El cliente de hoy no perdona
FORBES- 6 de Junio de 2016
Para que el cliente no te
abandone tienes que asumir que es “despiadado”, “insensible” y “desleal”, y
mejorar constantemente la experiencia del consumidor como el verdadero
diferenciador.
Los mercadólogos juramos que a
partir de elaboradas estrategias, programas dedicados con actividades
promocionales, exquisitas piezas publicitarias y una impecable ejecución
tendremos como resultado, y por decreto, consumidores leales que nos darán su
dinero sin miramientos, sin cuestionar, deseosos de tener más y más de nuestros
productos.
Marcas como Apple, Marlboro,
Coca-Cola, Microsoft, Sony y otras tantas han demostrado lograr un interesante
nivel de lealtad, de identificación y de “adoración” hacia aquellas marcas que
representen nuestro estándar deseado de vida, y no necesariamente el actual.
Aun así, un religioso de su
iPhone puede cambiar de último momento su nuevo dispositivo por un Samsung, o
un leal usuario de Chrysler puede cambiar de marca después de varios autos en
su haber ante una oferta atractiva (que no sería difícil). ¿Y esto de qué
depende?
Tenemos que asumir que nuestros
consumidores son “despiadados”, “insensibles” y “desleales”.
En mi opinión y análisis muy
particular, la gran mayoría de las empresas son las responsables de perder a sus
clientes, más que su propia competencia. Y la razón radica en la importante
falta de entendimiento de lo que llamo “la ruta del consumidor”, que consiste
en mapear o graficar todo detalle del recorrido que hace el consumidor, desde
que adquiere noción de nuestra existencia hasta tiempo después de comprar y
utilizar nuestro producto o servicios.
Se trata de elaborar un ejercicio
consultivo interno, que consiste en documentar todo aquel punto de contacto que
pudiera tener un potencial cliente. En ocasiones el viaje del cliente comienza,
y termina súbitamente con la negativa actitud de una recepcionista, que tuvo un
mal día y no fue cordial al teléfono o en persona.
Los medios ATL, BTL o directos,
la gestión en redes sociales, y los canales de distribución deben ser
analizados con detalle para entender si en algún punto de sus procesos
existiese una “gotera”, una falla, un aspecto que impacte la motivación a
continuar con la ruta del cliente.
Este tipo de ejercicios debe
hacerse desde una perspectiva interna y no depender de la investigación de
mercados para obtener la retroalimentación deseada. En nuestro contexto
cultural, la mayoría de los consumidores ocultan su decisión y puntos de vista,
no gustan de confrontar o criticar abiertamente a una marca, por lo que se hace
muy complicado depender de la información externa para documentar la ruta del
cliente.
Tenemos que asumir que la
competencia no nos arrebata a los clientes; son ellos los que nos abandonan
porque algo falla en el proceso. Y no quiero hablar del “servicio al cliente”,
que debe mirarse como un estándar del mercado. Tenemos que observar y mejorar
constantemente la experiencia del consumidor como el verdadero diferenciador, y
procurar su mejora continua.
Un excelente ejemplo a seguir es
Cinépolis. El modelo de negocio de las salas de cine no ha cambiado mucho en
realidad, pero Cinépolis ha entendido cómo mejorar la experiencia, desde
generar diferentes formas de pago y reservación de asientos, salas más cómodas,
hasta facilitar la compra de alimentos en dulcería. Sin duda, la experiencia de
ir al cine ha cambiado radicalmente y para bien en años recientes. De ahí sus
resultados y su expansión internacional.
Aun así, empresas como Cinépolis
deben continuar la vigilancia de esta ruta del cliente. Si la calidad de las
palomitas empeora, o el gerente de una sucursal se niega a devolverle su dinero
a un cliente enojado, o cualquier detalle así, eventualmente puede tirar todo a
la basura.
Repito, la competencia no nos
quita los clientes; ellos se van por nuestra culpa.
Abraham Geifman-Consultor en
mercadotecnia y redes sociales. Autor del libro ‘Mercadotecnia con Salsa’.
Conferencista, docente y columnista de CNN Expansión y Merca 2.0.
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