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viernes, 27 de febrero de 2015

negocio

El negocio del deporte en el que Argentina es el mejor


BBC Mundo - ‎viernes‎, ‎27‎ de ‎febrero‎ de ‎2015
Son los más codiciados y por su indudable calidad son llamados, en tono de admiración, "mercenarios".

Estos "asesinos a sueldo" son contratados por los mejores clubs de polo en Europa y Estados Unidos en el verano del hemisferio norte, pero regresan a Argentina para participar en la temporada que se disputa entre septiembre y diciembre en la primavera del hemisferio sur.

Sus servicios son altamente pretendidos ya que en polo Argentina es simplemente la mejor del mundo.

Nueve de los 10 jugadores que encabezan la clasificación mundial son argentinos, lo mismo que 15 de los mejores 20.

La razón es la existencia de una cultura muy arraigada del polo en el país, que se refleja tanto en la parte deportiva como comercial.

"Las condiciones naturales de la tierra hace que la cría de caballos de polo sea fácil", dijo Bill Buchanan, director de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo.

"Nuestra Pampa es un territorio ideal para el polo".

Hecho en Argentina

Mientras que en otros países como Reino Unido el polo está reservado para una élite, en Argentina su alcance es más popular.
El exfutbolista Gabriel Batistuta (número 1) cambió el balón por un mazo cuando se retiró del fútbol.
Los principales partidos pueden atraer una multitud de 30.000 personas y son transmitidos en vivo por televisión.

Hay más de 3.000 jugadores de polo registrados a nivel nacional, más que en ningún otro país.

A diferencia de deportes como el fútbol o rugby, que están vinculados con organizaciones multinacionales, la mayoría de los negocios que impulsan el polo en Argentina son pequeña firmas, que en general son familiares.

Estas pequeñas compañía abarcan todos los aspectos relacionados con el polo, desde la cría de caballos hasta el entrenamiento de los jugadores y la elaboración de los mazos.

En la Pampa

El polo fue adoptado con entusiasmo por los argentinos desde que se comenzó a jugar hacia finales del siglo XIX.
El caballo de polo argentino es muy codiciado en el mundo, hasta el punto que sólo el establo La Superba vende entre 20 y 30 caballos al año.
Su popularidad fue creciendo y el juego fue evolucionando hasta hacerlo más "criollo".

Fue así que se buscó crear al mejor caballo para el deporte con un cruce entre el caballo nativo de Argentina, reconocido por su resistencia, con el purasangre inglés, veloz y con gracia.

Uno de los principales establos del país es La Superba, que se encuentra cerca de la ciudad de Luján, a unos 70 kilómetros al oeste de Buenos Aires.

Tanto La Superba, que lleva seis años criando, domando y comercializando caballos, como otras cuadras están usando cada vez más el trasplante de embrión.

La razón es para permitir que las mejores yeguas puedan seguir jugando a polo sin tener que pasar todo el proceso del embarazo.

Los caballos más famosos también están comenzando a ser clonados.

"La tecnología ha avanzado mucho en este negocio, pero la cría y el entrenamiento de un caballo de polo sigue siendo una cuestión de tradición"; explicó Fernando Monteverde, cofundador de La Superba.

Monteverde señala que, dependiendo de la habilidad del animal, el precio de un caballo puede oscilar entre los US$5.000 y los US$200.000.

Toque personalizado

Si uno compra un caballo, también necesita de un mazo para jugar.
Los mazos son hechos a mano.
Héctor Zappala lleva produciendo estos mazos a mano desde hace 33 años en una pequeña fábrica en Buenos Aires.

Cada año viaja tres o cuatro veces a Indonesia para seleccionar las cañas que utilizará para hacer los mazos, que son producidos con la madera de los juncos y el árbol Tipuana.

"Escojo la cañas una por una", dice el artesano de 59 años. "Me muestran unas 20.000 y traigo alrededor de 3.000 a Argentina".

Casa Zappala e Hijos emplea a 14 personas y fabrica 10.000 mazos de polo al año, con precios que varían entre US$80 y US$120.

"Puedo hacer un millón de mazos, pero no hay dos exactamente iguales", aseguró Zappala.

Desde niños

Muchas personas podrían quedar cautivadas cuando observan un partido de polo en vivo y tal vez se planteen la posibilidad de comenzar a jugarlo, pero como aclara Leonardo Rossolini, quien fue jugador profesional, las opciones de que puedan domar el juego son mínimas.
Los mejores jugadores comienzan a montar desde que tienen seis o siete años.
"Los buenos jugadores generalmente comienzan en este deporte cuando tiene alrededor de seis o siete años", dijo Rossolini, quien dirige la escuela de Palo Alto Polo en las afueras de Buenos Aires.

Los jugadores de polo se clasifican de acuerdo a su hándicap, comenzando en el -2 para los novatos hasta subir al 10, que sólo alcanzan los mejores jugadores.


La escuela atrae jugadores de todas partes del mundo, teniendo una asistencia permanente de unos 30 estudiantes de todas las edades y habilidades, algunos de los cuales aspiran a convertirse en los "mercenarios" del futuro.

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