La paz hipócrita: todos se preparan para pelear
Forbes -
miércoles, 18 de febrero de 2015
El mundo vive con la doble cara de potencias
rivales que “por si acaso”, se están armando hasta los dientes.
Hace justo una semana en este espacio le dimos
cuenta del mensaje que envió el gobierno del presidente ruso Vladimir Putin: si
Estados Unidos enviaba armas al ejército ucraniano, lo consideraría una
declaración de guerra y se reservaría el derecho de contraatacarlo a él y sus
aliados en otros frentes. Quienes saben leer estos códigos saben que la amenaza
no es ninguna broma ni una filtración. No por casualidad fue el periódico The
Moscow Times, el encargado de difundirlo en inglés.
En ese contexto, la semana pasada se firmó
también –por segunda ocasión– un acuerdo de cese al fuego en Minsk, la capital
bielorrusa, que entraría en vigor el primer segundo del domingo. La notable
fragilidad de la tregua era evidente y hasta el momento, ha sido un rotundo
fracaso: según reportes oficiales, las dos partes en conflicto no han dejado de
combatir en buena parte del territorio en disputa.
Como suele ocurrir, hay quienes subestiman la
gravedad de lo que está no solo en Europa oriental, sino en Medio Oriente y
Asia. Pero la realidad es innegable: Occidente y Oriente se están preparando
para pelear. Si estallará o no una conflagración internacional está por verse.
El punto en todo caso es que donde aún la hay, lo que existe es una paz
hipócrita.
En el Este ucranio, el ejército de ese país
comenzó a rendirse hoy en la estratégica ciudad de Debáltsevo –eje de
comunicaciones entre Donetsk y Lugansk, ante el asedio de los rebeldes. Kiev ha
dicho que se trató de una “retirada” bien planeada pero lo cierto, es que
fueron derrotados y masacrados.
Las acusaciones se cruzan otra vez. El
vicepresidente estadounidense Joe Biden y el presidente ucranio Petro
Poroshenko, acordaron vía telefónica que “si Rusia continua violando los
acuerdos de Minsk, incluido el más reciente firmado el 12 de febrero, los
costes para Rusia crecerán”. Atrás quedó entonces la supuesta eventual
“reducción” de las sanciones contra Moscú, pues para Washington, los rusos ya
incumplieron el convenio de cese al fuego.
Del otro lado, es muy delicado que, como
reporta Zerohedge, ahora no sea un mensaje encubierto, sino una declaración del
presidente Putin, la que señale “armas estadounidenses ya están siendo
suministradas a Ucrania”. Putin no ha ofrecido pruebas, pero su simple dicho
debe preocupar pues nos pone a pensar: ¿habrá represalias contra aliados
americanos en otros frentes como antes amenazaron? Como sea, Putin también ha
dicho que está “más optimista que pesimista” respecto a Ucrania. Sin embargo,
una vez que tropas afines a Moscú han tomado control pleno del Este, puede
usted apostar a que bajo ninguna circunstancia querrán volver a estar bajo la
jurisdicción de Kiev. En otras palabras, es cada vez más probable que siguiendo
el camino de Crimea, organicen un referéndum para formalizar su separación de
Ucrania.
Al ultranacionalista presidente ucranio esto le
debería ya quedar claro: nunca más tendrá soberanía sobre los territorios
perdidos. Así que mantener las hostilidades con apoyo americano solo le
significará un aumento de costos con ningún beneficio.
En otro frente, ayer el Wall Street Journal
reveló que la Casa Blanca ha decidido equipar a rebeldes sirios “moderados” con
camionetas armadas con ametralladoras, GPS y radios ¡para pedir apoyo aéreo de
bombarderos americanos B-1B! Es obvio que en última instancia se trata de una
estrategia más para atacar a las tropas de Bashar al-Assad, presidente de Siria
y aliado de Rusia. Cabe recordar que la caída de Assad es fundamental para los
planes de Qatar de instalar un oleoducto en subsuelo sirio, que afectaría
intereses rusos. Así que no espere que Putin se quede cruzado de brazos viendo
cómo Washington arma rebeldes “moderados” en un momento en que se supone, lo
que quiere es combatir al Estado Islámico. Una nueva fachada.
En el lejano Oriente, el primer ministro
japonés Shinzo Abe, ya toma previsiones ante un posible conflicto militar.
Seguro esto tiene que ver con los desencuentros territoriales que Japón ha
tenido con China, un viejo enemigo. Aunque por décadas la constitución japonesa
prohibía movilizar tropas excepto para su legítima defensa, el año pasado el
gabinete de Abe aprobó la exportación de equipo militar. Asimismo, llevó a cabo
una revisión legal que concluyó que Japón, tiene derecho a desplegar su poderío
militar en el extranjero para “proteger a sus ciudadanos” y “aliados bajo
ataque”. La Dieta Nacional japonesa debatirá en abril un paquete de medidas
propuestas por el gobierno para que sus fuerzas armadas puedan desplegarse en
el extranjero. El Ministerio de Defensa del país nipón ha dicho que consideran
ampliar sus patrullajes sobre el Mar de la China Meridional. No es casual
entonces que en enero el presupuesto japonés de Defensa aprobado haya sido
histórico.
El mundo pues, vive con la doble cara de
potencias rivales que “por si acaso”, se están armando hasta los dientes.
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