Pistas útiles del ‘código’ open data
FORBES-14 de Junio de 2016
Open data puede cambiar la forma
como se hace investigación, acortar tiempos para descubrir curas a
enfermedades, fomentar la convivencia en un mundo con menos muros y más
libertad.
Si todos los que me leen son más
o menos contemporáneos deben de recordar la aclamada novela El Código Da Vinci.
Recuerdo cómo la devoré. No podía parar de leer. Incluso recuerdo amigos que la
tomaban como fiel testimonio de la realidad en que la iglesia se esfuerza por
ocultar los grandes misterios del mundo. No es su culpa, son sólo víctimas de
la educación positivista impartida en este país.
Sin embargo, la aclamada, muy
bien vendida y filmada novela de Brown podría tener un desenlace y un cambio
radical en la trama si estuviese siendo escrita ahora:
Un asesinato en el Louvre y
algunas pistas en pinturas de Da Vinci llevan a descubrir un misterio protegido
por una sociedad secreta por más de 2,000 años. Este descubrimiento, se
sospecha, podría cimbrar los pilares del cristianismo. Robert Langdon propone
introducirse a la Biblioteca Vaticana para acceder a manuscritos milenarios que
sustenten esta teoría… Sophie Neveu (que probablemente sería una millennial)
ríe, saca su smartphone y teclea Biblioteca Vaticana en Google. (“Digitalize to
Disclose” se lee en la primera línea.) Dos páginas salen en los dos primeros
lugares (la gente del Vaticano hace un buen trabajo de search engine
marketing).
Esto, lectores, es open data….El
concepto no es nuevo, pero su definición formal lo es. Aunque tengo amigos que
me criticarían por usar Wikipedia como fuente, me tomaré la libertad, pues,
especialmente en esta entrada de mi blog, el acceso a la información abierta y
sin restricciones es protagónica.
Wikipedia define open data como
“cualquier pieza de información que es libre para ser utilizada, reusada y
redistribuida sujeta sólo al requisito de dar crédito al autor”.
Open data puede referirse a
mapas, información sobre el genoma, ciencia o biodiversidad; esto hace que se
enfrente a restricciones de patentes, copyrights, licencias, etc., pero sus
principales defensores afirman que estas restricciones atentan contra el bien
común.
Alejándonos de esta discusión,
que puede rayar en lo bizantino, la realidad es que open data no podría estar
mejor representado que por estas palabras de Luciano Ammenti, CIO de la
Biblioteca Vaticana, en una entrevista que le hizo mi amigo Leandro Africano
para la Revista Pulso en Argentina: ”Los documentos dentro de la biblioteca no
son del Vaticano, sino de la gente.”
Y se refiere tanto a textos del
cristianismo como a incunables obras de Homero, Sófocles, Dante y la primera
edición de la Biblia, entre otros. Más de 80,000 manuscritos y 8,900 documentos
que ahora podrán ser consultados por cualquiera más allá de la sala barroca,
cuyo cupo es de 200 personas. Consulten @vaticanlibrary para más información,
porque, por cierto, el Vaticano es totalmente “social media savvy”.
También quiero compartir un
proyecto que es otro GRAN ejemplo de open data: se llama ScienceOpen.com, que
es el hijo de un gran amigo que cree que todos podemos hacer un poquito para
que este mundo sea un lugar mejor.
Science Open es un gran
repositorio de datos que da acceso abierto a publicaciones de investigación
científica. Ofrece casi 13 millones de artículos de más de 9 millones de
autores, clasificados y consultables por relevancia y contexto de forma global.
Esto, en un mundo de amenazas
globales como las últimas pandemias, no es menor. Science Open se convierte en
una opción para compartir soluciones globales a estos problemas.
La misma Organización Mundial de
la Salud está utilizando Science Open para compartir la investigación sobre el
virus del zika. Y se preguntarán: ¿quiénes comparten su información? Pues hay
de todo: institutos, científicos, ganadores de Premios Nobel, es más, mientras
escribo esto están siendo compartidas colecciones gigantescas como la de
SciELO, un gran ejemplo de open data científica en Latinoamérica.
“La información es poder” es una
frase muy trillada, pero definitivamente creo que si el acceso a la información
puede cambiar la trama de una novela de manera tan radical, esa accesibilidad
puede cambiar la forma en que se hace investigación, acortar los tiempos en que
se descubren curas a enfermedades, y así fomentar la convivencia en un mundo
con menos fronteras, menos muros, menos prejuicios y más libertad.
Alfredo Taborga-Idealista sin
remedio, cínico y pragmático. Mexicano orgulloso, germanófilo, viajero
incansable, amante del arte, la cocina, mi perro y marketero en EMC.
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