Los números del amor on line
INFOnews - lunes, 23 de febrero de 2015
La tecnología lo cambió casi todo y el modo de
relacionarnos fue uno de los primeros aspectos en los que hay un antes y un
después de internet.
Quedaron casi obsoletos los encuentros en bares
y discotecas con el fin de “conocer a alguien” y poco a poco le está pasando lo
mismo a algunas páginas y aplicaciones.
A mediados de los noventa, Meetic irrumpió en
el mundo de los solos y solas pero ahora llegó el momento de pasar a una fase
mucho más avanzada, donde los patrones de conocimiento y comportamiento del
usuario marcan la diferencia.
El negocio de las “cibercitas” mueve anualmente
más de 1.200 millones de dólares sólo en Estados Unidos y se mantiene en la
capacidad de conocer gente sin dar muchas vueltas. Las estadísticas dicen que
recién en el tercer o cuarto intento se da con la persona adecuada para
entablar una relación duradera y es así como las aplicaciones ganan dinero. En
la dinámica prueba-error son cada vez más los usuarios que pagan por acceder a
perfiles más afines o contar con un mejor posicionamiento en la página.
Match lidera el mercado estadounidense con unos
ingresos de 605 millones de dólares. Eharmony, segunda en el top ten, se quedó
con unos 310 millones de dólares, solo en 2013. Le sigue Zoosk, con 114
millones de dólares pretende salir a bolsa el próximo año. Según el instituto
Pew, el 11% de los estadounidenses que se declaran solteros usan estos
servicios.
Por su parte Tinder generó polémica por su
pragmatismo. Solo hay que conectarlo a Facebook para ir pasando perfiles de
personas cercanas como si fueran figuritas: “me gusta”, “no me gusta”. En la
parte superior reservan un mínimo espacio para comprobar si se tiene algún
amigo en común o una afición afín. Por ahora es gratis, importa más la
capacidad para conseguir usuarios que hacer caja. De todos modos, encontraron
una fórmula para facturar que pronto pondrán en práctica: pagar por volver a
valorar a alguien. Asumen que la decisión puede depender de un momento de ánimo
concreto, pero que todo el mundo merece una segunda oportunidad.
En esta misma línea, LinkedUp, que replica la
dinámica de Tinder pero a partir de los datos compartidos en LinkedIn, lo que
le suma el factor profesional como un ingrediente más a la hora de buscar una
potencial pareja.
Convertir a los usuarios en cobayas es una
constante del medio. Primero lo hizo Facebook, después Ok Cupid. En ambos casos, una cláusula en los términos
de uso les permite este tipo de pruebas pero, ¿es lícito cuando se paga por un
servicio?. Christian Rudder, fundador de OK Cupid, les resta importancia: “Si
usas Internet estás sujeto a cientos de experimentos cada cierto tiempo. Así es
como funciona”.
Al 15 de enero decidieron convertirlo en “el
día de las citas a ciegas”, que se traduce en la eliminación de las fotos. Los
resultados fueron sorprendentes: la respuesta al primer mensaje entre dos
desconocidos fue un 44% más frecuente, las conversaciones fueron más largas e
intercambiaron antes su email y número de teléfono. En resumen, funciona mejor.
La genética será la siguiente frontera en este
campo. Singld, creado recientemente con 900.000 dólares de inversión apuesta
por ello. El alta se hace en el mundo analógico y tras recibir un kit para
tomar muestras de ADN, se envía a sus laboratorios. A partir de ahí comienza la
travesía. Si el amor es cuestión de química, el tiempo tendría que darles la
razón.
La foto de perfil, la primera impresión si se
piensa detenidamente, es el primer paso para comenzar la inquietante búsqueda.
La elección puede decir de cada uno más de lo que se cree.
Algunas claves para ganar visibilidad son mirar
de frente a la cámara, sonreír mostrando los dientes, evitar los selfies y nada
de aparecer sin camisa, ellos, o presumiendo de escote, ellas.
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