Los millonarios huyen de Brasil
El Confidencial - martes, 24 de febrero
de 2015
Todo comenzó tras la contienda electoral del
pasado año. Fue entonces cuando Lacaz Martins, Pereira Neto, Gurevich &
Schoueri, un importante bufete de abogados con sede en São Paulo, Río de
Janeiro y Brasilia, se especializó en atender la creciente demanda de
información legal y fiscal de los millonarios brasileños, que barajan huir del
país por miedo a la recesión o a algo incluso peor.
En una línea parecida trabaja LCR Capital
Partners, una empresa de Westport con presencia en Miami, Pekín y São Paulo,
que se dedica a orientar a aquellos ricos que se preparan para dar el salto a
Estados Unidos con todo su dinero a cuestas. Su área de trabajo se centra en el
EC-5, la legislación estadounidense que fomenta la inversión extranjera en
infraestructuras a cambio de la preciada Greencard (el permiso de residencia
permanente en EEUU) para toda la familia.
La pregunta del millón es: ¿cómo me llevo mi
fortuna de aquí sin que el fisco me cruja? Los ricos de Brasil se preparan
contra reloj para huir a tiempo antes de que se produzca la temida debacle
económica que muchos analistas vaticinan. No existen datos oficiales, pero los
millonarios a la fuga son legión. Según el abogado Ricardo Lacaz, la mayoría
son antiguos empresarios con fortunas monetizadas a través de la venta de
grandes propiedades durante el reciente movimiento de compraventa, que él
define como “evento de liquidez”. En el grupo de los más interesados también se
incluyen varios herederos de renombre. Su bufete estima que estos millonarios
suman entre todos un patrimonio superior a los 100 millones de reales (38
millones de euros).
Sin embargo, no sólo las grandes fortunas se
preparan para abandonar un barco que, según ellos, estaría a punto de hundirse.
Hace meses que se vienen gestando movimientos centrípetos en las altas y
medianas esferas de la sociedad. Desde las elecciones presidenciales, en
octubre del año pasado, el grito de “Me voy de aquí” resuena alto y claro,
tanto en las redes sociales como en las conversaciones entre amigos. No hay que
olvidar que Dilma Rousseff es la presidenta elegida con el menor porcentaje de
votos en la historia de Brasil, es decir, que la mitad del país no se siente
representada por la mandataria.
Entre la primera y la segunda vuelta, decenas
de personas –todas de clase media y alta– amenazaban con abandonar Brasil si
Dilma era reelegida. “Aquí ya no se puede vivir. Estoy como loca por irme de
nuevo”, decía a este diario Luisa, esposa de un alto ejecutivo de una empresa
brasileña que vive en un condominio residencial del Río de Janeiro acaudalado.
Luisa pasó unos años en Madrid con su marido por cuestiones de trabajo, antes
de volver a Brasil. “No sabes cómo lo echo de menos. La seguridad, los
servicios, la calidad de vida. Con la crisis y todo, en Madrid se sigue estando
mucho mejor que aquí”, asegura.
Éxodo masivo a Miami y Florida
A principios de febrero, el prestigioso
periódico económico The Wall Street Journal publicaba un reportaje sobre el
éxodo masivo de los brasileños ricos a Miami y Florida. Según la publicación,
las razones que empujan a empresarios y altos directivos a buscar cobijo en los
Estados Unidos son básicamente dos: la economía, que el diario define como
“moribunda”, y los elevados índices de criminalidad. Una abogada de Miami
asegura en este reportaje que el número de llamadas de brasileños que solicitan
información sobre visados, compra de pisos o apertura de negocios en EEUU ha
crecido diez veces desde la reelección de Dilma.
En la actualidad, cerca de un tercio de los
tres millones de brasileños que viven fuera del país están en Estados Unidos.
Sin embargo, el perfil del brasileño que decide emigrar es muy diferente hoy
del que hubo en otros momentos de éxodo, como en los años 80 y 90, cuando el
desempleo y la inflación, que llegó a superar el 2.750%, empujaron a los
ciudadanos más pobres, y a los más castigados por el corralito del expresidente
Collor de Mello, a buscarse la vida fuera del país.
Hoy, además de las grandes riquezas y de los
empresarios, son los intelectuales y los creativos de clase media los que
suspiran por Europa. Para ellos, el Viejo Continente sigue siendo la cuna de la
cultura y los valores cívicos. Es el caso de Isabel, una guionista que estudió
cine en Madrid y ahora trabaja en Río de Janeiro. “Yo he puesto a la venta mi
apartamento de São Paulo, ahora que los precios todavía están por las nubes.
¿Quién va a querer vivir en una macrourbe de más de 12 millones de habitantes
sin agua?”, reflexiona, en referencia a la terrible crisis hídrica que castiga
Brasil y, especialmente, la región de São Paulo desde hace más de un año.
Isabel reconoce que, si consigue vender su vivienda, guardará el dinero y
esperará al curso de los acontecimientos. “De repente vuelvo a Madrid y me
compro un piso allí. Los precios están más bajos que aquí, por absurdo que
parezca”, añade.
Aunque la sequía que padece Brasil no es una
razón objetiva para dejar el país, es un tema que sí preocupa a los brasileños,
y más aun desde que han ido apareciendo en la prensa local varios estudios que
demuestran que la sequía era un problema anunciado y denunciado desde hace diez
años. Es decir, podría haberse gestionado de una forma más eficiente. La
progresiva devaluación del real con respecto al dólar y la inestabilidad
política son otros factores citados por los que protagonizan la nueva oleada
migratoria.
Sin duda, las elevadísimas tasas de
criminalidad representan una de las causas principales que empujan al exilio a
los brasileños. Los datos sugieren un repunte de entre un 20% y un 30% en los
robos y asaltos, aunque las muertes violentas siguen bajando. El año pasado,
Río de Janeiro batió un récord: 2014 fue el año en que más se invirtió en
seguridad ciudadana, entre otros motivos por el Mundial de Fútbol. La inversión
en este campo ha sido constante desde 2009, es decir, desde el inicio de la
pacificación de las favelas: en total, unos 7.800 millones de euros. Y a pesar
de ello, en 2014 se registraron 158.078 asaltos, frente a los 137.422 de 2007.
Por ejemplo, el número de casos de robo de móviles aumentó un 74,5% en
diciembre, en comparación con el mismo mes de 2013.
En São Paulo, la capital económica de Brasil,
los robos también aumentaron un 26,5%. El año pasado se registraron 160.103
casos, frente a los 126.526 de 2013. Teniendo en cuenta que São Paulo tiene del
doble de la población de Río de Janeiro, parece obvio que la Cidade Maravilhosa
no es tan maravillosa como parece. “¿De verdad te planteas quedarte en Brasil,
con tanta inseguridad ciudadana, sin un sistema sanitario en condiciones, con
la inflación disparada y una crisis en ciernes?”, me pregunta Isabel.
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