El Brexit despertará al nacionalismo bárbaro
FORBES- 24 de Junio de 2016
La polarización como tendencia ha
llegado a su ‘tipping point’, y sin darnos cuenta, nacionalistas como Donald
Trump podrían ser gobernantes en muy poco tiempo.
Es un momento histórico. También
histérico… La economía global no ha terminado de superar el cambio en los
precios del petróleo y sus consecuencias, para tener que empezar a vivir el
reajuste del Reino Unido y su poderosa libra esterlina.
Tiemblan los bancos que tenían a
Londres como su sitio seguro. Tiemblan las empresas de transporte europeas que
subsisten del poderoso sistema de transporte inglés. Tiemblan las bolsas que de
nuevo verán volatilidad mientras los capitales migran de nuevo. Tiemblan los
bancos centrales de todo el mundo ante el drástico cambio que sufrirán sus
monedas como consecuencia de este torbellino.
La polarización como tendencia
que mueve el entorno económico, social y cultural ha llegado a su ‘tipping
point’, y sin darnos cuenta, algunos nacionalistas de extrema como Marine
LePen, Donald Trump y Boris Johnson podrían terminar liderando Francia, Estados
Unidos e Inglaterra al mismo tiempo, en no menos de dos años. Una idea que
asusta hasta a los más derechistas.
Más de 33 millones de ingleses
(81% de participación electoral) salieron a votar, y la respuesta ha sido su
inminente separación de la Unión Europea. ¿Cuál ha sido la respuesta de su
contraparte? “Esperamos la salida de Reino Unido lo más pronto posible, por más
dolorosa que sea. No estamos dispuestos a negociar nada”, dijo Jean-Claude
Juncker, presidente de la Comisión Europea.
Para América Latina, los efectos
del Brexit son menores, si se tiene en cuenta que para la mayoría de la región
las exportaciones a Reino Unido no significan más del 2%, y que, exceptuando el
caso de cuatro países de la región, la mayoría de los latinos necesitan una
visa para entrar a Londres.
Esta lejanía también está
relacionada con la inmensa diferencia de ingreso que hace muy difícil para
muchos visitar Reino Unido o generar negocios en libras, lo que al final genera
una distancia cultural.
Pero hay que pensar a largo plazo
más allá de la tasa de cambio del peso mexicano. El nacionalismo, ese discurso
que predica que abrir las fronteras le quita el trabajo a los locales,
desmantela la capacidad productiva y la competitividad, amplía las
posibilidades de amenaza a la seguridad ciudadana (desde el ladrón de calle
hasta el terrorismo), y el que la mejor manera de lograr “volver a ser el país que
fuimos” es cerrando las fronteras económicas y políticas está tomando forma en
una escala global.
Es evidente que éste puede ser un
efecto cadena y que podremos ver a las principales potencias del mundo dando un
paso atrás en el proceso de globalización. No importa cuántas veces Boris
Johnson diga que Inglaterra sigue siendo parte de Europa; es de público saber
que sus intenciones de ser primer ministro (que inspiraron su lucha por el
Brexit) buscan en el fondo crear el muro de Trump en su mejor versión “brit”,
haciendo que los refugiados musulmanes no puedan llegar allá.
Debemos prepararnos para que éste
sea uno de los escenarios de la humanidad de cara a 2020, inesperado para
muchos, deseado por otros y temido por muchos más. El nacionalismo en escala
global toma otro tamaño a partir de hoy, uno de esos cisnes negros que, sin
darnos cuenta, pueden cambiar el curso de la humanidad. Por ahora, el Dow Jones
sigue a la baja…
Luis Carlos Chacón J.-El autor es
Futurist de Bautista, una consultora de tendencias y estudios del futuro
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