es un aprendiz auditivo, que ama a los castillos, y que está
luchando para entender la estimación matemática", dice Raj Bhatia,
vicepresidente del producto, quien adelantó que una primera versión de esta
herramienta es probable que esté disponible este año.
Una de las maestras trabaja con
dos alumnos
Tecnología educativa y educación
personalizada: ¿la fórmula revolucionaria?
Dos movimientos de rápido
crecimiento en la educación. Por un lado, la tecnología educativa -la Ed-Tech-
y las aplicaciones para escuelas que están surgiendo y por el otro lado las
decenas de escuelas progresistas que se manejan con este concepto de
personalizar la educación. AltSchool está haciendo ambas, con la esperanza de
que se aplique también a otras escuelas públicas y privadas.
El objetivo de Ventilla es armar
un "sistema operativo para una educación del siglo XXI" y patentarlo
para el sistema educativo en general. Eso puede significar que escuelas
públicas, por ejemplo, accedan a estas herramientas.
Sin embargo, hay muchos riesgos
que enfrentar aún. Es que ya hubo varios intentos de reformas educativas que
han fracasado y proyectos como este son puestos en duda. "El mayor fracaso
de la tecnología en las escuelas es que la gente pensaba que había algo de
valor inherente a la tecnología, en lugar de decir que el único valor de la
tecnología es que mejora y potencia la enseñanza e involucra a los niños",
dice Joel Klein, ex canciller del sistema de escuelas públicas de la Ciudad de
Nueva York y actual jefe de la empresa de EdTech de NewsCorp, Amplify.
"Mucha gente miró esto a través de la lente tecnológica en lugar de la
lente de la enseñanza, y eso es un gran error."
Otro problema son los factores
sociales. Principalmente porque el sistema y las tecnologías educativas están
siendo puestas a prueba en un grupo demográfico diferente al de los niños que
asisten a la escuela pública. Alrededor del 40 por ciento de los estudiantes de
AltSchool reciben algún tipo de ayuda económica pero cualquier escuela donde el
60 por ciento de las familias pueden permitirse el lujo de pagar 21 mil dólares
por año en la matrícula todavía es bastante exclusiva.
Según los estándares de Silicon
Valley, AltSchool ya es un éxito. Pero el mundo de la educación no funciona
según estos criterios y Max Ventilla y su equipo todavía tienen que demostrar
que es más que una escuela privada para la élite tecnológica y que realmente se
puede hacer una diferencia en algunas de las escuelas más necesitadas. Ventilla
promete que este no será el caso de los tantos que solucionan un problema de
muchos sólo para pocos: "Si sólo fuéramos a impactar en los estudiantes
ricos de escuelas privadas, creo que ninguno de nosotros estaría haciendo lo
que está haciendo", explica. "Pero sí creemos que este es el lugar
correcto para empezar".
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