EXCLUSIVA: Phil Zimmermann, el
encriptador que EU quería en la cárcel
FORBES- 6 de Junio de 2016
Phil Zimmermann fue el objetivo
de una investigación del gobierno estadounidense, que quería encarcelarlo por
crear el sistema de encriptación de correos electrónicos más usado en el mundo.
El mismo sistema que llevaría a Tim Cook, de Apple, a prisión por cuidar tu
intimidad.
Cuesta creer que este sonriente y
sonrosado señor que viste un traje azul marino cortado a la medida, barba de
candado y pelo cano, fuera una de las principales amenazas del gobierno de
Estados Unidos justo cuando el mundo hablaba de la Tormenta del Desierto y los
noticiarios daban cuenta con imágenes de satélite, que semejaban videojuegos,
cómo con alta tecnología, bombas inteligentes y espionaje, los militares
iraquíes eran obligados a dejar Kuwait cargando a sus muertos.
A principios de los 90, durante
al menos tres años, Phil Zimmermann fue el target de una investigación criminal
del gobierno estadounidense, que quería guardarlo en la cárcel por desarrollar
el sistema de encriptación de correos electrónicos más usado en el mundo.
El incidente pasó de noche para
la mayoría de los mortales. Hace un cuarto de siglo poco se hablaba de
encriptación, o el uso de matemáticas para modificar los escritos
intercambiados por correo electrónico y mensajes de texto y hacerlos
ininteligibles, excepto para la persona a la que van dirigidos. Hoy es algo
que todavía pocos entienden, pero ya es un tema que incluso los lectores de
noticias mexicanos abordan en sus horarios estelares como una más de las
informaciones que deben tener los televidentes para la toma de decisiones en
su día a día o, al menos, saber que tocar temas delicados a través de un
smartphone o un correo no es seguro ni en los países desarrollados.
Ejemplo reciente de esto es el
caso de Apple contra el FBI. Como Forbes le informó hace unas semanas, lo que
comenzó como una investigación sobre los acontecimientos que condujeron a un
tiroteo masivo en San Bernardino, California, el año pasado, unió a dos grupos
a menudo discordantes: las empresas de tecnología y los defensores de la
privacidad y la seguridad.
Google, Facebook y Microsoft
firmaron un acuerdo en apoyo de Apple, uniéndose a la American Civil Liberties
Union, la Electronic Frontier Foundation y decenas de empresas de tecnología
más que respaldan la oposición de la firma de Cupertino a las demandas del FBI
para ayudar a los investigadores que intentaban acceder al contenido del iPhone
que pertenecía al tirador de San Bernardino y presunto terrorista, Syed
Farook.
Varias asociaciones importantes
de la industria, incluyendo la Internet Association, The Internet
Infrastructure Coalition, así como AVG Technologies, firmaron un escrito
presentado por Andrew Bridges, socio de Fenwick & West en San Francisco,
quien trabaja para muchas de las empresas más grandes de Silicon Valley.
Otro escrito independiente,
encabezado por Twitter, eBay y LinkedIn fue presentado casi al mismo tiempo
por la firma Munger, Tolles y Olson, otro de los jugadores más importantes en
las disputas de propiedad intelectual de Silicon Valley.
Como es público, una juez federal
de Estados Unidos ordenó a Apple ayudar al FBI a desbloquear e ingresar a los
datos del iPhone, a lo que la compañía se opuso.
La reacción de apoyo de los
gigantes de Silicon Valley tiene un marcado contraste con su reacción inicial,
pues hace unas semanas, cuando Tim Cook, CEO de Apple, escribió una carta en la
que se comprometió a desafiar al FBI. Una mezcla de silencio y tibio respaldo
fue lo que se respiró.
Muchos en Silicon Valley
sintieron que la defensa pública de Apple representaba un riesgo político
demasiado alto, dado el temor que genera en el país la idea del terrorismo.
Los defensores de la privacidad y
la seguridad dicen que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha
aprovechado la fragilidad emocional de la sociedad luego del tiroteo para
establecer nuevos precedentes legales, mientras que los detractores argumentan
que Apple está apostando a su posición para impulsar las ventas de su próximo
iPhone.
Sostienen que forzar a las
empresas estadounidenses a debilitar sus métodos de encriptación haría que los
datos privados sean más vulnerables a ataques de hackers, minaría la seguridad
de internet y daría una ventaja competitiva a firmas en otros países.
“El gobierno está pidiendo a
Apple que entre a los sistemas de nuestros propios usuarios y que mine décadas
de avances en seguridad que protegen a nuestros clientes, incluyendo a decenas
de millones de ciudadanos estadounidenses, de piratas informáticos
sofisticados y cibercriminales”, afirmó Tim Cook en una carta a clientes
publicada en el sitio web de su empresa.
Al final, el gobierno rompió los
candados. El Departamento de Justicia estadounidense informó que había tenido
acceso con éxito a los datos del iPhone sin la ayuda de Apple, por lo cual
pidió a un tribunal revocar la orden judicial contra la empresa.
Matt Drange escribe en Forbes que
independientemente de los motivos el caso se mantendrá como punta de lanza en
un debate sobre seguridad nacional y el derecho a la privacidad mucho después
de que el siguiente teléfono inteligente salga al mercado.
En realidad no fue Apple ni
Microsoft ni Facebook.
Quien comenzó todo esto de
proteger la privacidad fue Zimmermann y es también quien corrió el riesgo
político antes que nadie percibiera que algo malo estaba gestándose alrededor
de la red. De hecho, la encriptación de Apple, y de la mayoría de las empresas
modernas que presumen seguridad, se basan en algo llamado PGP.
Dicho de otra forma, Phil
Zimmermann es considerado un visionario porque supo hace 25 años que se debía
proteger la privacidad de las personas, por eso, en 1991, creó Pretty Good
Privacy (PGP), un programa que soltó en internet para que cualquiera lo usara
contra los espías o el gobierno.
En los 90, su principal
motivación para desarrollar el encriptado eran las libertades civiles, no las
corporaciones, como nos explica.
“No había un ambiente tan hostil,
en la década de los 90 internet era principalmente para académicos, caballeros
que no leían el correo de otros caballeros, pero hoy, incluso desde el inicio
de 2000, hemos comenzado a ver un internet cada vez más hostil”, comenta.
Zimmermann recuerda que el
cifrado de las comunicaciones en 1990 era sofisticado para su tiempo en manos
de la mayoría de expertos en cómputo, pero no era lo suficientemente complejo
para los estados o para las compañías con recursos de sobra para vulnerar los
candados existentes.
Era también el final de la Guerra
Fría, comenzaba a avanzar la globalización y algunas compañías empezaban a
tener negocios en todo el mundo.
“Comenzaban a abrir fábricas en
países con mano de obra barata”, dice durante una charla con Arik Hesseldahl,
senior editor de re/ code, en el marco del CeBit, la feria de tecnología de
Hannover. Se trata de “países que también tenían gobiernos opresivos y un
ambiente agresivo de inteligencia y espionaje”, añade.
Zimmerman señala que las
amenazas que comenzaron a detectar las corporaciones globales en ese entonces
eran muy parecidas a las que sufrían los defensores de los derechos humanos,
quienes desde hace mucho han enfrentado principalmente a las naciones Estado.
Entonces Pretty Good Privacy
comenzó a convertirse cada vez más en una herramienta de negocios. El modelo de
protección de derechos humanos se parecía mucho a proteger a las empresas y sus
secretos.
Ciertamente el gobierno de
Estados Unidos interpretó el desarrollo de Zimmermann como un desafío. Pero
ponerlo en internet representaba que cualquier enemigo de los “americanos”
podía usarlo en contra de los propios “americanos”.
En retrospectiva, dice de esos
años, vivía muy estresado por las presiones del gobierno: “Asumía que iba a ir
preso y que no me iría bien en la cárcel”.
Para las autoridades de su país,
la exportación de software de encriptado era parecido a exportar armas y
bombas. “Esto tuvo el efecto secundario de hacer a PGP más popular”, según
Zimmermann.
La encriptación se ha convertido
en algo importante no solamente para proteger las libertades civiles, sino la
subsistencia de un negocio, “sirve para protegerte del crimen organizado”,
reitera.
“Si alguien entra y roba tus
archivos, no será capaz de leerlos. Entonces cada vez hay más racionales de
negocio alrededor de ello. Cuando finalmente inicié la empresa, PGP, en 1996, y
comencé a venderlo comercialmente, los únicos que estaban dispuestos a pagar
dinero eran empresas. Antes de eso era gratis para cualquiera”, agrega.
Zimmermann dice que ha estado
interesado en la telefonía desde mucho, antes que en correos electrónicos. En
1995 inventó el PGP phone, comenzó a venderlo en 1996, pero se vendieron apenas
unos 100 dispositivos.
Hoy está muy involucrado en una
empresa llamada Silent Circle. Rememora que un día recibió una llamada de Mike
Janke, ex Navy SEAL, la fuerza de élite de la Armada de Estados Unidos. Él
quería desarrollar una herramienta para que los militares estadounidenses le
hablaran a sus familias mientras estaban en alguna misión en el extranjero. Le
respondió que sí, que seguro sabía cómo desarrollar algo así. “El Pentágono les
prohibía usar Skype, y también eso y lo otro, pero no les daban ningún consejo
sobre qué usar”. Ese es el escenario que los motivó a pensar en el problema y a
crear una compañía.
BlackPhone, uno de sus
productos, fue originalmente una asociación Geeksphone, con una empresa
española que desarrolla teléfonos Android. A inicios del año pasado la firma
ibérica informó que se desprendía de 50% de su participación en el proyecto,
porque no podían cumplir con las excesivas exigencias financieras, por lo que
Silent Circle se quedó con el 100%. “Es un teléfono, un hardware, que corre
Silent Phone, nuestro software, que también es una app, que puede bajar de
Google Play Store, o para iOS, mucha gente nos usa más como aplicación, más que
comprar un teléfono”, dice Zimmermann.
El cofundador y científico en
jefe de Silent Circle explica que sus clientes son militares y empresas,
principalmente, corporaciones que trabajan en ambientes de corrupción y
espionaje elevados.
“Las compañías tienen mucho que
proteger” y mandan a sus empleados además a trabajar en ambientes peligrosos,
afirma Zimmermann.
“México, por ejemplo, puede ser
un ambiente peligroso. Un ambiente con mucha interceptación de comunicaciones
y no solamente del gobierno, tú sabes, cárteles de las drogas y crimen
organizado”, opina el experto.
Dice que en México si tu modelo
de seguridad incluye el secuestro, entonces tienes que estar preocupado por la
gente que espía tus comunicaciones, porque la intercepción de ellas da
información de dónde y a quién privar de la libertad.
Añade que en América Latina hace
mucho sentido tener encriptada la información, pues a veces son los gobiernos
los que espían, a veces el crimen organizado, y a veces los dos juntos en
alianza.
Zimmermann regresa a los 90 y
dice que se sabía culpable y que el gobierno tenía todas las herramientas para
meterlo preso. “Creí que me hallarían culpable cuando sacara la segunda versión
de PGP, porque había mucha actividad alrededor del software de gente de otros
países. En Europa, en Nueva Zelanda, entonces tenía muchas más vulnerabilidades
legales. Pero sucedió que el gobierno no se enfocó en el desarrollo de PGP,
versión dos, se enfocó en la versión uno y su publicación. Tenía más firmeza
en ese terreno. Es por ello que desecharon el caso”, narra.
El oriundo de New Jersey, que se
crió en Florida con el escaso apoyo económico que tenía en la familia, formada
por un conductor de camiones de cemento, y que se volvió ingeniero de software
en la Atlantic University en Boca Raton, dejó de ser acosado por las
autoridades en 1996.
“Muy poca gente estaba al tanto
de esto en los 90, pero hoy, hay muchísima cobertura de medios, de ataques a
nuestra privacidad, especialmente a través de internet. Es fácil de explicar
ahora”, cuenta Zimmermann.
Rechaza los rumores de que vive
en Suiza por ser perseguido político. “Eso es mentira, una mentira absoluta,
voy a Estados Unidos un par de veces al año, tengo familia ahí, tengo un
departamento ahí, visito muy a menudo mi país. Vivo en Génova, mi compañía
Silent Circle es suiza, estoy de tiempo completo en Europa pero viajo a menudo
a mi país”.
Aclara que Silent Circle no es
una amenaza para su gobierno y que los Navy SEALS usan su tecnología, el Silent
Phone. Al igual que las fuerzas especiales de Canadá, Australia y Reino Unido.
Dice que no ha hablado con Tim
Cook desde que comenzó a atacarlo el FBI, pero firmó el acuerdo de The
Electronic Frontier Foundation para apoyarlo: “No he tenido conversaciones
directas con él hasta el momento, pero mi consejo sería: ‘Espero que te aferres
a tus principios. Es importante para toda la gente que usa un iPhone, no se
trata de un teléfono. Cientos de miles de teléfonos serán afectados por esto
si hace lo que el FBI quiere’”.
Le preguntamos por Edward
Snowden, el ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados
Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), que vive exiliado en Rusia por filtrar
millones de archivos secretos a la opinión pública. ¿Es un héroe o un villano?
“¿Solamente tengo esas dos
opciones?”, revira Zimmermann. “Creo que Snowden hizo algo muy difícil de hacer
sin causar algún daño, pero era algo que debía hacerse, exponer la vigilancia
secreta de la NSA en territorio estadounidense contra los estadounidenses.
Pero no sé si había otra forma de hacerlo, de revelar sólo la vigilancia contra
los estadounidenses en su territorio. Y la razón por la que me enfoco en la
vigilancia doméstica de la NSA es porque en cada país alrededor del mundo la
vigilancia doméstica es la que causa más daño en la población local, cada
sociedad distópica es una sociedad vigilada. Cada gobierno tiene un servicio de
inteligencia en el extranjero, no creo que eso cause tanto daño en las
instituciones democráticas del país.
Zimmermann continúa: “Cuando
vemos que se causa un daño en las instituciones democráticas es cuando la
inteligencia se aplica contra su propia población. ¿Sabes?, la Stasi en
Alemania hizo un enorme daño a la gente del Este de Alemania. Si ellos espiaban
a estadounidenses en California, no les gustaría, pero no les preocuparía
mucho, porque no podrían venir y romper la puerta a mitad de la noche para
llevarlos a prisión en California. Entonces la amenaza es cuando lo hacen
contra su propia gente, cuando la Stasi vigilaba a los alemanes y podía
llevárselos y torturarlos y encerrarlos, ese era el problema. Entonces, la NSA
espiando a los estadounidenses es un problema mayor que la NSA espiando a
otros países”.
Espiar a tus socios no es
equivalente a espiar a tu propia gente, insiste el oriundo de New Jersey que
hoy vive en Suiza y con el que platicamos en Hannover.
“Significa que un gobierno puede
mantener el poder y que será difícil que lo pierda. La Stasi hacía imposible
oponerse al gobierno de Alemania del Este, la vigilancia del gobierno de China
hace casi imposible la formación de oposición.”
En Estados Unidos, señala, no se
ha llegado a ese nivel, pero una vez que tienes la infraestructura y la
institucionalizas, puedes tener un problema en gestación. “Si finalizas con la
democracia, gente mala puede ser electa, a veces gente muy mala”, advierte
Phil Zimmermann.
Tal vez por eso los políticos
estadounidenses veían en este hombre una amenaza hace un cuarto de siglo.
Hiroshi Takahashi-Sigue la
innovación con énfasis en lo social y los negocios. Formado en las redacciones
de Milenio Diario y Semanal, El Universal, El Financiero, larevista, Excélsior
y 24 HORAS…
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