Usted sabe leer el futuro
El País - lunes, 16 de febrero de 2015
Quien nunca haya tenido un presentimiento o una
corazonada, que dé un paso al frente. La intuición es algo que, lo creamos o
no, existe. Y no es nada nuevo ni tiene que ver con lo que sucedía en la famosa
película El Sexto Sentido (por cierto: ¿hay todavía alguien que no conozca el
final?).
Grandes filósofos clásicos la tuvieron muy en
cuenta: Aristóteles habló de ella como "un conocimiento que comprende las
definiciones sin necesidad de demostración”. Aunque tal vez sea Descartes quien
aportó la definición más concisa y, si se quiere, poética: “La intuición no
dudosa pertenece a una mente pura y alerta”.
Si bien lo de pura podemos dejarlo a un lado
(para evitar malentendidos), una mente alerta nos permite ser conscientes de
aspectos que, de otra manera, se nos pasarían. No hay que preocuparse: el
inconsciente los tiene en cuenta. Cuentos de hadas aparte, está claro que
cuando estamos muy interesados en algo, nuestro inconsciente capta todas las
señales externas relacionadas con el tema
La experta Vanessa Mielczarek, autora del libro
Inteligencia Intuitiva (Ed. Kairós), afirma que la intuición funciona y pone
ejemplos explicativos. Vamos con uno: una mujer monta en el metro para acudir a
un trabajo que no le satisface. Durante el trayecto, se fija en que las dos
personas que están sentadas frente a ella van leyendo libros de la misma
editorial.
Siendo una apasionada del mundo literario,
decide consultar la web… y encuentra una oferta de trabajo que coincide con su
perfil. Tras acudir a la entrevista, el puesto es suyo. Cuentos de hadas
aparte, está claro que cuando estamos muy interesados en algo, nuestro
inconsciente capta todas las señales externas relacionadas con el tema y nos
las envía en forma de “presentimientos” o “corazonadas”.
Un estudio reciente, publicado en la revista
Psychological Science, concluye: "Confía en tu intuición, pero solo a
veces". Los investigadores relacionaban estos impulsos de decisión con
reacciones físicas, como los latidos del corazón o el sudor, y afirmaban: "Lo
que ocurre en nuestros cuerpos influye en lo que sucede en la mente.
Deberíamos tener cuidado con estos instintos
que nacen del estómago, ya que a veces ayudan, pero otras entorpecen la toma de
decisiones". Entonces, ¿qué hago? ¿Obedezco a los latidos acelerados del
corazón? La clave reside en distinguir el deseo de las señales de alerta.
Casualidad o mensaje
“Permite que la intuición forme parte de tu
vida y empezarás a ver guiños y señales reveladores”. Estas palabras de
Mielczarek pueden ser el punto de partida para nuestro entrenamiento. El primer
paso es tener en cuenta los avisos que nos proporciona nuestro inconsciente,
por extraños o ridículos que nos parezcan. Lo que le sucede a la mujer del
metro es algo conocido como “sincronicidad”, un término creado por el
psiquiatra C. G. Jung para establecer la conexión entre situaciones reales que
se enlazan de manera causal (sin la relación clásica de causa-efecto).
Si nos mantenemos atentos a lo que sucede a
nuestro alrededor, no nos será difícil percibir todas las señales importantes
que nos ayudarán a tomar decisiones correctas
Es cierto que las personas más intuitivas
suelen ser también muy observadoras. Si nos mantenemos atentos a lo que sucede
a nuestro alrededor, no nos será difícil percibir todas las señales importantes
que nos ayudarán a tomar decisiones correctas. Pero antes de hacer caso a lo
que nos sugiere el inconsciente, hay que saber distinguir lo que realmente
forma parte de la intuición.
La confusión se puede presentar en forma de
tres figuras básicas. La primera es la expresión de un deseo: sucede cuando
anhelamos algo tanto que tendemos a ver a nuestro alrededor señales que indican
que se va a cumplir. En segundo lugar, está la expresión de las fantasías, lo
que se conoce como “soñar despierto”. En estos casos, la información no se
recibe, sino que se concibe como proyección de nuestros deseos.
Por último, tenemos la expresión de una
compulsión: a veces nos sentimos obligados a hacer ciertas cosas, porque en
caso contrario nos sentiremos culpables y angustiados. Así, tenderemos a ver
señales a nuestro alrededor que nos indican que, efectivamente, debemos
emprender la tarea. En estas tres ocasiones, no hablamos de intuición, sino de
deseo.
Ejercicios para aumentar la intuición
* Haga meditación y yoga. Ayudará a que su
cuerpo y mente se relajen, abriéndose hacia el exterior y aumentando la
percepción consciente.
* Conviértase en un observador. Intente
percibir todo lo que le rodea a través de los cinco sentidos. Practique con la
gente que ve a su alrededor, intentando analizar cómo son sus vidas. Es un
entrenamiento espléndido para desarrollar la capacidad analítica.
* Cuando mantenga una conversación, no esté
pendiente de lo que va a responder. En su lugar, escuche a su interlocutor al
100%. Obtendrá mucha más información.
* Si tiene algún presentimiento o sensación con
respecto a otra persona, no lo deje de lado. La comunicación no verbal manda
mensajes reales. El presentimiento sería la forma en la que el inconsciente nos
transmite la presencia de esos mensajes.
* Cuando tenga una corazonada, pregúntate qué
puede significar, qué necesita saber sobre ella, cuál puede ser el mensaje que
busca la mente y qué significado puede tener la coincidencia. Le sorprenderá el
aprendizaje.
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