Una tablet con Windows no es tan mala idea como
parece
El Confidencial - lunes, 16 de febrero de
2015
¿Quién no ha maldecido a su tableta cuando
escribiendo un texto largo no logra atinar con el dedo en la pantalla para
borrar una palabra? Son momentos como ese los que hacen que muchos sientan que
no pueden renunciar a usar un ordenador. Esta es una de las cosas que quizá
cambien con la llegada de Windows 10.
A pesar de que hoy son una minoría los que usan
tabletas con Windows, estas tienen algunas poderosas ventajas frente a un iPad
o una tableta Android. Las razones que explican que sean minoritorias son
principalmente la pobre experiencia que ofrece Windows 8 cuando usamos la
interfaz Modern UI y la escasez de aplicaciones específicamente diseñadas para
pantallas táctiles.
La nueva versión del sistema es el tercer
intento de Microsoft para que los que usen una tableta apuesten por Windows.
Tras tirar la toalla con la versión RT tampoco han logrado seducir a muchos
para que compren esos ordenadores disfrazados de tableta que son las Surface
Pro 3. El problema está en los 800 euros que cuesta el modelo más básico.
La gran duda con Windows 10 es si los
desarrolladores se decidirán a realizar aplicaciones universales, capaces de
adaptarse a ordenadores, tabletas y móviles. Para comprender de lo que estas
pueden ser capaces podemos fijarnos en algo que ya existe: Adobe añadió
funciones para que Photoshop CC en Windows 8 se viese y se usase de forma
diferente en una tableta que en un PC.
En las pruebas que hemos realizado con el
popular programa de retoque fotográfico con la tableta Energy Tablet Pro 9
Windows 3G, hemos podido comprobar que la adaptación tiene interés. A pesar de
que este modesto dispositivo, cuesta 240 euros, no tiene unas características
técnicas sobresalientes, el programa se desenvuelve más o menos bien en su
pantalla de nueve pulgadas en sesiones de trabajo cortas.
Las bazas de Windows en tabletas
La gran debilidad de las tabletas que usan
Windows 8 es a su vez su gran ventaja: pueden usar aplicaciones de PC. Esto
frena la creación de aplicaciones pensadas para pantallas táctiles, pero
también permite que cuando queramos seguir trabajando con un monitor, un
teclado y un ratón no tengamos que cambiar de dispositivo.
A día de hoy Windows 8 también es el único
sistema que permite trabajar comodamente con multitarea mostrando varias
aplicaciones a la vez en la pantalla, bien sea con Modern UI o con el clásico
escritorio de Windows. Samsung ha intentado algo similar con la interfaz
Magazine UX, pero sólo un puñado de aplicaciones Android han sido adaptadas
para poder usarse en ese entorno multiventana, y aunque se rumoreó en su día
que iOS 8 permitiría en iPad trabajar con dos aplicaciones a la vez en
pantalla, de momento esa función no ha dado señales de vida. No es
descabellado, sin embargo, pensar que los rumores que existen del lanzamiento
de un iPad Pro guardan alguna relación con la llegada de Windows 10 y sus
aplicaciones universales.
Otra gran ventaja de una tableta con Windows es
que puede interactuar con muchos más dispositivos que un iPad o una tableta
Android, algo que se debe en gran medida a la enorme colección de drivers que
existen para este sistema operativo, lo que resulta fundamental para realizar
tareas bastante básicas. Descargar por ejemplo unas fotos desde una cámara para
guardarlas en un disco duro e imprimirlas en una impresora doméstica es una
labor tan elegante como lenta si usamos un iPad o una tableta Android, pues nos
veremos casi forzosamente obligados a recurrir a dispositivos externos con
wifi, algo que resulta exasperante cuando trabajamos con archivos de cierto
tamaño.
Otra virtud que también se apuntan las tabletas
con Windows frente a las de la competencia es que tenemos un control mucho
mayor sobre las aplicaciones que instalamos, entre otras cosas porque no
dependemos forzosamente de lo que nos ofrece la tienda de aplicaciones del
sistema.
En Android también podemos hacer esto, pero
resulta mucho más inseguro, sobre todo porque para el viejo y siempre amenazado
Windows existe una abundante colección de software de seguridad. Además,
podemos desinstalar prácticamente cualquier aplicación que venga por defecto
con el sistema, incluso Internet Explorer. Resulta paradójico que el sistema operativo
propietario por antonomasia le haya ganado esta batalla a Android, en cuyas
entrañas late Linux.
Todo esto está choca con la falta de
convencimiento que demuestra con frecuencia Microsoft en las tabletas. Un buen
ejemplo es que intentar algo tan básico como instalar una aplicación que nos
informe del nivel de batería de nuestro dispositivo resulta una auténtica
odisea. Así que veremos si de una vez por todas Windows 10 se convierte en un
sistema que merece la pena usar poniendo nuestros dedos sobre una pantalla. La
sombra del vetusto Windows XP tablet PC edition de momento es alargada.
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