La corrupción en las empresas debe combatirse
día a día
El Cronista Comercial - febrero de 2015
HSBC sin duda esperaba tener un mejor comienzo
de su 150º aniversario que escuchar a su presidente ejecutivo, Stuart Gulliver,
calificando el comportamiento de la compañía como "vergonzoso".
La confesión fue particularmente dolorosa dado
que el mal comportamiento –un escándalo de evasión fiscal en la banca privada
suiza de HSBC– tuvo lugar en gran parte bajo la dirección de Stephen Green,
ahora Lord Green, un párroco de la iglesia anglicana y autor del libro titulado
Good Value: Reflections on Money, Morality and an Uncertain World (Buen Valor:
Reflexiones acerca del Dinero, la Moralidad y un Mundo Incierto).
HSBC no es la única compañía que trata de
proyectar la imagen de entidad responsable, y después se ve salpicada por el
mal comportamiento de algunos empleados.
Hubo un escándalo por sobornos en
GlaxoSmithKline en China, lo que obligó a la empresa a pedir disculpas a
"los pacientes, médicos y hospitales chinos, al gobierno chino y al pueblo
chino". Y la participación de varios bancos en casos donde se manipulaban
tipos de cambio y la tasa Libor.
¿Por qué las empresas destinan tanto tiempo y
dinero a prometer que son buenos y después hacen cosas malas? ¿Se debe a que
esas promesas son pura hipocresía? No. Muchos, quizá la mayoría, de los líderes
se comprometen en serio. Sólo un pequeño número de firmas, como la de Bernard
Madoff, están totalmente podridas en la cima.
No existe una sola razón por la que las
empresas que emplean muchas personas decentes deberían caer en desgracia. Pero,
observando los escándalos corporativos en los últimos años, he notado algunos
patrones.
Un tema central es la cultura empresaria. Son
pocas las compañías, particularmente las globales, que tienen una única
cultura. Hay departamentos, filiales y ciertos puestos de trabajo en la misma
empresa que tienen sus propias microculturas. Eso puede deberse a que la
empresa compró otra más chica. HSBC dijo que eso aplicaba a su unidad de banca
privada suiza, la cual "no estaba plenamente integrada en HSBC, lo cual
permitió que persistieran diferentes culturas y normas".
Incluso en algunos sectores de larga data de la
empresa, algunos empleados tienen más en común con los que realizan un trabajo
similar en otras empresas que con otros colegas en sus propias organizaciones.
Eso era evidente en los escándalos de Libor y
de las divisas. En una serie de mensajes entre tres corredores bursátiles de
Citigroup, JPMorgan y UBS que hablaban de la posibilidad de invitar a un cuarto
a su sala de chat, uno de ellos dijo: "¿Va a protegernos como nos
protegemos mutuamente de nuestras propias oficinas?"
En este caso, los corredores sabían claramente
que lo que estaban haciendo estaba mal. En muchos otros, los involucrados se
convencen a sí mismos de que no es así, incluso cuando, como en la entidad de
banca privada suiza de HSBC, estaban dándoles a los clientes
"ladrillos" de billetes y ayudándolos a crear sociedades
"offshore" para ocultar su riqueza.
Al ofrecer explicaciones, HSBC aseguró que la
banca privada suiza pensaba que es responsabilidad de los clientes declarar sus
bienes, y que no era responsabilidad del banco dudar de ellos. La implicación
es clara: cualquier banco que no se acomodara a estos clientes los hubiera
perdido.
Como afirmó Warren Buffett en un mensaje de
2006 a los directivos: "Las tres palabras más peligrosas en los negocios
bien pueden ser "Todos lo hacen." Ésa es la razón por la que la gente
a menudo paga sobornos. Todo el mundo en ese mercado lo hace; si no, no haces
negocio.
Si los de arriba se enteran de las prácticas
dudosas, hay una serie de razones por las que pueden optar por ignorarlas:
lleva tanto tiempo así que debe estar bien; o un gerente anterior estuvo de
acuerdo y obviamente debió tener una buena razón; o desentrañarlo
desencadenaría una reacción que echaría a perder todo el negocio.
Cuando la corrupción sale a la luz, daña el
negocio entero de todas maneras, y se suma la culpa de que los de arriba
deberían haber actuado antes.
¿Qué deben hacer los líderes de empresas? Las
líneas de asistencia ética pueden ayudar, pero cualquiera que haya hablado con
un denunciante sabe bien que abrir la boca a menudo puede destruir tu vida.
Dicen que la filosofía de las compañías viene
desde arriba, pero muchos empleados les prestan poca atención a los de arriba,
sobre todo cuando hay muchos mensajes más interesantes en sus bandejas de
entrada o en los medios sociales.
La pregunta de Gulliver "¿Cómo puedo saber
lo que hacen los 257,000 empleados?" suena como el gemido de un hombre
bajo presión, pero tiene razón.
La única defensa contra la corrupción es
visitar y explorar constantemente, excavando y repitiendo sin cesar la
importancia de no dañar la reputación de la compañía. Es una batalla que los
directivos deben librar todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario